UNAD Ética Tarea 2 Pregunta orientadora

ETICA TAREA 2   FORO PREGUNTA ORIENTADORA

2. Actividad colaborativa: Consiste en responder en el foro las siguientes preguntas orientadoras:

a. A partir de la lectura del texto de Sánchez (primera conferencia), ¿qué relación hay entre ética y política? ¿Cómo se podría ejemplificar esa relación desde el contexto en el que usted se encuentra? (Para esta pregunta pueden utilizar noticias locales o nacionales)

b. A partir del texto de Sánchez y del video de Cortina, ¿por qué es necesaria la reflexión ética en nuestros días y, particularmente, en nuestro país?

Por otro lado, la actividad colaborativa también consiste en comentar con argumentos otras respuestas compartidas en el foro por parte de sus compañeros o compañeras. Tengan en cuenta que los comentarios pueden estar orientados para complementar las respuestas, para plantear otra interpretación, o para compartir una reflexión en torno a dicha respuesta. Pero siempre desde el respeto y la argumentación. No es suficiente con que mencionen en una frase que están de acuerdo con su compañero, por ejemplo, sino que deben dar razones y justificar las afirmaciones que hacen.

RELACIÓN ENTRE ÉTICA Y POLÍTICA Y NECESIDAD DE LA REFLEXIÓN ÉTICA (Con base en la lectura de Sánchez)

La polarización actual que vivimos en  Colombia está marcada por dos extremos a lo largo de los cuales  tanto los políticos como la ciudadanía en general tratan de ubicarse aunque no siempre medien razones de reflexión y comprensión de la ideología que sustente a cada una de ellos. Se trata de las tantas veces nombradas derecha e izquierda.

Tal como lo afirma Sánchez en su primera conferencia “Moral y Política” actualmente no existe nitidez en la diferenciación de tales polos; más aún, los jóvenes actuales crecimos escuchando de nuestros padres y abuelos que existían dos partidos políticos tradicionales conocidos como liberales y conservadores, que durante mucho tiempo protagonizaron graves y violentos enfrentamientos que mancharon de sangre la historia colombiana. Con esa imagen aprendimos que los personajes políticos que han gobernado al país, la mayoría de ellos siniestros, se ubicaban en alguno de los dos grupos porque defendían la ideología que supuestamente inspiraba a cada partido.

Pero la sorpresa que nos llevamos al crecer y madurar lo suficiente como para hacer una lectura más comprensiva y crítica de la realidad del país, fue el observar que quienes anteriormente eran rivales de partido, hoy comulgan y militan bajo la misma bandera establecida como derecha o ultraderecha y que el polo opositor es todo aquello que no comparta su forma de concebir el orden de la sociedad. Eso lo pudimos evidenciar en el último debate electoral para la elección de presidente, cuando todos quienes decían llamarse liberales o pertenecientes a alguna de las extrañas facciones que inventaron alrededor de ese grupo y quienes a su vez decían llamarse conservadores, se unieron en forma compacta como derecha unificada para derrotar a un rival común que era considerado como el representante de la izquierda.

Y cuando nos cuestionamos acerca del criterio identificador para saber si alguien pertenece a la izquierda o a la derecha, la sorpresa es aún mayor al ver que dicho criterio descansa sobre la posición que cada cual asume sobre la justicia social y la distribución equitativa de la riqueza. Todo aquel que defiende o promocione esas dos ideas es catalogado como perteneciente a la izquierda y todo aquel que piense que justicia social y equidad son ideas que atentan contra el “orden natural de las cosas” (tal como lo dijo una periodista en el programa “la hora de la verdad”) debe ser rotulado o ubicado en la derecha.

Valores como la libertad, la igualdad y la democracia (pero no la representativa, manipuladora y falaz que impera en Colombia y que sólo sirve para perpetuar en el poder a una clase corrupta mediante la farsa electoral), deberían estar por encima de rótulos partidistas y servir de doctrina orientadora para todos aquellos que aspiren a hacer parte de la dirección del país y para la ciudadanía en general.

Sin embargo, lo dicho no significa en modo alguno que quienes han militado bajo el rótulo de la izquierda, sean o hayan sido unos verdaderos defensores y practicantes de los valores enunciados. La cruda realidad enseña que muchos de los que han accedido al poder bajo dichas banderas, han sucumbido a la codicia, la arrogancia, la arbitrariedad y el autoritarismo, para protagonizar y generar situaciones adversas a la comunidad, condenándolas al atraso, la pobreza y a una emigración forzada que bien puede compararse con el destierro.

Dice Sánchez que se entiende por moral “una regulación normativa de los individuos consigo mismos con los otros y con la comunidad” y que el cumplimiento de esas normas debe nacer de la libertad y responsabilidad de cada persona y no de la imposición de leyes y disposiciones legales, pues eso sería “una imposición coercitiva incompatible con la moral”

Un planteamiento de tal índole me lleva a hacer una reflexión cuyo desarrollo sería extenso y que tal vez desbordaría la limitante de tiempo y espacio propia de un foro como el presente, pero que por lo menos puedo dejar esbozada en un intento por sintetizarla al máximo.

Lo primero es que no encuentro criterios estandarizados o de carácter universal para establecer lo que cada individuo debe adoptar como regulación normativa consigo mismo y con los demás. Con eso quiero decir que salvo que se considere que el hombre es bueno por naturaleza, lo cual sería materia de amplia discusión como solía ocurrir en las charlas filosóficas del bachillerato, cada quien adopta sus códigos normativos como resultado de una multiplicidad de factores entre los que priman los correspondientes al contexto familiar, social y cultural, posiblemente más que los biológicos. Eso implica que las regulaciones normativas de las que habla Sánchez serán muy variadas y estarán demarcadas por las tendencias y preferencias particulares de cada persona, que pueden ser coincidentes con las de otras.

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