Robert Gober Wedding Gown
Enviado por postyeye • 26 de Diciembre de 2013 • 1.373 Palabras (6 Páginas) • 377 Visitas
A finales de la década de los ochenta el artista norteamericano Robert Gober, (Connecticut, 1954), presentaría en la galería Paula Cooper de Nueva York sendas estancias empapeladas. En una de ellas sobre un fondo amarillo pálido coloca a modo de retícula dos dibujos realizados de manera esquemática usando básicamente el negro y el azul claro representando por un lado la media figura de un hombre blanco apolíneo, durmiente, recostado boca abajo sobre su cama (imagen sacada de un anuncio de Bloomingdale’s, cadena de tiendas de ropa de lujo), y por otro un hombre negro ahorcado colgando de un árbol (perteneciente a un dibujo animado de los años veinte). En la habitación contigua presenta un papel pintado negro decorado con ilustraciones de penes, vaginas, anos y ombligos bocetados en trazo blanco e intercalados con conductos de desagüe situados a media altura. En ambas estancias dominando el espacio central Gober sitúa distintos objetos, en la primera habitación junto al papel amarillo pálido, un vestido de novia acompañado por unas bolsas de arena de gato dispuestas a lo largo de la pared, y en la segunda inmerso en la negrura de las paredes sobre un pedestal blanco una bolsa de papel rellena de donuts.
En un primer momento el efecto de papel pintado de la primera sala así como el traje de novia y las bolsas de arena para gatos no hacen sino remitirnos a una sensación de cotidianidad y de intimidad del hogar, de la misma manera que lo hace el panel negro de dibujos esbozados en blanco -aludiendo al típico mural de melamina que a modo de pizarra suele usarse en los hogares norteamericanos en las habitaciones juveniles- conjugado con la bolsa de rosquillas, comida usual en el hogar estadounidense. Por otro lado la disposición de los elementos, los objetos colocados en el centro de las salas, rodeados por los muros empapelados fomentan la sensación de instante congelado, de teatro inconsciente, pedazo del entramado cognitivo bien del individuo, bien de una construcción simbólica perteneciente a un grupo humano determinado, en este caso bien puede ser la de la familia de clase media americana católica y preeminentemente conservadora como en la que se crió el artista.
En esta última sala, y partiendo de esa rutina diaria de lo hogareño, se adenda a la diferencia sexual, la oposición entre lo femenino y lo masculino, y quizá también a cierta ambigüedad en esa oposición -no resuelta en lo cotidiano y familiar- expresada con la aparición no solo de los genitales de ambos géneros sino también de ombligos y anos comunes a los dos, mientras lo también cotidiano, los donuts, permanecen intemporales, quizá abocados a la putrefacción dentro de ese teatro, formando parte de él como una suerte de nexo al “hogar construido” en medio de la lucha de contrarios que se revuelve a su alrededor. Contrarios presentes también en la primera sala, donde el hombre blanco duerme junto al hombre negro ahorcado, remitiendo a otro gran trauma de la sociedad estadounidense, el del racismo, posicionándolo en la actualidad y en el interior del hogar, de lo cotidiano otra vez, lugar donde los problemas se vuelven muchas veces ajenos, donde se depuran en el constructo erigido en normalidad. Concepto éste de depuración muy presente en la obra de Gober -representado en la otra sala en los desagües insertados entre los dibujos del papel pintado de las paredes- cuyas recurrencias constantes a fregaderos y desagües explicaba, coincidiendo con los tiempos de aparición del SIDA cuando la enfermedad supuso un fuerte golpe en las luchas y reivindicaciones de los jóvenes homosexuales (uno de los principales grupos estigmatizados por la incomprensión hacia el síndrome), afirmando que aludían a una sensación de desamparo y de incertidumbre e identificándolos con el cuidado personal: “Que cada uno cuide de sí mismo, porque nadie se ocupará de los jóvenes gay”.
Dicho concepto de depuración es transmitido también por las bolsas de arena para gatos, complemento cotidiano en una casa familiar americana a la vez que sustrato para el proceso e invisibilidad del desperdicio, de lo “desechado”, así pues de lo olvidado,
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