Realidad Y Juego
Enviado por Parisk13 • 20 de Noviembre de 2013 • 15.185 Palabras (61 Páginas) • 388 Visitas
REALIDAD Y JUEGO
D.W. Winnicott
I
OBJETOS TRANSICIONALES Y FENÓMENOS TRANSICIONALES.
En este capítulo ofrezco mi primera hipótesis, tal como la formulé en 1951, y luego sigo con dos ejemplos clínicos.
I. MI PRIMERA HIPÓTESIS.
Es bien sabido que los recién nacidos tienden a usar el puño, los dedos, los pulgares, para estimular la zona erógena oral, para satisfacer los instintos en esa zona y, además, para una tranquila unión. También se sabe que al cabo de unos meses los bebés encuentran placer en jugar con muñecas, y que la mayoría de las madres les ofrecen algún objeto especial y esperan, por decirlo así, que se aficionen a ellos.
Existe una relación entre estos dos grupos de fenómenos, separados por un intervalo de tiempo, y el estudio del paso del primero al segundo puede resultar de provecho y utilizar importantes materiales clínicos que en cierta medida han sido dejados a un lado.
LA PRIMERA POSESIÓN.
Quienes se encuentran en estrecho contacto con los intereses y problemas de las madres tendrán ya conocimiento de las riquísimas pautas que exhiben los bebés en su uso de su primera posesión de "no-yo". Gracias a que las exhiben, es posible someterlas a observación directa.
Se advierte una amplia variación en la secuencia de hechos que empieza con las primeras actividades de introducción del puño en la boca por el recién nacido, y que a la larga lleva al apego a un osito, una muñeca o un juguete, blando o duro. Resulta claro que aquí hay algo importante, aparte de la excitación y satisfacción oral, aunque estas puedan ser la base de todo lo demás. Se pueden estudiar muchas otras cosas de importancia, entre ellas:
1. La naturaleza del objeto.
2. La capacidad del niño para reconocer el objeto como un "no-yo".
3. La ubicación del objeto: afuera, adentro, en el límite.
4. La capacidad del niño para crear, idear, imaginar, producir, originar un objeto.
5. La iniciación de un tipo afectuoso de relación de objeto.
Introduzco los términos "objetos transicionales" y "fenómenos transicionales" para designar la zona intermedia de experiencia, entre el pulgar y el osito, entre el erotismo oral y la verdadera relación de objeto, entre la actividad creadora primaria y la proyección de lo que ya se ha introyectado, entre el desconocimiento primario de la deuda y el reconocimiento de ésta ("Dí-ta ").
Mediante esta definición, el parloteo del bebé y la manera en que un niño mayor repite un repertorio de canciones y melodías mientras se prepara para dormir se ubican en la zona intermedia, como fenómenos transicionales, junto con el uso que se hace de objetos que no forman parte del cuerpo del niño aunque todavía no se los reconozca del todo como pertenecientes a la realidad exterior.
Lo inadecuado de la formulación habitual de la naturaleza humana.
En general se reconoce que una exposición de la naturaleza humana en términos de relaciones interpersonales no resulta suficiente, ni siquiera cuando se tienen en cuenta la elaboración imaginativa de la función y el total de la fantasía, tanto consciente como inconsciente. Hay otra manera de describir a las personas, que surge de las investigaciones de las dos últimas décadas. De cada individuo que ha llegado a ser una unidad, con una membrana limitante, y un exterior y un interior, puede decirse que posee una realidad interna, un mundo interior que puede ser rico o pobre, encontrarse en paz o en estado de guerra. Esto es una ayuda, ¿pero es suficiente?.
Yo afirmo que así como hace falta esta doble exposición, también es necesaria una triple: la tercera parte de la vida de un ser humano, una parte de la cual no podemos hacer caso omiso es una zona intermedia de experiencia a la cual contribuyen la realidad interior y la vida exterior. Se trata de una zona que no es objeto de desafío alguno, porque no se le presentan exigencias, salvo la de que exista como lugar de descanso para un individuo dedicado a la perpetua tarea humana de mantener separadas y a la vez interrelacionadas la realidad interna y la exterior.
Es habitual la referencia a la "prueba de la realidad", y se establece una clara distinción entre la apercepción y la percepción. Yo afirmo que existe un estado intermedio entre la incapacidad del bebé para reconocer y aceptar la realidad, y su creciente capacidad para ello. Estudio, pues, la sustancia de la ilusión, lo que se permite al niño y lo que en la vida adulta es inherente del arte y la religión, pero que se convierte en el sello de la locura cuando un adulto exige demasiado de la credulidad de los demás cuando los obliga a aceptar una ilusión que no les es propia. Podemos compartir un respeto por una experiencia ilusoria, y si queremos nos es posible reunirlas y formar un grupo sobre la base de la semejanza de nuestras experiencias ilusorias. Esta es una raíz natural del agrupamiento entre los seres humanos.
Espero que se entienda que no me refiero exactamente al osito del niño pequeño, ni al uso del puño por el bebé (pulgar, dedos). No estudio específicamente el primer objeto de las relaciones de objeto. Mi enfoque tiene que ver con la primera posesión, y con la zona intermedia entre lo subjetivo y lo que se percibe en forma objetiva.
Desarrollo de una pauta personal.
En la bibliografía psicoanalítica existen muchas referencias al avance desde la etapa de "la mano a la boca" hasta la de "la mano a los genitales", pero quizá las haya en menor medida en lo que respecta a los posteriores progresos en materia de manipulación de verdaderos objetos "no-yo". En el desarrollo de un niño pequeño aparece, tarde o temprano, una tendencia a entretejer en la trama personal objetos-distintos-que-yo. En cierta medida, estos objetos representan el pecho materno, pero lo que analizamos no es este punto en especial.
En el caso de algunos bebés. el pulgar se introduce en la boca mientras los demás dedos acarician el rostro mediante movimientos de pronación y supinación del antebrazo. La boca, entonces. se muestra activa en relación con el pulgar, pero no respecto de los dedos. Los que acarician el labio superior o alguna otra parte pueden o no llegar a ser más importantes que el pulgar introducido en la boca. Más aun, se puede encontrar esta actividad acariciadora por sí sola, sin la unión más directa de pulgar y boca.
En la experiencia corriente se da uno de los casos siguientes, que complican una experiencia autoerótica como la succión
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