Resúmen Vernaux Parte 3
Enviado por Frank Caballero • 20 de Marzo de 2019 • Resumen • 4.335 Palabras (18 Páginas) • 124 Visitas
INTRODUCCIÓN
Habiendo tomado como doctrina epistemológica el realismo, la cuestión central de la crítica que nos compete es definir exactamente cuál es la objetividad del conocimiento. Pero debido a que según la ciencia esta objetividad varía (y como el único carácter común a todo conocimiento es tener un objeto), el verdadero problema consiste en definir la objetividad propia de los diversos modos de conocimiento.
Ya que la noción de objetividad es bastante oscura, para entender su sentido, plantearemos el problema del modo siguiente: dado que algo se nos aparece, se trata de saber qué es esas cosas (qué es lo que se nos aparece).
La cuestión que resolveremos será: ¿tiene el objeto una existencia real, en sí, fuera de nosotros o bien solamente una existencia ideal, en nosotros?
La objetividad del conocimiento es pues la relación de la representación con lo real, de suerte que el problema de la objetividad no es distinto, en el fondo, del problema de la verdad. El valor de la verdad depende de las funciones que les proporciona su objeto, ya que un juicio verdadero no es conforme a la realidad si no se funda sobre alguna intuición de lo real.
CAPÍTULO I : “LA SENSACIÓN”
La experiencia constituye la base el conocimiento, en el sentido que le proporciona su materia, su contenido, sus objetos. Sostendremos que es una intuición del o real, que nos da inmediatamente el ser concreto existente.
La cuestión es particularmente urgente para esta forma común y elemental de experiencia, que es la experiencia sensible. Solamente la inteligencia puede hacer la crítica del conocimiento sensible, ya que los sentidos no son capaces de reflexionar sobre sí mismos.
La cuestión que abordaremos será saber si podemos fiarnos de nuestros sentidos.
- La infalibilidad de los sentidos.
LOS SENTIDOS SON INFALIBLES EN EL CONOCIMIENTO DE SU OBJETO PROPIO. Vamos a delimitar la tesis (1), justificarla (2) y finalmente responder a las objeciones (3).
(1) La zona de infalibilidad de los sentidos es muy estrecha: no se extiende más allá de la sensación estrictamente considerada.
La sensación es EL ACTO POR EL QUE UN SENTIDO CONOCE SU OBJETO. Es pues, al objeto que debemos dirigir nuestra atención.
El objeto propio debe distinguirse del objeto accidental y del objeto común.
- El objeto por accidente es el que no es conocido por el sentido, sino que se añade a la sensación por alguna otra facultad (por los otros sentidos, por la imaginación y la memoria, por la inteligencia y la razón). Es el conjunto de interpretaciones que rodean a la sensación, que se le añaden, terminando por encubrirla. Por ejemplo: oír el ruido de un coche por la calle.
EL OBJETO POR ACCIDENTE DE UN SENTIDO NO ES PERCIBIDO POR ESTE SENTIDO
- El objeto común es percibido por el sentido. Pero no le es propio, puede ser percibido por los demás. Por ejemplo: el movimiento es percibido por la vista como un cambio de colores, por el oído como una sucesión de sonidos, etc.
EL OBJETO COMÚN ES PERCIBIDO POR CADA SENTIDO BAJO FORMA PARTICULAR, Y NO LO SERÍA SI EL SENTIDO O PERCIBIESE SU OBJETO PROPIO.
- EL OBJETO PROPIO DE UN SENTIDO ES EL QUE PUEDE SER PERCIBIDO POR ESTE SENTIDO Y NO LO PUEDE SER POR NINGÚN OTRO. El objeto propio es el objeto formal que define el sentido. Por ejemplo: la luna.
En resumen, el sentido puede recibir la impresión de las cosas por su objeto propio, su objeto por accidente y por su objeto accidental.
(2) Si los sentidos son infalibles, no es ciertamente respecto de sus objetos accidentales ni de sus objetos comunes.
a) Para el objeto accidental está muy claro, porque el sentido lo ignora pura y simplemente. No es un objeto del sentido, y por esta razón debería ser excluido de la clasificación.
b) Para el objeto común está menos claro, puesto que es percibido por el sentido. Pero es posible algún error, pues en la medida que el objeto común rebasa el propio, sale también de la zona de infalibilidad.
NATURALMENTE, no nos equivocamos siempre en estos objetos, pero el error es posible. Sin embargo, no lo es, si el juicio no rebasa el objeto propio del sentido.
c) Santo Tomás llega a incluir la infalibilidad en su definición del objeto propio. EL SENTIDO NO SE EQUIVOCA RESPECTO DE SU OBJETO PROPIO, SINO POR ACCIDENTE, ES DECIR, POR UNA CORRUPCIÓN O INDISPOSICIÓN DE SU ÓRGANO.
La infalibilidad de un sentido es evidente a priori, porque deriva de su naturaleza. Una facultad está por naturaleza ordenada al conocimiento de un cierto tipo de objeto. Y MIENTRAS QUE SU NATURALEZA PERMANECE ÍNTEGRA, MIENTTRAS NO LE IMPIDE ACTUAR UN OBSTÁCULO QUE LA VIOLENTE, ACTÚA SEGÚN LO QUE ES, ES DECIR, CONOCE SU OBJETO. Pretender que una facultad de conocimiento, íntegramente dispuesta, puede equivocarse sobre su objeto, es contradecirse, es negar que sea una facultad de conocimiento (una facultad se define por el objeto que es apta para conocer)
(3) Respecto de las excepciones a la regla, podemos decir que:
Como lo que impresiona a los sentidos no es siempre idéntico a lo que hay en la cosa, se sigue que los sentidos a veces nos muestran la cosa de un modo distinto a como es. En este caso nos equivocamos sobre la cosa, pero no sobre lo que percibimos.
No podemos entender los sentidos como fenómeno subjetivo del que tenemos consciencia, sino de la sensación en cuanto revelación de un objeto. Tampoco es concebible tomar la excepción como regla (la patología como lo normal, lo accidental como lo esencial).
No hay nunca error en los sentidos respecto de los objetos que los impresionan actualmente. O bien no funcionan, y entonces no hay error sino ignorancia, o bien funcionan y entonces hay sensación de este objeto, es decir, conocimiento verdadero.
- La realidad de lo sensible.
La realidad de lo sensible no puede ser demostrada – es evidente -; esta evidencia debe ser definida, defendida y explicada. No es posible demostrar la realidad de lo sensible, pero es completamente inútil, pues es evidente.
Esta evidencia no es de orden intelectual; por ejemplo, proposiciones como: “Esto es Blanco” “Lo que veo allí existe”, no son proposiciones per se nota (evidentes, claras), eso quiere decir que no basta conocer sus términos para percibir su verdad. La inteligencia en este caso queda insatisfecha y busca una demostración a falta de evidencias.
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