Acuerdos De Convivencia
Enviado por cheli2004 • 29 de Noviembre de 2014 • 905 Palabras (4 Páginas) • 270 Visitas
CAPÍTULO I
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
En la actualidad, la agresión escolar es uno de los fenómenos sociales que más se vive e incide entre los estudiantes. Hoy, los docentes no pueden impartir sus clases con tranquilidad dentro del aula, ya que cada día son más los alumnos que presentan comportamientos violentos contra sus compañeros, ya sea, de forma física, psicológica y social. Además este comportamiento inadecuado de los alumnos, no sólo se ve reflejado en el aula, sino también en los horarios de descanso y en cualquier espacio dentro de la escuela, incluso ocurre sin respetar la presencia de profesores.
Diferentes autores han distinguido distintos niveles en la violencia. Así, Rigby (1996) diferencia entre maltrato maligno y maltrato no deliberado. El primero, que puede considerarse el ejemplo más extremo del fenómeno, consiste en una agresión intimidatoria que busca conscientemente hacer daño a otro, es decir, una explotación deliberada de una diferencia de poder. El maltrato no deliberado, por indiferencia o negligencia, puede darse con fines incluso pedagógicos, pero la víctima se siente igualmente sometida y sin defensa. Los elementos del maltrato maligno —prototipo de maltrato— presentes ya en la definición dada por Olweus(1993), son los siguientes:
— Deseo inicial obsesivo y no inhibido de infligir daño, dirigido contra alguien indefenso.
— El deseo se materializa en una acción.
— Alguien resulta dañado. La intensidad y la gravedad del daño dependen de la vulnerabilidad de las personas.
— El maltrato se dirige contra alguien menos poderoso, bien sea porque existe desigualdad física o psicológica entre víctimas y actores, o bien porque estos últimos actúan en grupo.
— El maltrato carece de justificación.
— Tiene lugar de modo reiterado. Esta expectativa de repetición interminable por parte de la víctima es lo que le da su naturaleza opresiva y temible.
— Se produce con placer manifiesto. El agresor disfruta con la sumisión del débil.
La falta de apoyo de los compañeros hacia las víctimas, frecuente en esos procesos, ha sido interpretada por Olweus (1993) como resultado de la influencia que los agresores ejercen sobre los demás, en la línea de lo que algunos estudios han demostrado respecto a que tanto adultos como jóvenes se comportan de forma agresiva después de observar un acto de agresión.
En el caso del maltrato entre iguales, se produce un contagio social que inhibe la ayuda e incluso fomenta la participación en los actos intimidatorios por parte del resto de los compañeros que conocen el problema, aunque no hayan sido protagonistas inicialmente del mismo. Este factor es esencial para entender la regularidad con la que actos de esta índole pueden producirse bajo el conocimiento de un número importante de observadores que, en general, son los compañeros y no los
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