Suicidio: El Inicio De La Vida O El Final De La Existencia
Enviado por ma_isabel92 • 10 de Febrero de 2014 • 2.083 Palabras (9 Páginas) • 384 Visitas
Introducción
En la actualidad, el índice de suicidios es cada vez más alto; las personas viven de manera automatizada, es decir, con rutinas ya totalmente establecidas; le otorgan una mayor importancia a ser productivos y a tener una retribución económica que después se gasta en productos que ofrecen los medios masivos de comunicación mediante una publicidad que bombardea a los clientes; por lo tanto, esto se vuelve un círculo viciosos en el cual se gana dinero para después gastarlo en artículos que en algunas ocasiones son innecesario y hasta se gasta un dinero que todavía ni si quiera se tiene generando deudas interminables. Esto lleva al momento inicial en donde la persona tiene que trabajar arduamente para sustentar gastos que poco a poco van inundando a la persona; de igual forma un estudiante enfoca todas sus fuerzas y energías en estudiar y en algunos casos también en trabajar para lograr un futuro que para la persona sea prometedor y exitoso. Estas actividades mantienen a las personas enfocadas en una meta pero, qué pasaría si se hiciera una pausa en el mundo y cada uno de los individuos se pudiera hacer la pregunta ¿por qué existo?, ¿cuál es la finalidad que tengo en la vida? Todo el ruido que genera la sociedad con sus múltiples actividades, no da la oportunidad de que la persona logre una reflexión y que verdaderamente se cuestione por la finalidad de su existencia.
Sin embargo, llega un momento en la vida de la persona que la hace reflexionar, como puede ser la muerte de un ser querido, el fracaso de un proyecto, una crisis económica, etc; y si en esta reflexión se da cuenta que realmente no sabe el porqué de su existencia, ni su finalidad de la vida, la persona se vuelve vulnerable. Esta vulnerabilidad puede llevarla a tomar una decisión de suicidio; unos lo pueden entender como un escape de la realidad actual, y para otros sería más bien la búsqueda de una “nueva vida” en la cual verdaderamente se conozca la finalidad de su existencia.
El siguiente ensayo presenta un breve panorama acerca de los diferentes enfoques en que se puede entender al suicidio; así como también busca generar una reflexión acerca de cómo el estilo de vida actual no propicia los espacios de reflexión acerca de la existencia y la finalidad como seres humanos.
Desarrollo
“Muchos hombres viven su vida conformándola de acuerdo a una estructura que les plantea el mundo; el hombre vive como un número dentro de la masa hasta que llega el momento en que no le da ninguna satisfacción y ya no reconoce cuál es la finalidad de su existencia llevándolo a un posible suicidio” (Gevaert, 1987). En este punto es donde se puede destacar la búsqueda de la individualidad de la persona; ya que a pesar de que en cierto momento ser parte de la masa es beneficioso, debido a que no genera una responsabilidad mayor, ni una reflexión profunda de las acciones que se realizan; el hombre por su naturaleza humana busca que sus pensamientos e ideas sean escuchados, y de igual forma desea su inmortalidad o descendencia; entendiendo esta idea como el dejar un legado en la Tierra que evidencie que este individuo existió y fue “productivo”; el ser productivo es muy subjetivo, ya que cada persona tiene una definición de lo que significaría esta palabra; para algunos sería tener hijos, para otros haber generado un gran capital económico, etc. Cuando no se logra o el individuo está percibiendo que no está logrando esta finalidad en la vida, la persona se puede llegar a frustrar, generándole un sentimiento de insuficiencia e incapacidad y finalmente ser más vulnerable a suicidarse; teniendo su propia construcción de lo que significaría el suicidio.
Con el hecho infalible de que el hombre es mortal; llega un momento en el que se da cuenta de que tiene un tiempo restringido en esta Tierra y por lo tanto busca encontrarle un sentido a su existencia. Sin embargo, si en esta búsqueda, se da cuenta de que no ha reflexionado, ni encontrado un sentido a su vida; es cuando llega la crisis existencial en la cual el mismo sujeto se percibe perdido y sin utilidad. Pero, ¿qué pasa cuando no se presenta ninguna sensibilidad o interés hacia aclarar los problemas de la existencia y de la condición humana? Esto puede reflejar una falta de autenticidad (Gevaert, 1987), es decir, seguir formando parte de la masa sin tener la posibilidad de hacer un juicio crítico acerca del rumbo de la vida; esto también llegaría a reflejar una negación hacia intentar comprender la esencia de la propia persona; ya que el individuo no sabe hacia qué dirección quiere dirigirse y mucho menos comprende la importancia de encontrarse consigo mismo y dejar a un lado todo ese bullicio que le ha impedido ese conocimiento personal que es tan necesario.
Albert Camus en las primeras páginas de su libro “El mito de Sísifo” afirma que: “Suicidarse sería confesar que la vida debiera tener un sentido, que se ha descubierto que no lo tiene y que, por consiguiente, se renuncia a ella”; el renunciar a la vida es visto por la generalidad de la sociedad como algo patológico y problemático; no obstante, juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía (Camus, 1985), la cual sigue siendo una incógnita. Muchas personas deciden morir porque estiman que la vida no vale la pena vivirla; esta conjetura la obtienen debido a un análisis personal de las cosas que consideran importantes y en la cuales han fallado, o también pueden llegar a esta conclusión cuando se encuentran en un momento de su vida inestable, en el cual el panorama que tienen no es favorable o ni siquiera es claro, y se ven sobrepasados por una vida a la cual no llegan a comprender. Por lo tanto, el sentido de la vida es la pregunta más apremiante y difícilmente puede llegar a contestarse.
El individuo puede entender la muerte como el fin de una existencia vacía y sin sentido o como el inicio de una nueva vida en la cual tenga la oportunidad de empezar de nuevo; viendo que con la muerte no se destruyen esperanzas,
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