Texto Nietzsche
Enviado por MuteM0de • 18 de Abril de 2014 • 6.218 Palabras (25 Páginas) • 295 Visitas
NIETZSCHE, F: El crepúsculo de los ídolos. (Trad. A. Sánchez Pascual). Madrid: Alianza Editorial, 1979,
pp. 45‐50.
‘La “razón” en la filosofía’
1
¿Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?... Por ejemplo, su falta de sentido
histórico, su odio a la noción misma de devenir, su égipticismo. Ellos creen otorgar un honor a una cosa
cuando la deshistorizan, sub specie aeterni [desde la perspectiva de lo eterno], —cuando hacen de ella
una momia. Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias
conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los
conceptos, cuando adoran, —se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el
cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, —incluso
refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con
desesperación, en lo que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les
retiene. «Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se
esconde el engañador?— Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos, que también en
otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del
engaño de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de la mentira, —la historia no es más que fe
en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de
la humanidad: todo él es "pueblo". ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono teísmo con una
mímica de sepulturero! —¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idee fixe [idea fija] de los
sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo
bastante insolente para comportarse como si fuera real!...».
Comentario
Nietzsche critica a los filósofos, que han negado el cambio al que están sometidas las cosas, la
vida real, y la han sustituido por conceptos momificados (una sustancia siempre igual por toda la
eternidad). De ahí que rechace su falta de sentido histórico —al negar el cambio carece de sentido
la historia-, y su égipticismo, que representa aquí el gusto por lo eterno, por lo inmutable, como las
momias egipcias.
Nietzsche está exponiendo literalmente el pensamiento de Parménides, sobre el que se asienta la
diferenciación entre el ser, entendido como lo estático, lo real, y el devenir, el cambio, solo
aparente. Y siguiendo también a Parménides, los filósofos occidentales han culpado a los sentidos
de impedir que el hombre conozca la auténtica realidad inmutable, pues entorpecen la razón. Este
rechazo de los sentidos se mezcla con un desprecio del cuerpo por razones morales, como origen
de las reprobables pasiones humanas.
2
Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráciito. Mientras que el resto del pueblo de los
filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque éstos mostraban pluralidad y modificación, él
rechazó su testimonio porque mostraban las cosas como si tuviesen duración y unidad. También Heráclito
fue injusto con los sentidos. Éstos no mienten ni del modo como creen los eléatas ni del modo como creía
él, no mienten de ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la
mentira, por ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la duración...
1
La «razón» es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el
perecer, el cambio, los sentidos no mienten... Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser
es una ficción vacía. El mundo «aparente» es el único: el «mundo verdadero» no es más que un añadido
mentiroso...
Comentario
Al contrario que las ideas expuestas en el párrafo anterior, la filosofía de Heráclito se caracteriza
por reconocer que la realidad es múltiple y está en constante cambio y transformación. Este cambio
se produce por la lucha constante de contrarios (dialéctica), y según una ley, el logos, que es la
responsable del orden y la proporción en el mundo.
No nos debemos dejar engañar por las palabras de Nietzsche criticando que Heráclito fuese injusto
con los sentidos.
Lo que pretende es acentuar esa idea de devenir, negando el ser, la unidad, la coseidad, etc., y
dando la vuelta a la teoría del conocimiento tradicional: no son los sentidos los que nos engañan,
sino la razón, que se inventa un «mundo verdadero» que solo es un engaño.
3
— ¡Y qué sutiles instrumentos de observación tenemos en nuestros sentidos! Esa nariz, por ejemplo, de la
que ningún filósofo ha hablado todavía con veneración y gratitud, es hasta este momento incluso el más
delicado de los instrumentos que están a nuestra disposición: es capaz de registrar incluso diferencias
mínimas de movimiento que ni siquiera el espectroscopio registra. Hoy nosotros poseemos ciencia
exactamente en la medida en que nos hemos decidido a aceptar el testimonio de los sentidos, —en que
hemos aprendido a seguir aguzándolos, armándolos, pensándolos hasta el final. El resto es un aborto y
todavía-no- ciencia: quiero decir, metafísica, teología, psicología, teoría del conocimiento. O ciencia formal,
teoría de los signos: como la lógica, y esa lógica aplicada, la matemática. En ellas la realidad no llega a
aparecer, ni siquiera como problema; y tampoco como la cuestión de qué valor tiene en general ese
convencionalismo de signos que es la lógica. —
Comentario
Vuelve Nietzsche a reivindicar la importancia de los sentidos, sobre los que se funda nuestro
conocimiento: solo el saber que parte de ellos puede considerarse ciencia, pues ellos nos muestran
la realidad con fidelidad. Otros saberes, como la metafísica, la teología, etcétera, que rechazan los
sentidos, no son ciencia. La lógica o las matemáticas son saberes de signos; ni siquiera se
plantean el problema
...