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SURCO DE LETRAS


Enviado por   •  25 de Octubre de 2012  •  1.529 Palabras (7 Páginas)  •  513 Visitas

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ENTRE SURCOS Y LETRAS.

EDUCACIÓN PARA CAMPESINOS EN LOS AÑOS TREINTA

I. LAS ESCUELAS REGIONALES CAMPESINAS: UN PROYECTO DE TRANSFORMACIÓN INTEGRAL DEL CAMPO

Después de la revolución de 1910 el gobierno federal fue ampliando sus funciones para atender la demanda de expansión de los servicios educativos y tomar en sus manos la formación del nuevo ciudadano que requería la consolidación de la unidad de la nación y el desarrollo económico, tomando como base la estructura del sistema educativo del Porfiriato. Desde los primeros años de la década de los vente el gobierno federal se vio en la necesidad de recurrir a personas sin estudios normalistas para atender las escuelas que se iban abriendo a lo largo y ancho del país. Los docentes “improvisados” convertidos en “todólogos”, fueron los encargados de formar al nuevo ciudadano. Desde la perspectiva se la SEP., la falta de preparación del magisterio era, junto con otros elementos, un grave impedimento para homogeneizar la enseñanza y para que la escuela cumpliera con su fin social.

Más allá de los cambios en las orientaciones que tuvo la política educativa entre 1920 y 1934, es un hecho que las sucesivas autoridades de la SEP fueron implementando mecanismos tendientes al “mejoramiento profesional”, tanto de los futuros maestros rurales como de los docentes en servicio, así como medidas de seguridad, apoyo y supervisión del trabajo escolar. Entre estas medidas resaltan la creación y reorganización de las Escuelas Normales Regionales, Normales Rurales y Misiones Culturales; la edición y divulgación de publicaciones (desde las obras clásicas editadas por José Vasconcelos, hasta revistas y periódicos como Simiente o El Maestro Rural).

A principios de los años treintas Narciso Bassols, secretario de educación Pública, promovió una evaluación de dichas acciones. El balance indicaba entre otras cosas que las escuelas Normales Rurales eran muy pocas; las Misiones Culturales no tenían tiempo suficiente para investigar las condiciones de las zonas en donde trabajan, de manera que su labor no se centraba en las necesidades locales; los inspectores federales no se daban abasto para apoyar y controlar el trabajo de los maestros y uniformar la enseñanza; la labor escolar no era efectiva al encontrarse aislada de otros procesos, sobre todo los económicos y por último, no existía coordinación entre las diferentes dependencias gubernamentales que se abocaban al desarrollo rural.

En 1932, dentro del marco de las reformas promovidas por Narciso Bassols, las Escuelas Centrales agrícolas que dependían de la Secretaria de agricultura y Fomento fueron transferidas a la SEP. Manuel Mesa Andraca se encargaría de reorganizar las Centrales y fusionarlas con las Escuelas Normales Rurales para crear lo que él denominó escuelas Regionales campesinas.

Al fusionar estas escuelas con las Normales Rurales y las Misiones Culturales se integraría la formación técnica y pedagógica de los futuros maestros, el trabajo de investigación y acción social, los cursos de capacitación para los maestros en servicio y la fundación, orientación y control de escuelas rurales. Además de la formación de maestros rurales y técnicos agrícolas, las escuelas regionales campesinas debían organizar Institutos de Mejoramiento Profesional y Cursos de Cooperación pedagógica. Paralelamente debían incluir un Instituto de Investigación Social y otro de acción social que orientarían, apoyarían y controlarían el trabajo de las escuelas rurales cercanas.

Los futuros maestros formadores en las regiones Campesinas debían salir con un dominio de los instrumentos fundamentales de la cultura, una información científica sólida, habilidades para hacer un trabajo agrícola industrial con técnica perfeccionada, conocimientos teórico-prácticos de educación, aptitudes para la creación artística; disposición comprensiva y de servicio hacia la clase proletaria. Dos aspectos centrales del proyecto eran: primero, que las escuelas fueran manejadas por maestros cuya “ideología revolucionaria” fuera comprobada por la SEP y, segundo, que se estipulaba como requisito para el ingreso de alumnos tener cursados tres años de primaria y ser “hijo de ejidatario”, pequeño agricultor, artesano o pequeño industrial rural de los poblados más menesterosos de la civilización de la zona en que se encuentre establecida la escuela. El curriculum quedó planeado de la siguiente manera:

1. Curso propedéutico de un año para completar la educación primaria y unificar la preparación del alumnado.

2. Carrera de Técnico agrícola Industrial. Su duración era de dos años, el objetivo era formar de unja manera práctica y con contenidos que respondieran las necesidades regionales.

3. Especialidad en normal Rural. Duraba dos años, el objetivo era que el maestro rural egresado se convirtiera en “el verdadero constructor de la vida rural y pudiera hacer algo más que enseñar a leer y escribir o que fuera el agente romántico de una obra imprecisa para el cambio.

4. Especialidad de agente de organización

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