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Campaña Del Alto Peru


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2014  •  1.702 Palabras (7 Páginas)  •  568 Visitas

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Campaña al alto Perú

En abril de 1813 inició el avance hacia el norte, al territorio del actual Bolivia. Intentó no empeorar las relaciones con los altoperuanos, que habían quedado mal predispuestas contra los porteños desde las imprudencias de Castelli y Monteagudo. Pero hizo ejecutar a os juramentos de salta, que había violado el juramento por el que habían sido liberados: les cortó las cabezas y les hizo clavar con un cartel que decía “por perjuros e ingratos”.

Expediciones del alto Perú

Entre 1810 y 1815, el Ejército del Norte realizó tres expediciones infructuosas al Alto Perú y quedó aniquilado:

1810-1811. Al mando del teniente coronel Antonio González Balcarce, acompañado por el Comisionado de la Junta de Gobierno de Buenos Aires, Dr. Juan José Castelli, el Ejército del Norte inició su primera campaña al Alto Perú, para evitar la invasión realista (española) sobre Salta. Previamente, por indicación de Mariano Moreno y con el apoyo de soldados británicos establecidos en el país desde las invasiones inglesas, fusiló a Santiago de Liniers en Cabeza de Tigre, Córdoba. Los patriotas vencieron a los españoles en la batalla de Suipacha, ocupando las cuatro gobernaciones altoperuanas (Potosí, Charcas, Cochabamba y La Paz). Derrotados por los españoles en Huaqui, perdieron las provincias del Alto Perú.

1812-1813. Al mando de Manuel Belgrano, el Ejército derrotó a las fuerzas españolas en Tucumán el 24 de setiembre de 1812. Desde entonces, esa provincia se conoció como "Sepulcro de la Tiranía". El 20 de febrero de 1813, los realistas volvieron a ser vencidos en la batalla de Salta. Belgrano recibió un premio de $40.000, que donó para la creación de cuatro escuelas de primeras letras. A fines de 1813, el Ejército fue vencido en Vilcapugio y Ayohuma, quedando desprotegido el norte argentino. Ante el peligro de invasión a Salta, el coronel José de San Martín reemplazó a Belgrano en la jefatura del Ejército del Norte. San Martín entendía que el problema de la Independencia no se resolvería en el Alto Perú. Por eso, a fines de abril de 1814 renunció al mando y se retiró a Córdoba.

1815. Al mando de José Rondeau, el Ejército del Norte inició la tercera campaña al Alto Perú en febrero de 1815. Martín Güemes se retiró de la expedición para hacerse cargo del gobierno de Salta y preparar la resistencia en caso de derrota. Rondeau ocupó Potosí, pero fue derrotado en Venta y Media y Sipe-Sipe en 1815. De esa manera se perdieron para siempre las provincias del Alto Perú y quedó aniquilado definitivamente el Ejército del Norte.

CUADRO DE LAS CAMPAÑAS AL ALTO PERÚ

Expedición Jefe Batallas y Combates Año Resultado

1º al Alto Perú Antonio González Cotagaita 1810 Derrota

Balcarce Cotagaita 1810 Victoria.

Suipacha 1810 Victoria

Huáqui 1811 Derrota

Desaguadero (Juraicoragua) 1811 Derrota

2º al Alto Perú Manuel Belgrano Las Piedras 1812 Victoria

Tucumán 1812 Victoria

Salta 1813 Victoria

Vilcapugio 1813 Derrota

Ayohuma 1813 Derrota

3º al Alto Perú José Rondeau Venta y Media 1815 Derrota

Sipe Sipe 1815 Derrota

Belgrano al frente del Ejército del Norte

En 1812, con nuevo comandante, Manuel Belgrano, la Junta decidió hacer una segunda campaña auxiliadora al Alto Perú, con un objetivo claro: derrotar definitivamente a los realistas ganadores en la batalla de huaqui y por consiguiente levantar la moral de la población, decaída por el avance realista

El 26 de marzo, el coronel mayor Belgrano recibió de Pueyrredón el mando en la Posta de Yatasto (Salta) e inmediatamente avanzó hacia San Salvador de Jujuy, donde estableció un perímetro de defensa. Luego situó su campamento en Campo Santo.

La tarea de Belgrano en el Norte, al igual que la anterior en el Paraguay, tuvo tanto de política como de castrense; se confiaba en él para restaurar la moral de los habitantes de la región y desarmar a los realistas que había entre ellos, de los que no se contaban pocos en la jerarquía eclesíastica y las clases más pudientes. Se lo prefirió por ello a otros militares quizá más experimentados y capaces, como Eustoquio Díaz Vélez o Juan Ramón Balcarce, ambos con el grado de coronel y veteranos de numerosos enfrentamientos. Entre los oficiales jóvenes contó con varias figuras que se destacarían en lo sucesivo, como José María Paz, Manuel Dorrego (a quien en mayo nombró Jefe del Estado Mayor del Ejército) y Gregorio Aráoz de La Madrid. Ya en Salta, recibiría el inestimable añadido del barón de Holmberg, artillero veterano de las guerras en Europa, que se haría cargo de su escasa artillería, apenas dos cañones en un primer momento y sobre todo de la planificación estratégica.

La dotación de campaña era también reducida; sumaba unos 1.500 hombres, de los cuales dos tercios eran de caballería, y sólo poco más de 600 contaban con armas de fuego. Escaseaban asimismo las bayonetas, con lo que debieron improvisarse lanzas como armamento para la mayor parte de la tropa; aquellos oficiales que no podían aportar un sable propio carecían de él. La necesidad impuso una organización estricta, y Belgrano

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