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Aspectos de la transición de la sociedad, desde la antigüedad al feudalismo


Enviado por   •  6 de Junio de 2013  •  Tutorial  •  2.944 Palabras (12 Páginas)  •  412 Visitas

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Centrándonos en la transición de la antigüedad al feudalismo, nos topamos con el problema de las pocas fuentes que hay sobre dicho período. Según el modelo gradualista, entre los siglos III y V, el esclavismo deja de ser rentable y se empiezan a distinguir relaciones feudales. Una crítica a este modelo, es el problema fáctico ya que hasta el siglo X todavía se observan en la Europa Occidental, la presencia de alodios (propiedades campesinas libres). Otro modelo que puede mencionarse para analizar dicha transición, es el mutacionista (Georges Duby, se basa en este modelo). Este modelo aparece para reemplazar al gradualista, justamente por lo que he mencionado, de que no ha podido explicar la existencia de alodios. Se demuestra que hasta la Revolución Feudal del siglo XI, nos encontramos frente a una continuidad de las estructuras antiguas. Producto de esta continuidad de estructuras antiguas, es que no ven servidumbre ni relaciones feudales hasta la revolución del año 1000, hasta ese entonces manifiestan que se seguía dentro de un modo de producción esclavista. El problema de este modelo es que niega la existencia del dominio, por no poder explicar su existencia, lo muestran como la antigua villa esclavista.

Antes de adentrarnos en el fin de las estructuras antiguas en la Europa Occidental, haré un breve repaso de las características que tenían estas sociedades antiguas. Dichas se encontraban regidas bajo un sistema esclavista, el cual se vio afectado a finales del siglo I, ya que contó con un descenso en el número de guerras, las cuales estaban encargadas, entre otros factores, de proveer esclavos. Debido a esto, la clase explotadora se vio envuelta en la tarea de la crianza de esclavos, para que éstos no disminuyeran en cantidad.

A raíz de esto, y a partir del texto de Sainte Croix, vemos que para que no se confundan las diferenciaciones entre los explotadores y explotados, es que comienzan a darse ciertos cambios en las condiciones de vida de las clases más pobres, cambios propuestos por quienes se encontraban a la cabeza del imperio romano.

Hasta el siglo II y comienzos del siglo III, las personas de las clases bajas de la población libre eran tratadas en base al estamento al que pertenecieran. De ahí que se plantea la diferenciación entre un ciudadano romano, un ciudadano de una ciudad griega libre, un ciudadano de una ciudad griega que no fuera técnicamente libre, y de un provincial corriente. Dentro de esta última categoría se aglomeraba a la gran parte de la población, formada casi en su totalidad por campesinos, quienes gozarían de una menor cantidad de derechos jurídicos, en comparación al resto de los sectores. La ciudadanía romana era la vara para medir la cantidad y calidad de derechos que se iba a tener, pero a partir de los siglos mencionados anteriormente, es que los derechos de las clases más pobres se vieron infinitamente reducidos, a tal punto que a mediados del siglo III, habían casi desaparecido. La ciudadanía romana había de dejado de ser la gran divisora de aguas, ya que en el 212 de la era cristiana se promulgó la Constitutio Antoniniana. En ella quedaba establecido que la adquisición de la ciudadanía romana dejaría de ser tan restringida y podían acceder a ella los habitantes libres del Imperio.

Este carácter ampliatorio de la ciudadanía se aplicaba en parte para aumentar las recaudaciones del imperio, ya que había muchos impuestos que pagaban sólo los ciudadanos romanos y de este modo habría más personas que los pagarían. A raíz de esto el gran cambio que se da en las sociedades antiguas, es que deja de ser el status la diferenciación social, y ahora la diferencia se regirá a partir de una cuestión económica, la distinción pasará a ser entonces, ni más ni menos que entre ricos y pobres, estableciendo un carácter más clasista.

Con esto se vislumbra que si bien, en apariencia, todos los ciudadanos romanos serían iguales ante la ley, ahora la diferencia sería entre quienes pertenecieran a los grupos de privilegios y quiénes no. En el plano legal se pone de manifiesto que quienes pertenecían a este grupo privilegiado, tendrían penas más leves frente a un mismo delito, que las que recibirían el resto de los ciudadanos libres, que se encontraban por debajo de éstos grupos, y que estarían subordinados a ellos. Del mismo modo dicha diferencia se ponía de manifiesto en los juicios, ya que los testimonios de los pobres, serían tomados con menor seriedad y credibilidad que los que dieran los ricos. No resulta tan curioso así mismo, que estuviera legitimado el hecho de torturar a los ciudadanos libres de menores recursos, poniéndolos de cierto modo, en un mismo escalón junto con los esclavos. Con esto vemos, que las clases propietarias, eran dueñas de cualquier tipo de privilegio constitucional, abalado por diferentes decretos imperiales.

Otra característica que tenían estas sociedades antiguas, es que los ya mencionados grupos de privilegios explotaban al campesinado para extraerles todo el excedente que fuera posible. Ya en el siglo III nos encontramos frente a una situación de explotación masiva por parte de la clase propietaria. El descontento no se hizo esperar mucho, pues ya para este siglo nos encontramos con las primeras revueltas campesinas, las bagaudas, que son la mayor expresión de dichas revueltas.

Como consecuencia de las revueltas campesinas, empieza a darse una mayor resistencia al pago de impuestos, y es a partir de aquí donde no puedo dejar de mencionar que la clase propietaria, que ya he mencionado, no era homogénea, es decir que dentro de ella se percibían diferenciaciones sociales. Como el sector más bajo de la clase propietaria, se destaca la clase curial, que dentro de las sociedades antiguas se los podría definir como los sectores medios, ya que no dejaban de estar inmersos en las estructuras jurídicas, político e ideológicas del imperio. A ser los curiales sectores urbanos que se encargaban de la recaudación de impuestos, es que durante los siglos III y IV sufrieron una fuerte presión ejercida por parte de la clase terrateniente, ya que en medio de las revueltas, se les dificultaba más poder cobrarles a los campesinos. De no poder cumplir con su trabajo la clase propietaria los castigaría, es por eso que empiezan a emigrar de las ciudades, para evitar el castigo. Dos caminos tomaron los curiales, los curiales más pobres se unen a los campesinos que estaban en plena revuelta, y los más ricos intentan ingresar a los sectores más ricos, aliándose a la clase propietaria. El autor hace referencia a la existencia de una “lucha de clases” al interior del sector curial.

Estos sucesos forman parte del proceso de polarización social, dan inicio a la crisis del imperio romano. En el siglo V nos topamos

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