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Sartre. Pensamiento Filosófico


Enviado por   •  5 de Mayo de 2014  •  4.052 Palabras (17 Páginas)  •  532 Visitas

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“El hombre está condenado a ser libre”.

“Un hombre no es otra cosa que lo que hace de sí mismo”.

La idea de que el ser humano no ha sido creado por Dios, y que no nace teniendo una naturaleza o esencia humana que determine su vida, sino que está obligado a tomar decisiones y a elegir libremente, y que tiene que responsabilizarse de sus actos, aunque no quiera (“El hombre nace libre, responsable y sin excusas”). De este modo el hombre llega a tener la condición de ser humano en este proceso de autocreación, por su manera de existir, de hacer, de vivir.

El hombre es el protagonista principal de su vida. El dirige y crea su proyecto de vida a medida que escoge libremente cómo vivirla (“Cada hombre debe inventar su camino”). Lo importante y lo primero en el tiempo es la existencia, lo que se hace, la manera de ir haciéndose persona:

“El existencialismo ateo que yo represento es más coherente. Declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre, (...). ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla.

El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo. Es también lo que se llama la subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese nombre”.

J. P. Sartre, El existencialismo es un humanismo (1945)

Como vemos, Sartre defiende la idea de que el ser humano está obligado a “construirse” tomando decisiones libremente y asumiendo sus responsabilidades. Así llegará a tener la condición de ser humano

Definición Sartreana del Existencialismo

Ciertamente tiene razón Sartre en su observación cuando dice que la palabra “existencialismo” se ha puesto en relación hoy con tan diversos hechos, que ya no dice nada, “rien de tout”. Sin embargo, en sus propios escritos se encuentran no pocas y exactas respuestas, que no plantean duda alguna sobre qué entiende el mismo por “existencialismo”. Esas respuestas no son fáciles, ciertamente, de reducir a un denominador común, pero se encuentran entre sí en una clara relación y la una interpreta a la otra y lo hace comprensible. Quisiera citar tres de estas “definiciones” de existencialismo.

Primera: “El existencialismo no es otra cosa que el intento de sacar todas las consecuencias de una posición unitariamente atea”. Ateísmo: ése es de hecho el punto de partida de Sartre, que él presupone sin aducir la más mínima argumentación.

Segunda: “No hay naturaleza humana...El hombre no es otra cosa que lo que él mismo hace de sí. Ese es el primer principio del existencialismo”. Continuamente mantiene Sartre esta posición: “Es un hecho que...no hay naturaleza humana alguna en la que pudiera apoyarme”.

Tercera: “La filosofía existencialista es, sobre todo, una filosofía que afirma : la existencia precede a la esencia”. Sartre, es cierto, diferencia “dos clases de existencialistas”: los cristianos y los ateos, pero ambos, dice tienen una cosa en común: la convicción de que la existencia precede a la esencia. Aunque sea ésta una afirmación muy problemática por lo que hace a los “existencialistas cristianos”, entre los que él cita a Gabriel Marcel y Karl Jaspers, no cabe duda alguna sobre qué quiere afirmar él aquí.

Esta tercera caracterización luce ser la fundamental, deja incluso de lado que explica clarísimamente la denominación existencialismo. Además, es la primera interpretación dada por Sartre.

Hay un punto de análisis que no podemos dejar atrás para entender la clave de la filosofía de Sartre y es que, para él, la existencia precede a la esencia. ¿A qué quiere referirse Sartre cuando habla de esto? Los sustantivos decisivos existence y essence, o sea existencia y esencia tienen también para Sartre el significado clásico tradicional, lo que, por lo demás, le ha valido la censura de que se encuentre todavía situado en la doctrina tradicional sobre el ser. Por essence entiende Sartre el conjunto constante, la “comunidad” de determinadas propiedades, “el conjunto de cualidades mediante las que es posible una definición”.

Esto suena no muy distinto a la afirmación de la Summa Theologica de Tomás de Aquino: Essentia proprie est id quod significatur per definitionem. Existencia para él mismo es la presencia efectiva en el mundo, la presencia ante mí. Nuevamente estamos ante una definición tradicional y totalmente plausible, por lo demás. Pero ni una cosa ni otra dicen algo sobre el modo y manera como Sartre relaciona entre sí ambos conceptos essence y existence. Es precisamente su intención declarada, no sólo ponerse en contradicción con la concepción tradicional, sino invertirla.

Expresamente, empieza por interpretar detalladamente la concepción tradicional, para luego, por contraste, poner en claro su propia tesis. Por supuesto, ha de preguntarse si aquella interpretación es acertada. Sartre habla de la visión técnica del mundo bajo la que entiende la convicción de que el hombre y el mundo han sido creados por Dios. Y añade que esa visión técnica implica, en contraposición a su propia tesis, la idea de que la esencia procede a la existencia.

Como ya es sabido, Sartre introduce como ejemplo de todo esto la fabricación de una plegadera o un abrecartas: el artesanos sabe de antemano qué es lo que intenta hacer, sabe “qué” es una abrecartas, conoce aquel conjunto de propiedades; en una palabra, conoce la essence de un abrecartas y, por tanto, la esencia de la plegadera precede a su existencia.

En opinión de Sartre, la visión religiosa tradicional, que él denomina visión técnica del mundo, se basa en la idea de que existe un artesano divino que, análogamente al fabricante de un abrecartas, da al hombre y al mundo su esencia. Realmente, Sartre no habla ya, a partir de este momento, apenas del mundo, sino sólo del hombre; lo que exclusivamente le interesa es el hombre.

Según Sartre, su existencialismo no puede ser acusado no de quietista ni de pesimista. No hay doctrina más optimista que aquella que propone que el hombre se hace a sí mismo.

Sartre niega

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