Y Si Todos Fueramos Filosofos

¿Y si todos fuéramos filósofos?

J. Alejandro Ayala Ramírez

L

a facilidad con que el mundo fluye y existe, el viento, el agua, la tierra, el fuego, los seres humanos y los animales, omitiendo el orden todo tiene importancia, y es capaz de destruirse a sí mismo y a los demás.

El ser humano como ente pensante y capaz de abstraer ideas, se niega a perecer como cualquier otro ser vivo en la tierra, se afianza a infinidad de argumentos que las religiones ofrecen, para justificar sus actos y existencia en la tierra.

Por eso es que pregunto; ¿no sería más fácil, si todos fuéramos filósofos? Pues así en lugar de buscar argumentos en falsas y retorcidas religiones, todos tendríamos un enfoque crítico y abierto en busca de sentido a nuestras pequeñas y efímeras existencias, porque nos preocupamos más por encontrar a alguien que piense por nosotros que pensar y formarnos nosotros mismos.

En un libro que ha dejado de lado lo horrendo y duro que fue el holocausto, sin utilizar de manera grotesca lo que allí acontecía, Viktor Frankl, en su libro “El hombre en busca de sentido” nos da una lección, en la que expresa de manera directa que el hombre no encuentra sentido a la vida, si no que la vida es precisamente eso, buscar el sentido.

“Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino.” (Frankl, 2004)

En una situación, o circunstancia difícil, el hombre es capaz de abstraer, y de buscar bajo el instinto de supervivencia, su bienestar, hasta este punto en el libro no se habla o se cuestiona la existencia de una fuerza omnipotente, tiene fe, pero en sí mismo y en un fin bueno o malo pero un fin.

Se aleja de su realidad, con su capacidad de abstraer y busca dentro en su pensamiento, la tranquilidad. La fe y la razón juguetean en su pensamiento y lo sacan del lugar en el que esta, dando un poco de paz.

Es capaz de filosofar y escapar del mundo palpable al mundo de lo efímero y modelable, a una construcción de bienestar determinada por sus sentidos y pensamientos, es capaz de crear y destruir, pero más, es capaz de superar mediante la filosofía de vida, las atrocidades por las que pasaba, teniendo en cuenta una idea general y universal de bienestar.

En este punto abordo el mundo de las ideas en el que ya todo es cognoscible y definido, donde la belleza ya tiene un concepto y la paz y la calma encarnan una realidad.

En base a este concepto Platón nos escribe “He aquí, pues, el recto

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