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UNIDAD Y MULTIPLICADD

victorcrespo171019 de Julio de 2013

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Unidad, multiplicidad y apariencia en Platón, Aristóteles y Husserl

Burt C. Hopkins

Seattle University

Introducción

El llamado husserliano a una crítica fenomenológica de la crítica de la

cognición fenomenológica alude a una reflexión crítica sobre los

presupuestos que moldean la “ingenuidad de la apodicticidad” propia del

carácter cartesiano de su fenomenología. Esta ingenuidad es

caracterizada por Husserl como el límite metódicamente necesario de la

“primera” fase de la cognición fenomenológica, la cual determina el

alcance y los límites de la evidencia fenomenológica pero no presta

atención a la modalidad de dación de esta evidencia. La modalidad de

dación de la evidencia apodíctica de la fenomenología es tratada por la

investigación fragmentaria que aparece en los textos de la Crisis acerca

de la historicidad de la dación de la cognición fenomenológica, tema de la

última etapa del pensamiento de Husserl.

La presentación que hace Husserl, en los textos de la Crisis, de la

historicidad como momentos interrelacionados (uno de realización

primaria y otro de eventual sedimentación del significado que hace

posible la transmisión, a través de las generaciones, de una ciencia como

la geometría) revela que la estructura esencial de la historicidad consiste

precisamente en la intencionalidad que conecta los dos momentos

mencionados. Estos momentos, a su vez, resultan accesibles a la

cognición fenomenológica solamente en una reflexión fenomenológica

históricamente motivada cuya intencionalidad interroga

retrospectivamente desde el objeto de reflexión hacia los actos originarios

de la subjetividad trascendental responsable por su constitución. El

movimiento de la intencionalidad perteneciente a esta “reflexión

retrospectiva” traza, por tanto, una ruta desde el significado irreal del

objeto de reflexión (el cual es dado en el presente viviente de la

experiencia que pertenece al Ego trascendental como una unidad

numéricamente idéntica de significado en medio de la multiplicidad de

sus vivencias temporalmente individualizadas) hasta la reactivación de

los actos dadores de evidencia pertenecientes a la experiencia de un Ego

trascendental posible, los cuales están presupuestos en este significado.

El carácter explícitamente histórico de esta reflexión emerge con el

reconocimiento crítico de que la evidencia necesaria para justificar la

fundamentación cognitiva propia de la irrealidad de una unidad de

significado dada, constituida en la multiplicidad de vivencias discretas,

no está disponible a la reflexión, epistémicamente motivada e informada,

responsable de proveer precisamente tal justificación. Es precisamente la

no disponibilidad de la evidencia requerida para asegurar la

fundamentación del significado en el caso de una ciencia, lo que Husserl

caracteriza como la “sedimentación” de esta evidencia en este mismo

significado. Asimismo, es precisamente la interrogación “desedimentadora”

en búsqueda de esta evidencia la que hace manifiesta,

para Husserl, la historicidad perteneciente a la modalidad de dación de la

cognición fenomenológica.

En lo que sigue, señalaré que el carácter incompleto de las

investigaciones husserlianas concretas dirigidas a la desedimentación de

la física galileana y al origen de la geometría euclideana deja, sin

embargo, intacta su legitimidad fenomenológica y filosófica. Estas

investigaciones suponen la extensión metódica de la búsqueda

epistemológica de los fundamentos de la desedimentación de la

historicidad conectada con el establecimiento primordial de los

fundamentos responsables de una ciencia dada. Y, de acuerdo con esto,

destacaré la superioridad filosófica de la fenomenología de Husserl frente

a la concepción heideggeriana de la ontología como fenomenología y

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frente a la deconstrucción derridiana de la fenomenología con respecto al

siguiente punto crucial: solo el método husserliano es capaz de

identificar presupuestos tanto en sus afirmaciones cognitivas como en

los principios que subyacen a estas afirmaciones y de ajustar ambos de

una manera consistente con su compromiso primordial con el principio

de la filosofía como ciencia rigurosa. Ni el método hermenéutico de

Heidegger ni las intervenciones deconstructivas de Derrida son capaces

de superar sus presupuestos. Y no lo son por la simple y, sin embargo,

profunda razón de que son inseparables de una interpretación de la

antigua ontología griega que elide la controversia entre Platón y

Aristóteles acerca del modo de ser propio de los eídē. La incapacidad de

apreciar la diferencia fundamental entre el status de los eídē en Platón y

Aristóteles, así como la reducción (relacionada a lo anterior) de los eídē

de Platón a la descripción socrática que ofrece Platón de ellos, reduce el

status cognitivo de las descripciones (tanto de Heidegger como de

Derrida) de la ontología griega, que supuestamente determina a la

fenomenología de Husserl, a poco más que un mito superficial y facilista.

Por supuesto, del hecho de que las críticas de Heidegger y Derrida a la

cognición fenomenológica en Husserl le atribuyan a esta un límite

históricamente determinado, e interpreten este límite de un modo

históricamente implausible, no se sigue ni que la cognición

fenomenológica tal como Husserl la concibió no esté históricamente

determinada ni que su método esté en una mejor posición que estas

críticas para interpretar sus propias precondiciones históricas –en caso

se establezca que estas son de alguna manera relevantes para su

cognición–. La superioridad del método de Husserl, en cambio, yace en

su compromiso con el principio de carencia de presupuestos

(presuppositionlessness), en su búsqueda de este principio en la reflexión

pura, y en la direccionalidad de su intención cognitiva hacia evidencia

que sea intuitiva y esencial. Aunque muy calumniados, una vez liberados

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de su fuente espuria en la igualmente espuria ontología de la presencia y

el espurio logocentrismo de la metafísica griega antigua, y operativos en

la etapa final del desarrollo husserliano de la fenomenología, estos

principios son capaces tanto de descubrir sus más básicos presupuestos,

como de dirigir la investigación fenomenológica hacia la superación de

los mismos.

En la etapa final de su desarrollo fenomenológico, el principio de

carencia de presupuestos se manifiesta en el proyecto trascendentalhistórico

de desedimentación, la reflexión pura asume el aspecto de la

reflexión histórica que conduce este proyecto, y la intuición esencial

recibe el encargo de delinear el a priori propio tanto de la historicidad de

la intencionalidad perteneciente al significado de-sedimentado, como de

los actos reactivados originalmente responsables de su constitución.

Mientras que en el propio desarrollo husserliano de la fenomenología el

proyecto trascendental-histórico de de-sedimentación no estaba dirigido

a la fenomenología misma, no solo no hay nada en principio que impida

que esto ocurra, sino que, también, tal auto-crítica es una extensión

consistente y por lo tanto legítima del principio fenomenológico de crítica

trascendental a la cognición fenomenológica. De hecho, pende de la

capacidad de ejecutar tal crítica la respuesta a la pregunta sobre si la

fenomenología de Husserl garantiza no solo el manto de la ciencia

rigurosa sino también el de la ciencia filosófica rigurosa.

La descripción de la reflexión fenomenológicamente histórica que hace el

mismo Husserl está conectada con su confrontación con los límites de la

reflexión fenomenológicamente fundacional epistemológica para dar

cuenta de la constitución de ciertos fundamentos de significado de la

ciencia moderna. Significativamente, el reconocimiento inicial que hace

Husserl de estos límites no fue un asunto de exactitud metódica sino

más bien, en sus propias palabras, “un sentimiento de oscuridad que se

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afirma a sí mismo”

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en relación a la base epistemológica de la física

matemática. Es precisamente este sentimiento el que inició la ruta

zigzagueante de la reflexión fenomenológicamente histórica, desde los

actualmente infundados fundamentos de significado de la ciencia

moderna, de regreso a los descubrimientos históricamente fechables que

produjeron estos fundamentos, y luego de regreso nuevamente a estos

fundamentos, luego hacía atrás de nuevo, y así sucesivamente, con

miras a aclarar su significado al explicitar las condiciones de posibilidad

de su constitución históricamente originaria.

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