Thomas S. Kuhn: La estructura de las revoluciones científicas. Capítulo V
Enviado por adrape32 • 23 de Octubre de 2013 • 2.473 Palabras (10 Páginas) • 521 Visitas
Thomas S. Kuhn: La estructura de las revoluciones
científicas
Capítulo V
PRIORIDAD DE LOS PARADIGMAS
Para descubrir la relación existente entre reglas, paradigmas y ciencia normal, tómese primeramente en
consideración cómo aísla el historiador los lugares particulares de compromiso que acabamos de
describir como reglas aceptadas. Una investigación histórica profunda de una especialidad dada, en un
momento dado, revela un conjunto de ilustraciones recurrentes y casi normalizadas de diversas teorías en
sus aplicaciones conceptuales, instrumentales y de observación. Ésos son los paradigmas de la
comunidad revelados en sus libros de texto, sus conferencias y sus ejercicios de laboratorio.
Estudiándolos y haciendo prácticas con ellos es como aprenden su profesión los miembros de la
comunidad correspondiente. Por supuesto, el historiador descubrirá, además, una zona de penumbra
ocupada por realizaciones cuyo status aún está en duda; pero, habitualmente, el núcleo de técnicas y
problemas resueltos estará claro. A pesar de las ambigüedades ocasionales, los paradigmas de una
comunidad científica madura pueden determinarse con relativa facilidad.
La determinación de los paradigmas compartidos no es, sin embargo, la determinación de reglas
compartidas. Esto exige una segunda etapa, de un tipo algo diferente. Al emprenderla, el historiador
deberá comparar los paradigmas de la comunidad unos con otros y con sus informes corrientes de
investigación. Al hacerlo así, su objetivo es descubrir qué elementos aislables, explícitos o implícitos,
pueden haber abstraído los miembros de esa comunidad de sus paradigmas más globales, y empleado
como reglas en sus investigaciones. Cualquiera que haya tratado de describir o analizar la evolución de
una tradición científica dada, habrá buscado, necesariamente, principios y reglas aceptados de ese tipo.
Como lo indica la sección anterior, es casi seguro que haya tenido éxito, al menos de manera parcial.
Pero, si su experiencia tiene alguna similitud con la mía, habrá descubierto que la búsqueda de reglas es
más difícil y menos satisfactoria que la de paradigmas. Algunas de las generalizaciones que utilice para
describir las creencias compartidas por la comunidad, no presentarán problemas. Sin embargo, otras,
incluyendo algunas de las utilizadas anteriormente como ilustraciones, mostrarán un matiz demasiado
fuerte. Expresadas de ese modo o de cualquier otra forma que pueda imaginarse, es casi seguro que
hubieran sido rechazadas por algunos miembros del grupo que se esté estudiando. Sin embargo, para
comprender la coherencia de la tradición de investigación en términos de las reglas, se necesitarán ciertas
especificaciones de base común en el campo correspondiente. Como resultado de ello, la búsqueda de un
cuerpo de reglas pertinentes para constituir una tradición de investigación normal dada, se convierte en
una fuente de frustración continua y profunda.
Sin embargo, el reconocimiento de la frustración hace posible diagnosticar su origen. Los científicos
pueden estar de acuerdo en que Newton, Lavoisier, Maxwell o Einstein produjeron una solución
aparentemente permanente para un grupo de problemas extraordinarios y, no obstante, estar en
desacuerdo, a veces sin darse cuenta plenamente de ello, en lo que respecta a las características abstractas
particulares que hacen que esas soluciones sean permanentes. 0 sea, pueden estar de acuerdo en cuanto a
su identificación de un paradigma sin ponerse de acuerdo o, incluso, sin tratar siquiera de producir, una
interpretación plena o racionalización de él. La falta de una interpretación ordinaria o de una reducción
aceptada a reglas, no impedirá que un paradigma dirija las investigaciones. La ciencia normal puede
determinarse en parte por medio de la inspección directa de los paradigmas, proceso que frecuentemente
resulta más sencillo con la ayuda de reglas y suposiciones, pero que no depende de la formulación de
éstas. En realidad, la existencia de un paradigma ni siquiera debe implican la existencia de algún
conjunto completo de reglas.
Inevitablemente, el primer efecto de esos enunciados es el de plantear problemas. A falta de un cuerpo
pertinente de reglas, ¿qué es lo que liga al científico a una tradición particular de la ciencia normal? ¿Qué
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puede significar la frase 'inspección directa de paradigmas'? El finado Ludwig Wittgenstein dio
respuestas parciales a esas preguntas, aunque en un contexto muy diferente. Debido a que este contexto
es, a la vez, más elemental y más familiar, será conveniente que examinemos primeramente su forma del
argumento. ¿Qué debemos saber, preguntaba Wittgenstein, con el fin de aplicar términos como 'silla',
'hoja' o 'juego' de manera inequívoca y sin provocar discusiones?
Esta pregunta es muy antigua y generalmente se ha respondido a ella diciendo que debemos saber,
consciente o intuitivamente, qué es una silla, una hoja o un juego. 0 sea, debemos conocer un conjunto de
atributos que todos los juegos tengan en común y sólo ellos. Sin embargo, Wittgenstein llegaba a la
conclusión de que, dado el modo en que utilizamos el lenguaje y el tipo de mundo al cual se aplica, no es
preciso que haya tal conjunto de características. Aunque un examen de algunos de los atributos
compartidos por cierto número de juegos, sillas u hojas a menudo nos ayuda a aprender cómo emplear el
término correspondiente, no existe un conjunto de características que sea aplicable simultáneamente a
todos los miembros de la clase y sólo a ellos. En cambio, ante una actividad que no haya sido observada
previamente, aplicamos el término 'juego' debido a que lo que vemos tiene un gran "parecido de familia"
con una serie de actividades que hemos aprendido a llamar previamente con ese nombre. En resumen,
para Wittgenstein, los juegos, las sillas y las hojas son familias naturales, cada una de las cuales está
constituida por una red de semejanzas que se superponen y se entrecruzan. La existencia de esa red
explica suficientemente el que logremos identificar al objeto o a la actividad correspondientes. Sólo si las
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