Teorias Dela Ciencia Mario Bunge
Enviado por juan1913 • 25 de Febrero de 2013 • 10.722 Palabras (43 Páginas) • 673 Visitas
método y su filosofía
MARIO BUNGE
1. Introducción
Mientras los animales inferiores sólo están en el mundo, el hombre trata de entenderlo; y sobre la base de su
inteligencia imperfecta pero perfectible, del mundo, el hombre intenta enseñorarse de él para hacerlo más
confortable. En este proceso, construye un mundo artificial: ese creciente cuerpo de ideas llamado “ciencia”,
que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente
falible. Por medio de la investigación científica, el hombre ha alcanzado una reconstrucción conceptual del
mundo que es cada vez más amplia, profunda y exacta.
Un mundo le es dado al hombre; su gloria no es soportar o despreciar este mundo, sino enriquecerlo
construyendo otros universos. Amasa y remoldea la naturaleza sometiéndola a sus propias necesidades
animales y espirituales, así como a sus sueños: crea así el mundo de los artefactos y el mundo de la cultura. La
ciencia como actividad —como investigación— pertenece a la vida social; en cuanto se la aplica al
mejoramiento de nuestro medio natural y artificial, a la invención y manufactura de bienes materiales y
culturales, la ciencia se convierte en tecnología. Sin embargo, la ciencia se nos aparece como la más
deslumbrante y asombrosa de las estrellas de la cultura cuando la consideramos como un bien en sí mismo,
esto es como una actividad productora de nuevas ideas (investigación científica). Tratemos de caracterizar el
conocimiento y la investigación científicos tal como se los conoce en la actualidad.
2. Ciencia formal y ciencia fáctica
No toda la investigación científica procura el conocimiento objetivo. Así, la lógica y la matemática —esto es,
los diversos sistemas de lógica formal y los diferentes capítulos de la matemática pura— son racionales,
sistemáticos y verificables, pero no son objetivos; no nos dan informaciones acerca de la realidad:
simplemente, no se ocupan de los hechos. La lógica y la matemática tratan de entes ideales; estos entes, tanto
los abstractos como los interpretados, sólo existen en la mente humana. A los lógicos y matemáticos no se les
da objetos de estudio: ellos construyen sus propios objetos. Es verdad que a menudo lo hacen por abstracción
de objetos reales (naturales y sociales); más aún, el trabajo del lógico o del matemático satisface a menudo las
necesidades del naturalista, del sociólogo o del tecnólogo, y es por esto que la sociedad los tolera y, ahora,
hasta los estimula. Pero la materia prima que emplean los lógicos y los matemáticos no es fáctica sino ideal.
Por ejemplo, el concepto de número abstracto nació, sin duda, de la coordinación (correspondencia biunívoca)
de conjuntos de objetos materiales, tales como dedos, por una parte, y guijarros, por la otra; pero no por es to
aquel concepto se reduce a esta operación manual, ni a los signos que se emplean para representarlo. Los
números no existen fuera de nuestros cerebros, y aún allí dentro existen al nivel conceptual, y no al nivel
fisiológico. Los objetos materiales son numerables siempre que sean discontinuos; pero no son números;
tampoco son números puros (abstractos) sus cualidades o relaciones. En el mundo real encontramos 3 libros,
en el mundo de la ficción construimos 3 platos voladores. ¿Pero quién vio jamás un 3, un simple 3?
La lógica y la matemática, por ocuparse de inventar entes formales y de establecer relaciones entre ellos, se
llaman a menudo ciencias formales, precisamente porque sus objetos no son cosas ni procesos, sino, para
emplear el lenguaje pictórico, formas en las que se puede verter un surtido ilimitado de contenidos, tanto
fácticos como empíricos. Esto es, podemos establecer correspondencias entre esas formas (u objetos
formales), por una parte, y cosas y procesos pertenecientes a cualquier nivel de la realidad por la otra. Así es
como la física, la química, la fisiología, la psicología, la economía, y las demás ciencias recurren a la
matemática, empleándola como herramienta para realizar la más precisa reconstrucción de las complejas
relaciones que se encuentran entre los hechos y entre los diversos aspectos de los hechos; dichas ciencias no
identifican las formas ideales con los objetos concretos, sino que interpretan las primeras en términos de
hechos y de experiencias (o, lo que es equivalente, formalizan enunciados fácticos).LA CIENCIA. Su método y su filosofía MARIO BUNGE
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Lo mismo vale para la lógica formal: algunas de sus partes —en particular, pero no exclusivamente, la lógica
proposicional bivalente— pueden hacerse corresponder a aquellas entidades psíquicas que llamamos
pensamientos. Semejante aplicación de las ciencias de la forma pura a la inteligencia del mundo de los
hechos, se efectúa asignando diferentes interpretaciones a los objetos formales. Estas interpretaciones son,
dentro de ciertos límites, arbitrarias; vale decir, se justifican por el éxito, la conveniencia o la ignorancia. En
otras palabras el significado fáctico o empírico que se les asigna a los objetos formales no es una propiedad
intrínseca de los mismos. De esta manera, las ciencias formales jamás entran en conflicto con la realidad. Esto
explica la paradoja de que, siendo formales, se “aplican” a la realidad: en rigor no se aplican, sino que se
emplean en la vida cotidiana y en las ciencias fácticas a condición de que se les superpongan reglas de
correspondencia adecuada. En suma, la lógica y la matemática establecen contacto con la realidad a través del
puente del lenguaje, tanto el ordinario como el científico.
Tenemos así una primera gran división de las ciencias, en formales (o ideales) y fácticas (o materiales). Esta
ramificación preliminar tiene en cuenta el objeto o tema de las respectivas disciplinas; también da cuenta de la
diferencia de especie entre los enunciados que se proponen establecer las ciencias formales y las fácticas:
mientras los enunciados formales consisten en relaciones entre signos, los enunciados de las ciencias fácticas
se refieren, en su mayoría, a entes extracientíficos: a sucesos y procesos. Nuestra división también tiene en
cuenta el método por el cual se ponen a prueba los enunciados verificables: mientras las ciencias formales se
contentan con la lógica para demostrar rigurosamente sus teoremas
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