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El Río de la Plata


Enviado por   •  1 de Marzo de 2014  •  Tutorial  •  5.619 Palabras (23 Páginas)  •  219 Visitas

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ECONOMÍA

La población en el Río de la Plata, permaneció sumamente dispersa a lo largo del período colonial. La gran excepción fueron las 30 misiones guaraníes de los jesuitas, situadas entre el alto Paraná y el alto Uruguay. En el siglo XVIII su población alcanzó y, ocasionalmente sobrepasó, los 100.000 habitantes. Éstas estuvieron económicamente bien organizadas y eran mayoritariamente autosuficientes, aunque producían yerba mate en gran medida destinada a la exportación. En conjunto, la ausencia de mercados internos restringió la producción de la mayoría de las mercancías agrícolas. Aquellas ramas que lograron desarrollarse estaban ajustadas a la demanda exterior. En la provincia de Tucumán, se producían tejidos para Potosí hasta que disminuyó la mano de obra, a principios del siglo XVII, y los productores mejor situados asumieron el control de este mercado. Entonces. Tucumán se convirtió en una región productora de mulas para el mercado de Alto Perú.

ESPAÑA Y AMÉRICA: EL COMERCIO ATLÁNTICO

España y su imperio americano, el Viejo Mundo y el Nuevo, estaban unidos por el océano Atlántico. Veleros de madera, frágiles según los criterios modernos, hicieron trabajosamente la ruta de ida y vuelta a América año tras año durante más de tres siglos, con asombrosa constancia y regularidad. La «carrera de Indias», como se llamaba a menudo la conexión marítima hispanoamericana y al comercio que transportaba, era también, por supuesto, un factor económico y en último término, social y cultural de gran importancia. Las flotas traían de Europa maíz, patatas, azúcar y tabaco, así como oro y plata. A su vez, Europa enviaba al tiempo que gentes y manufacturas, trigo, cerdos, ovejas y ganado bovino que afectaron grandemente la dieta y el paisaje americanos. La propia «carretera» atravesó una serie de ciclos, cortos y largos, que reflejaban y afectaban al mismo tiempo las condiciones socioeconómicas de la madre patria y de las colonias. A medida que las rivalidades imperiales europeas crecieron, especialmente en el Caribe, la carretera fue amenazada, directamente por piratas y corsarios e indirectamente por los esfuerzos de los contrabandistas del norte de Europa, para sustituirla en su papel de proveedor y cliente del imperio hispanoamericano.

La empresa colonial española, o, para ser más precisos, castellana, en el Atlántico siguió casi un siglo de exploraciones portuguesas de las costas atlánticas orientales. Portugal había iniciado también la colonización en las islas de la plataforma continental europea y africana. El que Castilla llegara al Nuevo Mundo antes que Portugal fue un accidente: se debió a la decisión de Colón de abandonar Lisboa y la corte de Juan II para buscar apoyo en Fernando e Isabel. El descubrimiento y colonización de América por España fue, así pues, parte de una expansión ibérica por el Atlántico llevada a cabo durante los siglos XV y XVI y comandada por los portugueses.

España y Portugal disfrutaban de una gran ventaja sobre las naciones del occidente europeo por la posesión de la costa y los estuarios entre Lisboa y el río Guadalquivir. Allí se encontraron el Mediterráneo y el Atlántico, de igual modo que sus tradiciones marineras y sus técnicas de navegación. Había muchos buenos puertos en Galicia, Asturias y el País Vasco, y algunos construyeron facilitaron barcos a la carrera, incluido el primer barco de Colón, durante los siglos del comercio de las Indias. Las Canarias se convirtieron en la parada obligada y preferida de la ruta de las Indias españolas, y las Cabo verde la parada empleada cuando se navegaba la costa de África o al ir con rumbo este. Las Azores y, en menor medida, Madeira eran más adecuadas para las flotas que volvían de América, y los barcos españoles las usaban cuando lo necesitaban y los portugueses lo permitían. Las Canarias llegaron a ser algo así como un laboratorio para la conquista y la colonización de Hispanoamérica. Muchas de las técnicas e instituciones de la conquista y colonización y algunas de las nuevas cosechas e industrias se probaban, mejoraban y establecían en Canarias.

MERCADOS Y ACTIVIDAD COMERCIAL

Debido a la pobreza de las comunicaciones terrestres y al gran volumen de las mercancías agrícolas y ganaderas, la distancia a los centros de población española se convertía en una factor crucial, que en gran parte condicionaba el valor de la tierra y el de la producción. Cuando decaía la minería o descendía la población de una ciudad, inevitablemente ellos afectaba de manera negativa al sector rural de las áreas circundantes. Por otra parte, la producción especializada de artículos de escaso volumen y de elevado valor a la vez, como el vino y el azúcar, que se prestaba al comercio de larga distancia, aún así proporcionaba considerables beneficios. También el transporte de animales vivos, mulas y ganado, a pesar de la lentitud, podía ser un negocio a larga distancia. Finalmente, la comunicación marítima, si estaba disponible, reducía considerablemente el problema del transporte de las mercancías agrícolas a los mercados. Tanto el Pacífico como los grandes ríos cumplieron con esta función. Por otra parte, en relación con los costos de producción de muchos bienes locales, la existencia de un gran número de impuestos sobre el consumo y los aranceles internos, siempre obstaculizaba el comercio de larga distancia.

Poco se sabe en torno al modo en que se realizaban las transacciones comerciales de los productos. Los grandes hacendados, tanto los laicos como los eclesiásticos, vendían la mayor parte de sus mercancías a través de sus agencias corresponsales en Potosí y otros pueblos («remisiones»). Otros preferían realizar las ventas de sus productos en su propio lugar o en el de los compradores. El sistema de celebración de ferias regulares desempeñaba en papel clave en algunas actividades comerciales, tales como las relacionadas con la venta de mulas y ganado. Los religiosos, en general, parece ser que preferían vender sus artículos directamente a los consumidores, en lugar de depender de los comerciantes. El sistema llamado «repartimiento forzoso de mercancías» a los indios y mestizos pobres constituyó el elemento más importante del comercio interior, hasta que dicho sistema se suspendió legalmente, en 1780. En Perú, las mulas procedentes del Río de la Plata y los tejidos de Quito y Cuzco integraban las principales mercancías de este tipo de comercio. El reparto implicó una masiva redistribución de las mercancías andinas, tales como el tejido y la coca, desde las áreas productoras a las no productoras. Los corregidores, responsables de los repartos, eran, probablemente en gran medida, las caras visibles de los comerciantes profesionales.

La

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