Resumen 5 Cazadores De Microbios
Enviado por danielamelina • 4 de Junio de 2013 • 1.082 Palabras (5 Páginas) • 1.385 Visitas
Fue en la década de 1870 cuando Koch arrobó a los médicos alemanes con su
hermoso descubrimiento de las esporas del carbunco.
Por esa época, las maternidades de París eran unos verdaderos focos de infección. Pasteur fue químico experto en la fermentación del azúcar de remolacha; había enseñado a los vinicultores cómo evitar que sus vinos se
deterioraran, y de allí se había ocupado de la salvación de los gusanos de seda
enfermos; había emprendido la cruzada de «Mejor Cerveza para Francia. Pasteur soñaba con lograr descubrir que los microbios eran los causantes de la enfermedades que mataban a los seres humanos Pasteur admitió a tres muchachos en su laboratorio eran médicos estos le enseñaron a Pasteur muchas cosas sobre medicina él junto con sus ayudantes realizaron muchos experimentos un día en uno de ellos Pasteur pensó que si Si los inofensivos bacilos del aire exterminan dentro de un matraz a los bacilos
del carbunco, también lo harán dentro del cuerpo: ¡una especie de perro come perro!
—gritó Pasteur, y seguidamente puso a Roux y a Chamberland a trabajar en el
fantástico experimento de inyectar, primero, bacilos de carbunco a unos consejillos de
Indias y, en seguida, billones de microbios inofensivos, gérmenes benéficos que se
suponía cazarían y devorarían a los del carbunco, algo así como la mangosta que
mata a las cobras. Y él pensó que tal vez este sería el modo de curar las enfermedades Poco después la Academia de Ciencias lo comisionó para hacer un viaje curioso, y,
estando en esto, tropezó con el hecho que le proporcionaría la primera clave para
encontrar una manera acertada y memorable de convertir los microbios mortíferos en
benéficos. Entonces Pasteur se encargo de investigar el método por el cual las vacas enfermas de carbunco descubierto por un veterinario, Louvrier, en el este de Francia. Pasteur dijo a Louvrier —Hagamos un experimento. Todas las vacas atacadas de carbunco no mueren:
algunas se ponen buenas ellas solas. No hay más que un medio, doctor Louvrier, de
saber si es o no su tratamiento el que las salva.
Trajeron cuatro vacas sanas, y Pasteur, en presencia de Louvrier y de una
solemne Comisión de ganaderos, inyectó en la paletilla a los cuatro animales sendas
dosis de microbios virulentos de carbunco, en cantidad tal, que serían seguramente
capaces de matar una oveja y los suficientemente elevadas para destruir unas
cuantas docenas de conejillos de Indias. Cuando, al día siguiente, volvieron Pasteur,
la Comisión y Louvrier, todas las vacas presentaban grandes hinchazones en las
paletillas, tenían fiebre y respiraban fatigosamente, siendo evidente que se
encontraban en bastante mal estado. —Bueno, doctor— dijo Pasteur. De estas vacas enfermas, elija usted dos, que
vamos a llamar la A y la B; aplíqueles usted su nuevo tratamiento, y vamos a dejar
las otras dos, la C y la D, sin ningún tratamiento curativo.
Y Louvrier se ensañó con las pobres vacas A y B. El resultado fue un terrible
descalabro para el que pretendía sinceramente ser curandero de vacas, porque una de
las sometidas a tratamiento se mejoró, pero la otra murió, y, una de las que no había
sido tratadas también murió, pero la otra se puso buena.
—Aun este mismo experimento podía habernos engañado, doctor Louvrier —dijo
Pasteur— porque si hubiera usted sometido a tratamiento a las vacas A y D. en lugar
de las A y B, todos hubiéramos creído que realmente había usted descubierto un
remedio soberano contra el carbunco.
Quedaban disponibles dos vacas para ulteriores experimentos: animales
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