Cuestionario Delitos en particular Cuestionario No. 1 Delitos en Particular
Enviado por Chikismx • 20 de Abril de 2017 • Ensayo • 2.081 Palabras (9 Páginas) • 366 Visitas
Sin lugar a dudas la búsqueda y el cálculo de estadísticas que expliquen el pasado de las naciones goza ya del interés general. No olvidemos que la disponibilidad de información estadística constituye una de las fuentes más importantes para conocer la historia de las naciones.
En el caso de México, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) indica que las fuentes de información con las que se elaboran estos indicadores son el acervo del Instituto Nacional de Antropología e Historia, colecciones
y bibliotecas particulares, así como trabajos de investigadores independientes con reconocimiento de la academia.1 Es importante mencionar que el cálculo de estos indicadores es el resultado de una ardua y minuciosa investigación realizada, generalmente, por especialistas en la materia, es decir, en historia y estadística. Este
análisis, por su naturaleza, se enfrenta constantemente a problemas como la duplicidad y fidelidad de información disponible, pero sobre todo, el investigador se encontrará en riesgo constante de realizar un análisis anacrónico del entorno.
El INEGI afirma, en la introducción de las Estadísticas Históricas de México, que Agustín de Iturbide solicita impulsar las labores estadísticas vía el decreto imperial de 1821, dirigido a las Juntas Provisionales del Ayuntamiento.2 Será en 1822 que se decretará la existencia de la Estadística General del Imperio, la primera institución de la nueva nación especializada en la materia.
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Para entender las visiones discordantes sobre la situación económica de México en el periodo que va de 1820 a 1840, debemos recordar que nuestro país encontró muchos problemas en su tránsito hacia la estabilidad socioeconómica. Recordemos que México se rigió por un emperador, una República, tres constituciones, veinte gobiernos3 y más
1 INEGI, “Estadísticas Históricas de México, Tomo II”, http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/integracion/pais/historicas/ehm ii1.pdf (consultado el 20 de agosto de 2015)
2 INEGI, “Catálogo de Documentos Históricos de la Estadística en México (Siglos XVI-XIX)”,
http://www.inegi.gob.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/integracion/especiales/cdhem/ CDHEM_Intra1.pdf (consultado el 21 de agosto de 2015)
3 Guadalupe Victoria (1824-1828) fue el único presidente que completó su periodo de gobierno
de cien gabinetes.4 Por primera vez nuestro país tuvo que valerse por sí mismo para comenzar una verdadera administración nacional, lo que poco a poco fue poniendo a prueba las habilidades y conocimientos de sus dirigentes.
Ante tal panorama, las visiones estadísticas divergen entorno a la prosperidad del periodo. Por un lado encontramos la visión tradicional, cuyos defensores afirman que estas dos décadas estuvieron marcadas por los problemas económicos derivados de la mala administración de un país que no contaba con la experiencia necesaria para regirse a sí mismo; por el otro, encontramos a quienes estipulan que en realidad México era un lugar próspero y dinámico. Esta última es resultado de una serie de revisiones históricas que, apoyados en análisis profundos y globales de la situación histórica, han ayudado a inaugurar una nueva perspectiva de la historia.
Sin embargo, una visión intermedia, como la propuesta por Gómez Galvarriato, Dobado y Williamson en “Mexican Exceptionalism: Globalization and De-Industrialization, 1750-1877” puede hacernos notar que la situación económica nacional era en realidad consecuencia de fenómenos todavía más profundos y globales. El argumento central es que entre 1810-1890 se observa una mejora generalizada en los términos de intercambio de Latinoamérica, consecuencia directa del cambio del mercantilismo al libre comercio. No obstante, al eliminar las barreras de comercio con otras regiones -que bajo la perspectiva del libre comercio es un factor de crecimiento económico- las tasas de mejora tecnológica y de mejora humana decrecieron, acentuando la división entre los países industrializados y los emergentes.
Respecto a la particular situación de México, los autores afirman que la mala economía del periodo se atribuye a la debilidad institucional e inestabilidad política posterior a la independencia, a los nuevos actores políticos y a la destrucción de infraestructura, aunado a la falta de conocimiento sobre la administración del país. El daño se concentró en los centros donde la industria textil era grande, industria que se vio afectada por el colapso del sistema de préstamos de la iglesia.
4 Rodriguez, Jaime, “La crisis de México en el siglo XIX”, http://www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc10/10124.html (consultado el 20 de agosto de 2015)
Lo novedoso de tal argumento es que, sumándose a otros autores,5 afirman que estas afectaciones deben ser vistas más como un sistema de ajuste frente a una nueva realidad que como un efecto de pobreza eminente. A este respecto podemos argumentar que si bien las condiciones entre 1820 y 1840 -con la posibilidad de extender el análisis hasta 1870- no eran las de mayor auge, no hay registro alguno de episodios de hambruna, que en una nación principalmente agraria nos hablaría de una crisis económica acentuada.
Por otro lado, Enrique Cárdenas6 afirma que la penuria financiera de los primeros años independientes se vio acentuada por factores como la inestabilidad política y la pérdida de territorios. Por tal motivo, la decisión de Iturbide de disminuir la carga fiscal de la población debe ser leída como un acto populista ya que, lejos de ayudar a mejorar la economía nacional, obligó a contraer deudas para mantener las finanzas a flote. Sin embargo, más allá de la disminución de los montos de las tasas debemos analizar la disminución en la recaudación vía la contracción económica y el aumento del gasto gubernamental prioritario como consecuencia de la Guerra de Texas.
Así, a las tres fuentes de dicha contracción -la falta de consenso en el rumbo y forma de gobierno; un problema monetario y de circulación de la moneda, y la contracción del sector exportador- debemos agregar los altos costos de transporte -que limitaban los rangos de comercialización de los bienes-, y una fuerte fuga de capitales, consecuencia de la falta de confianza de los prestamistas, que mejoraría hasta el Porfiriato.
Por otro lado Ernest Sánchez Santiró, en “El desempeño de la economía mexicana tras la independencia, 1810-1860: de la colonia al Estado Nación” afirma que es imposible conocer el estado
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