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Cambio Y Reforma De La Constitucion


Enviado por   •  4 de Marzo de 2013  •  1.151 Palabras (5 Páginas)  •  625 Visitas

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Cambio y reforma de la Constitución

El debate en torno al tema de la reforma de la Constitución es un fenómeno que tiende a ser permanente, por la sencilla razón de que nuestro máximo código político permite su adición o su reforma, no obstante que sigue habiendo quienes consideran que es una Constitución “rígida” (según el paradigma, bastante antojadizo, de James Bryce). De acuerdo con el artículo 135 de la propia Carta Magna, ella “puede ser adicionada o reformada” si lo decide el voto de las dos terceras partes de los miembros presentes de las dos cámaras del Congreso de la Unión y tiene la aprobación de la mayoría de las legislaturas locales. No pone ninguna limitación ni impone excepción alguna para reformarla. Estando a su letra, toda ella puede ser cambiada, siguiendo el procedimiento establecido.

Ya en otras ocasiones me he referido al punto: las discusiones en torno al mencionado tema de la reforma o el cambio de la Constitución resultan repetitivas e improductivas. Algunas veces se opina que la misma debe ser cambiada a fondo (Diego Valadés ha llegado a hablar de “refundación” de la Carta Magna) porque ya no responde a las necesidades del país; otras veces se sigue insistiendo en que se trata de una norma que no es respetada y que en muchas de sus materias no se cumple; también se aventura la hipótesis de que es obsoleta y, asimismo, llega a afirmarse que, así como está, está bien y no debe tocársele. Todo ello pese al hecho evidente de que la Constitución ha sido manoseada hasta el exceso y ya no es, en muchas de sus partes, la misma de 1917. Lleva ya más de 530 modificaciones.

Las opiniones en torno a qué hacer con nuestra Carta Magna, en el fondo, siguen siendo las mismas que por tradición se siguen en México. La mayoría de los juristas, en una perspectiva muy conservadora, piensa que la Constitución no debe cambiarse por otra y, también en una mayoría, juzgan que, antes que cambiarla por otra, debe acabar de cumplirse así como está. Muchos políticos, en cambio, proponen una nueva Constitución y siempre aceptan que mucho de lo que es avanzado en ella debe conservarse. Porfirio Muñoz Ledo ha propuesto, incluso, que la nueva Constitución sea obra de un nuevo Congreso Constituyente al que convoquen todas las fuerzas políticas del país. Eso, ha dicho, le dará a la nueva Carta Magna un nimbo de autoridad.

Para muchos juristas, la Constitución surge de una situación de ruptura social, política y cultural. Todas nuestras constituciones, por ejemplo, han sido originadas por la violencia. Pero se da el caso, también, de constituciones que, siendo fruto de una situación de ruptura, son, empero, resultado de un pacto entre las diferentes fuerzas políticas. Naturalmente que del pacto debe resultar un Congreso Constituyente que elabore la nueva Carta Magna. En realidad, siempre se requiere de un pacto para hacer una nueva Constitución, incluso cuando se sale de una situación de violencia; es más, ella misma no puede sino concebirse como un nuevo pacto en la sociedad, el más alto de todos.

Ahora bien, que la Constitución sea un pacto implica de suyo que será observada y cumplida. Ya como acuerdo vigente, cualquier violación o inobservancia de la misma será considerada (o debiera) como una ruptura del pacto. Lo que da lugar a la idea, de origen russoniano, de que el pacto fundador es un acto en continua renovación y reivindicación. ¿Qué sucede entonces, en una situación como la de México, en que la Constitución es continuamente

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