Usura, práctica reprochable
Enviado por angeljahir • 26 de Abril de 2016 • Ensayo • 1.853 Palabras (8 Páginas) • 287 Visitas
1. “La usura es una práctica moralmente reprochable”. Este enunciado se enmarca dentro de la tradición judeocristiana; y estudiado en el contexto de la doctrina social de la Iglesia Católica. Se trata de un juicio moral que motiva la búsqueda del justo beneficio, la distribución equilibrada de la riqueza y la protección de los menos favorecidos, condenando prácticas mercantiles que causan empobrecimiento, desigualdad e incluso peligros a la integridad y vida de los seres humanos. Es una fórmula que pide, para el ejercicio económico del comercio y de las finanzas, se observe el justo beneficio y se evite la desmesurada ganancia en detrimento de otros. Ello mueve a tener presente en las relaciones comerciales mesura en el lucro obtenido de otros, como en el caso de los préstamos, y por ende, no explotar la necesidad del pobre. La situación también conlleva la exigencia de la restitución, pues puede equipararse al hurto y requiere de reparación.
“Todo ser humano, por el hecho de ser persona, tiene la misma dignidad e igualdad”. El enunciado hace alusión a una realidad que trasciende los actos del hombre para referirse a una cualidad intrínseca de la naturaleza humana que lo hace acreedor de un respeto especial. Es un fundamento ontológico del que no se puede prescindir por ser consustancial a la persona y que permite inferir que entre los miembros de la comunidad humana existe identidad y paridad, de donde, deriva a su vez, la exigencia del respeto de unos para con otros. El enunciado nos remite a los bien superior de la libertad y a la capacidad de autodeterminación de los seres humanos en función de estima por sus congéneres; por ende es un valor democrático, ya que todos los hombres y mujeres lo poseen y no puede ser enajenable bajo ninguna circunstancia. Como derecho fundamental exige la tutela del mismo por parte de los estados y por parte de terceros.
“En aras de la educación hacia la aprehensión de lo “correcto” por parte de los niños ¿Es adecuado castigar físicamente a los menores para corregirlos?”. En la historia de las culturas y civilizaciones ha sido una práctica común como medio de corrección y formación de los niños. No obstante, en una valoración ponderada del caso, debemos preguntarnos por la bondad del castigo físico que asociado a la violencia pierde legitimidad. Además los estudios en pedagogía infantil avalan como alternativa eficaz el sistema de recompensas o los correctivos coercitivos de acceso a éstas. De otro lado, se deben analizar las consecuencias físicas, sicológicas y aún sociales que genera el castigo físico, quizá eficaz en el disuadir sobre el cumplimiento de una norma, mas no en la convicción de la misma para la vida. Finalmente es una clara violación de los derechos humanos y de los derechos de los niños consensuados a nivel internacional.
2. La ética es un saber práctico, no simplemente teórico sino útil para la acción, expresado en un modo específico de racionalidad que adquiere diversos matices según el abordaje filosófico que se asuma, destacándose los siguientes:
Modo deliberativo: está basado en Aristóteles, quien invita a la aspiración de la perfección por la búsqueda de la virtud entendiendo la deliberación como el procedimiento fundamental en la ética en cuanto la razón práctica es deliberativa ya que cada individuo delibera consigo mismo cuando toma una decisión personal, y al discutir cuestiones colectivas se busca el justo medio de lo correspondiente a cada uno. Pieper, trae a colación la propuesta de Lorenzen y Schwemmer e indica que es un método en el cual no “es uno solo el que decide acerca de la legitimidad de las normas en vigor, sino la comunidad de acción, que se pone de acuerdo a través del diálogo acerca de una determinada regla de comportamiento aceptable para todos (Pieper, 1991, p. 158)”.
Modo discursivo: propuesta de Habermas y Apel, cercano al anterior y que de alguna manera lo complementa teniendo idéntico punto de partida, a saber, que la validez de las normas no puede decidirse de manera autoritaria, sino que expuestas a un examen discursivo se obtenga como fruto unos consensos. Esta propuesta tiene dos movimientos, primero el intercambio de informaciones que son cuestionadas por quienes participan del debate, y en segundo momento, el procurar llegar al consenso, para lo que se necesita “un argumento que tenga fuerza para imponer el consenso y que sea capaz de motivar racionalmente a quienes participan en el proceso del discurso para que lo consideren como suficientemente fundamentado (Pieper, 1991, p. 161).
Modo analítico: todo proceder ético está sujeto al análisis que implica la descomposición de un juicio moral en sus elementos constitutivos. Tal intención se aplica a la ética, por ejemplo desde lo lingüístico, en referencia a términos de carga moral con el fin de adentrarse en la significación y funcionalidad de los conceptos morales implicados en las distintas sentencias, buscando sobre la intención de fundamentación, más bien la descripción, el análisis conceptual y la clarificación, sin descuidar su contenido de verdad, la consistencia lógica de los argumentos y la aplicabilidad. Así, “la filosofía moral analítica se ha concentrado en las últimas décadas en la metaética y ha renunciado al tratamiento de cuestiones normativas” (Pieper, 1991, p. 180). En este método Pieper acude a autores como Frankena, Nowell-Smith y Hare.
Modo hermenéutico: desarrollado principalmente por Gadamer quien se fundamenta en Heidegger y sus aportaciones en torno al círculo hermenéutico. “Eleva sobre todo la historicidad de la composición del sentido a principio de interpretación. Destaca la importancia de la tradición, a través de la cual los prejuicios del intérprete resultan determinados por sus antecesores” (Pieper, 1991, p. 180). En general, los enunciados morales requieren de la interpretación para generar una apropiación comprensiva y la consecuente formulación de sentido. “La hermenéutica trata de la clarificación de la mediación histórica de la comprensión moral” (Pieper, 1991, p. 181). Diríamos entonces que el contexto o situación que se pretende juzgar moralmente se debe interpretar a la luz de los textos originales que le fundamentan, para llegar al pretexto, y otorgarle un sentido al juicio en mención, pues “el objetivo del método hermenéutico es la ilustración de la propia autocomprensión moral acerca de los prejuicios que deben ser críticamente reconsiderarlos en punto a su justificación (Pieper, 1991, p. 182).
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