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Romanticismo En El Río De La Plata


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2013  •  3.309 Palabras (14 Páginas)  •  1.364 Visitas

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El Romanticismo

Prof. Adriana Muggiani

El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso es que su rasgo revolucionario es incuestionable. Debido a que el romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla; incluso dentro de una misma nación se manifiestan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes.

Características

El Romanticismo es una reacción contra el espíritu racional y crítico de la Ilustración y el Clasicismo, y favorecía, ante todo:

La conciencia del Yo como entidad autónoma y, frente a la universalidad de la razón dieciochesca, dotada de capacidades variables e individuales como la fantasía y el sentimiento.

La primacía del Genio creador de un Universo propio, el poeta como demiurgo.

Valoración de lo diferente frente a lo común lo que lleva una fuerte tendencia nacionalista.

El liberalismo frente al despotismo ilustrado.

La de la originalidad frente a la tradición clasicista y la adecuación a los cánones. Cada hombre debe mostrar lo que le hace único.

La de la creatividad frente a la imitación de lo antiguo hacia los dioses de Atenas.

La de la obra imperfecta, inacabada y abierta frente a la obra perfecta, concluida y cerrada.

Es propio de este movimiento un gran aprecio de lo personal, un subjetivismo e individualismo absoluto, un culto al yo fundamental y al carácter nacional, frente a la universalidad y sociabilidad de la Ilustración en el siglo XVIII; en ese sentido los héroes románticos son, con frecuencia, prototipos de rebeldía (Don Juan, el pirata, Prometeo) y los autores románticos quebrantan cualquier normativa o tradición cultural que ahogue su libertad, como por ejemplo las tres unidades aristotélicas (acción, tiempo y lugar) y la de estilo (mezclando prosa y verso y utilizando polimetría en el teatro), revolucionando la métrica y volviendo a rimas más libres y populares como la asonante. Igualmente, una renovación de temas y ambientes, y, por contraste al Siglo de las Luces (Ilustración), prefieren los ambientes nocturnos y luctuosos, los lugares sórdidos y ruinosos (siniestrismo); venerando y buscando tanto las historias fantásticas como la superstición.

Un aspecto del influjo del nuevo espíritu romántico y su cultivo de lo diferencial es el auge que tomaron el estudio de la literatura popular (romances o baladas anónimas, cuentos tradicionales, coplas, refranes) y de las literaturas en lenguas regionales durante este periodo: la gaélica, la escocesa, la provenzal, la bretona, la catalana, la gallega, la vasca... Este auge de lo nacional y del nacionalismo fue una reacción a la cultura francesa del siglo XVIII, de espíritu clásico y universalista, difundida por toda Europa mediante Napoleón.

El Romanticismo se expandió también y renovó y enriqueció el limitado lenguaje y estilo del Neoclasicismo dando entrada a lo exótico y lo extravagante, buscando nuevas combinaciones métricas y flexibilizando las antiguas o buscando en culturas bárbaras y exóticas o en la Edad Media, en vez de en Grecia o Roma, su inspiración.

Frente a la afirmación de lo racional, irrumpió la exaltación de lo instintivo y sentimental. «La belleza es verdad». También representó el deseo de libertad del individuo, de las pasiones y de los instintos que presenta el «yo», subjetivismo e imposición del sentimiento sobre la razón. En consonancia con lo anterior, y frente a los neoclásicos, se produjo una mayor valoración de todo lo relacionado con la Edad Media, frente a otras épocas históricas.

Romanticismo Argentino

El Romanticismo es un movimiento que se divide en dos etapas: la primera se extiende de 1830 a 1560, y la segunda de 1860 a 1880.

La literatura romántica argentina es considerada por muchos críticos literarios como el inicio de una literatura que no puede estudiarse sin tener en cuenta el contexto histórico en el que surgió.

Luego de la Revolución de Mayo y de la Declaración de la Independencia, la paz fue una empresa difícil en el Virreinato del Río de la Plata. Por esos años, comenzaron las luchas internas que dieron origen a la oposición entre federales y unitarios. De sus contiendas, emergió la figura de Juan Manuel de Rosas, conocido por El Restaurador.

Las ideas románticas a Latinoamérica llegaron de la mano de Esteban Echeverría, figura saliente de la llamada generación del 37, y se desarrollaron al compás de los hechos políticos. La primera publicación del autor fue Elvira o La novia del Plata, 1832.

El Romanticismo argentino tuvo su espacio en el Salón Literario donde figuras como Esteban Echeverría, Domingo F. Sarmiento se daban al debate sobre como pensar la Argentina naciente y como hacerlo frente a la tiranía rosista. Obras como El Matadero de Echeverría, Amalia de José Mármol y Facundo de Sarmiento son claros ejemplos de ello.

La representación de la realidad propuesta por estos autores no se limita a un plano meramente testimonial sino que, con sus obras los intelectuales pretenden incidir en las acciones políticas y modificar el rumbo de los acontecimientos. Las denuncias de las prácticas autoritarias del rosismo y la postulación de la democracia liberal como el instrumento para el desarrollo de la patria serán habituales en las producciones de los artistas y pensadores reunidos en tertulias y asociaciones opositoras al gobierno

Los románticos argentinos fueron hombres de letras y hombres de acción. En 1838 cuando el Salón Literario fue clausurado por Rosas y pasó a la clandestinidad. Echeverría creó y presidió la Asociación de la Joven Generación Argentina que vogaba por la recuperación de los ideales de la Revolución de Mayo. Luego gran parte de la Asociación tuvieron que emigrar a los países vecinos.

El romanticismo surgió de la necesidad de construir una nación libre, sin censura ni opresión. La confrontación permanente con el federalismo rosista, llevó a los autores de la generación del 37 a vincular lo popular con el atraso y se volvieron extranjerizantes, aunque rechazaron, entre otras cosas, el castellano peninsular.

Los intelectuales de esta generación estaban más allá del antagonismo federales-unitarios. Ellos adherían a los ideales

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