UNIDAD Y MULTIPLICADD
Enviado por victorcrespo1710 • 19 de Julio de 2013 • 7.738 Palabras (31 Páginas) • 349 Visitas
Unidad, multiplicidad y apariencia en Platón, Aristóteles y Husserl
Burt C. Hopkins
Seattle University
Introducción
El llamado husserliano a una crítica fenomenológica de la crítica de la
cognición fenomenológica alude a una reflexión crítica sobre los
presupuestos que moldean la “ingenuidad de la apodicticidad” propia del
carácter cartesiano de su fenomenología. Esta ingenuidad es
caracterizada por Husserl como el límite metódicamente necesario de la
“primera” fase de la cognición fenomenológica, la cual determina el
alcance y los límites de la evidencia fenomenológica pero no presta
atención a la modalidad de dación de esta evidencia. La modalidad de
dación de la evidencia apodíctica de la fenomenología es tratada por la
investigación fragmentaria que aparece en los textos de la Crisis acerca
de la historicidad de la dación de la cognición fenomenológica, tema de la
última etapa del pensamiento de Husserl.
La presentación que hace Husserl, en los textos de la Crisis, de la
historicidad como momentos interrelacionados (uno de realización
primaria y otro de eventual sedimentación del significado que hace
posible la transmisión, a través de las generaciones, de una ciencia como
la geometría) revela que la estructura esencial de la historicidad consiste
precisamente en la intencionalidad que conecta los dos momentos
mencionados. Estos momentos, a su vez, resultan accesibles a la
cognición fenomenológica solamente en una reflexión fenomenológica
históricamente motivada cuya intencionalidad interroga
retrospectivamente desde el objeto de reflexión hacia los actos originarios
de la subjetividad trascendental responsable por su constitución. El
movimiento de la intencionalidad perteneciente a esta “reflexión
retrospectiva” traza, por tanto, una ruta desde el significado irreal del
objeto de reflexión (el cual es dado en el presente viviente de la
experiencia que pertenece al Ego trascendental como una unidad
numéricamente idéntica de significado en medio de la multiplicidad de
sus vivencias temporalmente individualizadas) hasta la reactivación de
los actos dadores de evidencia pertenecientes a la experiencia de un Ego
trascendental posible, los cuales están presupuestos en este significado.
El carácter explícitamente histórico de esta reflexión emerge con el
reconocimiento crítico de que la evidencia necesaria para justificar la
fundamentación cognitiva propia de la irrealidad de una unidad de
significado dada, constituida en la multiplicidad de vivencias discretas,
no está disponible a la reflexión, epistémicamente motivada e informada,
responsable de proveer precisamente tal justificación. Es precisamente la
no disponibilidad de la evidencia requerida para asegurar la
fundamentación del significado en el caso de una ciencia, lo que Husserl
caracteriza como la “sedimentación” de esta evidencia en este mismo
significado. Asimismo, es precisamente la interrogación “desedimentadora”
en búsqueda de esta evidencia la que hace manifiesta,
para Husserl, la historicidad perteneciente a la modalidad de dación de la
cognición fenomenológica.
En lo que sigue, señalaré que el carácter incompleto de las
investigaciones husserlianas concretas dirigidas a la desedimentación de
la física galileana y al origen de la geometría euclideana deja, sin
embargo, intacta su legitimidad fenomenológica y filosófica. Estas
investigaciones suponen la extensión metódica de la búsqueda
epistemológica de los fundamentos de la desedimentación de la
historicidad conectada con el establecimiento primordial de los
fundamentos responsables de una ciencia dada. Y, de acuerdo con esto,
destacaré la superioridad filosófica de la fenomenología de Husserl frente
a la concepción heideggeriana de la ontología como fenomenología y
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frente a la deconstrucción derridiana de la fenomenología con respecto al
siguiente punto crucial: solo el método husserliano es capaz de
identificar presupuestos tanto en sus afirmaciones cognitivas como en
los principios que subyacen a estas afirmaciones y de ajustar ambos de
una manera consistente con su compromiso primordial con el principio
de la filosofía como ciencia rigurosa. Ni el método hermenéutico de
Heidegger ni las intervenciones deconstructivas de Derrida son capaces
de superar sus presupuestos. Y no lo son por la simple y, sin embargo,
profunda razón de que son inseparables de una interpretación de la
antigua ontología griega que elide la controversia entre Platón y
Aristóteles acerca del modo de ser propio de los eídē. La incapacidad de
apreciar la diferencia fundamental entre el status de los eídē en Platón y
Aristóteles, así como la reducción (relacionada a lo anterior) de los eídē
de Platón a la descripción socrática que ofrece Platón de ellos, reduce el
status cognitivo de las descripciones (tanto de Heidegger como de
Derrida) de la ontología griega, que supuestamente determina a la
fenomenología de Husserl, a poco más que un mito superficial y facilista.
Por supuesto, del hecho de que las críticas de Heidegger y Derrida a la
cognición fenomenológica en Husserl le atribuyan a esta un límite
históricamente determinado, e interpreten este límite de un modo
históricamente implausible, no se sigue ni que la cognición
fenomenológica tal como Husserl la concibió no esté históricamente
determinada ni que su método esté en una mejor posición que estas
críticas para interpretar sus propias precondiciones históricas –en caso
se establezca que estas son de alguna manera relevantes para su
cognición–. La superioridad del método de Husserl, en cambio, yace en
su compromiso con el principio de carencia de presupuestos
(presuppositionlessness), en su búsqueda de este principio en la reflexión
pura, y en la direccionalidad de su intención cognitiva hacia evidencia
que sea intuitiva y esencial. Aunque muy calumniados, una vez liberados
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de su fuente espuria en la igualmente espuria ontología de la presencia y
el espurio
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