Comentario Texto De Epistola Consolatoria De Vivente Beauvies
Enviado por mperez2429 • 16 de Octubre de 2013 • 2.085 Palabras (9 Páginas) • 819 Visitas
COMENTARIO DE TEXTO
"EPÍSTOLA CONSOLATORIA POR LA MUERTE DE UN AMIGO"
Por eso el mártir San Cipriano en el libro Sobre la mortalidad dice: «Temer la muerte es propio de quien no quiere ir a Cristo, ni cree que él empieza a reinar con Cristo». Finalmente, temer la muerte es señal de desesperación de la mala conciencia, pues, quien, amando esta vida, teme la muerte es semejante al ladrón que ama su cárcel de la que no querría salir nunca por no querer ser conducido al patíbulo. En la misma obra dice San Cipriano: «Querer permanecer mucho tiempo en el mundo es propio de aquel a quien deleita el mundo, esto es, a quien invita con los atractivos del placer terreno, halagando y engañando». «Así, pues, tema morir aquel a quien le consta que de esta muerte pasa a una segunda muerte. Tema morir aquel a quien por una tardanza más larga se le concede que los tormentos y los gemidos se difieren entre tanto». Esto dice San Cipriano. Por eso también San Ambrosio en el libro Sobre el bien de la muerte dice: «Ciertamente la muerte, aunque libera a todos, agrada a pocos. Pero no es esto defecto de la muerte sino de nuestra debilidad, pues somos atrapados por el placer del cuerpo y el deleite de la vida y nos apresuramos a terminar esta carrera en la que hay más amargura que placer». Así, pues, no hay que temer la muerte sino más bien despreciarla, en primer lugar porque la vida humana es frágil y por eso despreciable según lo que dice Santiago: «¿Qué es nuestra vida? Es vapor que obedece ante algo pequeño». Vicente de Beauvois.
1.- INTRODUCCIÓN
El texto ante el que nos encontramos es un fragmento de la "Epístola consolatoria por la muerte de un amigo", obra que podemos considerar como un tratado medieval de antropología psicológica y pedagógica para educar sobre el sentido positivo del dolor y la muerte y de la dignidad humana en el más allá. Estructurada en tres partes: el tiempo del hombre, el más allá y la visión beatífica de Dios. Es una obra postrera de su autor por lo que presenta más sistematización y rigor reflexivo que anteriores trabajos. Otras obras del mismo autor son: “Speculum maius”, “Speculum doctrinale”, “De eruditione filiorum nobilium”, “Temorari institutione príncipis”.
Ignoramos tanto la fecha de nacimiento, (probablemente entre 1190 y 1194) como de su muerte. En cualquier caso a finales del siglo XII.
Se trasladó a París, en torno a 1210 en busca de ciencia y títulos académicos. Tomó el hábito dominico formando parte de los 16 primeros dominicos. Se forma en la primera hornada de la recién creada Universidad de París. Sus años en París conformaron en él un pensamiento didáctico y una personalidad sólidamente dominica. Su formación moral, intelectual y teológica fueron sus mejores armas para responder a los retos culturales y pastorales de una Europa que empezaba a caminar por los senderos del humanismo, de la secularidad y la diversidad religiosa. El trabajo de investigación, el estudio de las Sagradas Escrituras, la predicación y la enseñanza de la teología fueron sus ocupaciones prioritarias. Su fama como predicador y hombre de letras le abrió las puertas de la corte de Luis IX. El rey le llamó para predicar en la abadía de Royaumont, convirtiéndole en su confesor y preceptor de sus hijos. El cargo que ocupaba suponía asumir la responsabilidad docente y organizativa de la escuela benedictina del monasterio y, por otra parte, le convertía en una especie de maestro extraordinario en la corte, dedicado a impartir clases de teología, consejos a los reyes, confesar, escribir libros (el rey le proporciona medios para publicar sus obras), seleccionar obras para la biblioteca, etc.
En la Francia del siglo XIII, la dinastía capeta debilitó el orden feudal, sometió a la nobleza, consolidando el poder real. Poder que, bajo la inspiración moral de la Iglesia, consideraba al rey no sólo responsable del bienestar de su reino, sino un colaborador directo y fundamental en la corredención de sus súbditos.
En el plano económico y social se consolidó una economía más urbana y mercantil la ciudad se estabiliza como estructura social por excelencia; hubo un impulso importante de las artes mecánicas y técnicas que hacen que estemos en presencia de una secularidad cada vez más clara, mientras se abre paso una emergente burguesía.
En el plano religioso, la aparición de las órdenes mendicantes (dominicos y franciscanos) supone un impulso de renovación pastoral más urbana e intelectual. Por otra parte, el IV Concilio de Letrán apuesta por una profunda reforma pastoral, disciplinar y pedagógica.
En el plano cultural nos encontramos ante un renacimiento cultural, ante un pseudomisticismo racionalista; la fe y la razón se unen. A ello contribuyó la aparición y estudio del “Nuevo Aristóteles”. Esta obra supone una revolución en la teoría del conocimiento, ya que ofrecía una explicación racional del mundo, independiente de las verdades cristianas. Por otra parte, las universidades y los colegios universitarios pasan a ser el centro intelectual por excelencia. Todo ello va a servir de base y antesala a la eclosión humanista, cultural y científica de los siglos XV y XVI.
2.- COMENTARIO INTERNO
- Temor a la muerte: debido a la debilidad humana, a nuestra mala conciencia.
- Placer del cuerpo, deleite de la vida: Por lo que nos sentimos atrapados y engañados.
En este texto entresacamos dos ideas principales y una conclusión:
a) El hombre se encuentra prisionero de los bienes y placeres de la vida terrenal.
b) El hombre teme a la muerte sin darse cuenta que la muerte libera.
Conclusión: No hay que temer a la muerte que nos libera y nos retrasa el encuentro con Cristo, sino que hay que despreciarla.
3.- ANÁLISIS EXTERNO:
El texto nos habla acerca del problema de la muerte a la cual los hombres tememos porque nos aferramos a los bienes efímeros de que disfrutamos. Sin embargo, el hombre debe considerar la muerte como una liberación y un acabamiento de su misión.
Este texto que analizamos pertenece al género consolatorio. Género que tiene como denominador común considerar la vida terrena una cárcel, de la que sólo nos liberaremos con la gracia de una muerte tamizada
...