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Literatura en México del siglo XIX El periodo fundacional

Kayleigh ContróEnsayo28 de Noviembre de 2017

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Literatura en México del siglo XIX

El periodo fundacional

A manera de Introducción

El siglo XIX, -el primero del México Independiente- un lapso de terreno accidentado cuando se trata de comprender (incluso) desde sus obras artísticas que siempre quedan como la huella del paso del tiempo acontecido que dejo hendiduras en la historia; pues justo hablar de la producción literaria hispanoamericana y la independencia de esta respecto a su consolidación "nacional ó regional"[1] que hacen de cada cual algo delimitable y distinguido, representó polémica en apariencia interminable dentro de la crítica de la literatura del siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XX. Pues sabemos que este periodo represento constante turbulencia social-política, partiendo desde el hecho de que fue testigo de dos invasiones extranjeras (Estados Unidos y Francia), como efecto de una de ellas, la inevitable mutilación de territorio durante el gobierno de Santa Anna, reformar sobre la constitución (La de 1824 y 1857), y finalmente el afianzamiento del liberalismo estatal.  

Tenemos entonces, en este siglo clave el ejemplo que justo refuerza la idea de que los mayores estallidos de creación artística se dan en momentos de crisis, y aprovecho aquí para entender estas "crisis", como las fisuras visibilizadas que dejan filtrar líneas de fuga[2], destinadas en una sociedad a resinificar la realidad, y esto únicamente a través de la creación, y que en ese pausar que le advierte, tiende a ser absorbido por el poder para sumarlo al "sentido común", que legitime las relaciones establecidas.

En este sentido, he focalizado esta pretensión de análisis historiográfico en torno a la concepción del Siglo XIX en México como el periodo fundacional en el que echa raíz el "Proyecto-Nación" que legitima el establecimiento del liberalismo (y hoy neoliberalismo) del país, a través de la producción literaria como expresión y de las misma forma, instrumento político.

Influencias y apropiaciones

El mundo para entonces, va dando cuenta de la propagación viral que ampara el establecer de los liberales en el poder, luego de la larga batalla que le da la tozudez del conservadurismo monárquico. La consolidación de esté nuevo  movimiento económico-político incide en el surgimiento de tres grandes corrientes literarias: el romanticismo, el realismo y el naturalismo.

En México el arte apropia muchos elementos característicos de los esquemas europeos. Y paraleliza su praxis con estás tres corrientes más influyentes de Europa, en la lectura que se hace de la literatura francesa, italiana, inglesa, alemana, estadounidense, ya para entonces hispanoamericana y a su vez sin posibilidad de evitarlo, conserva en su escritura restos de la tradición española.

No existían para entonces, estudios académicos en letras, ni de editoriales que permitieran la facilidad que se cree otorga la institucionalización de la producción, en este caso artística. Por ello, era común que los literatos de la época vivieran de profesiones liberales, del comercio, de algún empleo público ó del magisterio. Pues justo, como lo hemos de ver ejemplificado en algunos autores en especifico, era normal que el escritor estuviera involucrado también en la política, en el periodismo, ó en el "derecho".

Para publicar sus libros, el escritor vio como oportunidad también la práctica que ya se había generado en Europa ante esta situación, y recurrió al folletín para hacer publicas sus obras. En este sentido el periódico se convirtió en el espacio de divulgación editorial, que se dejo ver en la historia como la interacción más intima entre el "autor"[3] y el público lector que se distinguió en este periodo.

Las tres subdivisiones

Basándome en el texto de José Luis Martínez[4], decidí trabajar con las tres subdivisiones que él acota como paso precvio a la modernidad, como las que constituyen el periodo de la Literatura del siglo XIX en México, que comprende a su vez desde el año 1810 (Independencia) hasta 1889 (La primera tercer parte del segundo Porfiriato).

La etapa de Independencia, se vio permeada por el Romanticismo de afán libertario por la búsqueda de soluciones políticas y sociales, que en un primer momento se hizo manifiesto en la literatura nativista, que muestra interés por el pueblo, su lengua, costumbres y desdichas que reverbera en sus novelas quién será uno de los principales representantes de está primer fracción del periodo fundacional literario: Joaquín Fernández de Lizardi  (1776-1827).

[pic 1]

De desenvolvimientos en áreas como la política, la historia, la filosofía, la lingüística, sociología netamente ejercido en su periódico "El pensador mexicano" . Autor de "la primer novela hispanoamericana", "El Periquillo Sarniento", que apela a una suma de elementos costumbristas y que es importante apreciar como atisbos de lo que sería solidificado con el tiempo de la picardía mexicana que fácilmente podemos identificar desde el capitulo primero de la obra, en un fragmento como el que se transcribe aquí:

     Mi padre era, como he dicho, un hombre muy juicioso y muy prudente; siempre se incomodaba con estas boberías; era demasiadamente opuesto a ellas; pero amaba a mi madre con extremo, y este excesivo amor era causa de que por no darle pesadumbre, sufriera y tolerara, a su pesar, casi todas sus extravagantes ideas, y permitiera, sin mala intención, que mi madre y mis tías se conjuraran en mi daño. ¡Válgame Dios, y qué consentido y mal criado me educaron! ¿A mí negarme lo que pedía, aunque fuera una cosa ilícita en mi edad o perniciosa a mi salud? Era imposible. ¿Reñirme por mis primeras groserías? De ningún modo. ¿Refrenar los ímpetus primeros de mis pasiones? Nunca. Todo lo contrario. Mis venganzas, mis glotonerías, mis necesidades y todas mis boberías pasaban por gracias propias de la edad, como si la edad primera no fuera la más propia para imprimirnos las ideas de la virtud y del honor.[5]

Hay que recordar que para estos inicios del México independiente, el grueso de la población correspondía al analfabetismo, el objetivo de Lizardi estaba bien definido, pues era evidente su apuesta a la educación del pueblo         que lograra encauzar políticamente a los criollos de clase media o de escasos recursos (como lo fue él) a través de la sátira en sus letras.

Entonces es cómo podemos identificar al Periquillo como el portavoz de su creador, quien a manera de traducción al mexicano, expresa algunas ideas educativas provenientes de España y Francia, educación que daría libertad (desde un pensamiento que ya se perfilaba progresista y occidentalizado). De esta manera, resulto fácil para el liberalismo, abstraer estás líneas de pensamiento y tomar fuerza en tanto que se convertían en armas de partido como argumentaciones doctrinarias posteriormente. Y que en efecto empezaban ya a convocar la posterior Revolución criolla en México.

 La etapa intermedia, corresponde a la Elaboración de la Republica la cual se deja como escenario de la consolidación del Romanticismo en México con la creación de la Academia Letrán reunida al rededor de José María Lacunza, quien fue maestro de los pasos que seguirían Guillermo Prieto (con su poesía popular y festiva), Andrés Quintana Roo, Manuel Carpio, José Joaquín Pesado, Fernando Calderón y entre otros, Ignacio Ramírez. Este último, nacido en el año 1818, involucrado en la política mexicana conocido por su seudónimo periodístico "Nigromante", destacado como miembro del movimiento liberal, y cercano a Benito Juárez.

[pic 2]

Reconocido por su prosa, Ignacio Ramírez es considerado uno de los artífices de esta subdivisión del siglo XIX en la literatura mexicana, pues se expresa en sus obras un romanticismo ya aplicado a la literatura política, que pretende anunciar el llegar de la Republica pacifica y restaurada en la lógica de progreso necesariamente laica, completamente evidente en el siguiente fragmento:

Así vivía la nobleza; pero la turba, sin contar con otro capital que con su trabajo, no sabía dónde colocarlo; tras las horas consagradas a la devoción y tras de las falanges de días festivos encontraba cerrados los puertos por el sistema prohibitivo, incendiada la viña, el tabaco y la morena por el monopolio, ocupados los primeros puestos por los extraños y la inteligencia recogidas sus alas y palpitando azorada entre las manos de la inquisición. Por eso es que en hombres y mujeres el modelo de la vida era el convento; el fraile y la monja se reproducían en el mundo con sus trajes, sus vicios, sus costumbres y sus preocupaciones. ¿Cómo es que dónde antes se rezaba ahora se piensa? ¿Cómo es que el espectro de la conquista que guardaba nuestros puertos ha permitido la entrada a banderas de todas las naciones y saluda respetuoso a la nuestra? ¿Cómo es que la ciencia, el comercio, la industria, la libertad y la reforma, como el oro inagotable de una Nueva California, se encuentran regados por el suelo, á merced de todas las razas desheredadas? ¿Cuándo, cómo se verificó este prodigio?[6]

El ateísmo de Ramírez logró escandalizar a sus contemporáneos, y aún cuando la Academia a la que pertenecía parecía no tener una normatividad en tanto pensamiento, rápidamente  se fue constituyendo como un núcleo de estimulo a la crítica respecto al contexto que se vivía, pero sobre todo el afán común de producir literatura independiente.

Luego de la disgregación de la Academia Letrán, quedaron las suturas que habrían de continuarse tejiendo a partir del aprendizaje apropiado por los últimos alumnos de esta asociación literaria; es así como se da el ensamble con la última etapa dentro del siglo XIX en la literatura el Nacionalismo, pues halló su reafirmación en el Liceo Hidalgo, que derivo de estos aprendizajes personificados en uno de sus principales impulsores, como lo es Francisco Zarco. Los objetivos de esta se revelan explícitamente en  la búsqueda por el desarrollo cultural en México, la enseñanza superior frente a los requerimientos del desarrollo y el avance tecnológico, que habrían de reafirmar la tradición e ideología por la literatura en el país, "porque según sea el grado de avance en la literatura, es el grado de avance en la civilización"[7], tal como sostendría Tomás de Cuéllar (integrante de este movimiento) respecto la función de la literatura.

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