Stefan Sweig
Enviado por almitacruz • 18 de Junio de 2013 • 366 Palabras (2 Páginas) • 370 Visitas
Stefan Sweig.
“24 Horas en la vida de una Mujer”
El libro relata la historia de una señora llamada Madame Henriette, que vive en una pequeña pensión de la rivera con sus dos hijas Annette y Blanche de doce y trece años.
En esta pequeña pensión había llegado un joven francés guapo, apuesto y amable. Madame Henriette, decidió fugarse con el joven francés recién llegado y al que no conocía, a raíz de esto se desatan las burlas y las críticas hacia ella, un joven (narrador) comenzó a defenderla.
Mistress C le cuenta al narrador la aventura que a sus cuarenta años, después de morir su marido, mantiene durante 24 horas con un joven jugador de casinos.
Es una dama sin tacha, honorable, madre de familia que cae fácilmente en los brazos de un joven seductor. Viuda y con dos hijos mayores, Mistress. C… encuentra en la ruleta de Montecarlo a un joven jugador Polaco que está al borde del suicidio por haber perdido su dinero en el juego.
La dama, compasiva, le pide la acompañe, el joven cree que es una prostituta y le dice a gritos que no tiene dinero, lo ha perdido todo. Mrs. C… le ofrece a cambio de que se valla de Montecarlo al día siguiente, para evitarle al joven que tome una determinación fatal.
El desesperado jugador le lleva a su hotel y le confiesa parte de su vida: Su carrera diplomática rodo por el suelo a causa de vicio por el juego y a allegado al punto de robar a una anciana prima suya para seguir apostando. Después del relato, Mistress C… hace jugar de nuevo a la joven que abandonara el juego.
El joven promete no volver a jugar, pero la noche siguiente lo encuentra otra vez en la ruleta. El jugador a aganado una buena suma de dinero que pierde al arrojarlo a Mistress C que se lo había prestado para su salida de Montecarlo. La dama huye avergonzada y años más tarde recibe la anoticia de la muerte del joven, ella se entera por algún medio, del suicidio del joven jugador, asunto que la tranquiliza, a cambio de entristecerla, hay un testigo menos en su penosa aventura en Montecarlo.
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