De peones a proletarios: (auto)disciplinamiento y la lucha por la emancipación.
Enviado por reivax57 • 20 de Agosto de 2015 • Ensayo • 4.915 Palabras (20 Páginas) • 246 Visitas
De peones a proletarios:
(auto)disciplinamiento y la lucha por la emancipación.
Introducción
En el presente trabajo se dará a conocer de modo general, y desde una óptica global, el largo camino recorrido por los sujetos populares del siglo XIX, más precisamente el grupo social denominado como peonaje, ligado al mundo rural, siguiendo así su trayectoria hasta que llegan a constituirse, proceso de industrialización mediante, en un nuevo sujeto histórico y social, a saber, el proletariado urbano y fabril.
Si bien, la revisión que emprendo en este trabajo puede aparecer a primera vista como una temática que ya ha sido abordada extensamente por la literatura y bibliografía que trabajan sobre las transformaciones del Chile decimonónico, me interesa señalar a priori lo que tendría de novedoso o de refresco, aun en un plano muy modesto (por una cuestión de tiempo y disponibilidad de este trabajo). Dicho aspecto dice relación en que, a mi juicio, existe una larga bibliografía respecto del tema del “disciplinamiento de la mano de obra” peonal y rural, que en la búsqueda de domeñar a ésta, y hacerla funcional para las nuevas necesidades de la explotación capitalista, de la fábrica y de la mina, se han privilegiado las respuestas y las explicaciones tendientes a apoyarse sobre la base la coacción física y el uso y abuso de la fuerza para poder llevar adelante este proceso en el cual se perseguía que los individuos dejaran atrás sus características bárbaras y salvajes y adoptaran una suerte de civilización ligada al trabajo y la disciplina del sistema de explotación capitalista.
Ahora bien, como señalé anteriormente, se ha tenido por respuesta para entender este proceso, este cambio y transformación en las prácticas de la mano de obra peonal hacia una disciplinada, proletarizada y “modernizada”, que el principal elemento que pudo llevar adelante dicha empresa, fue el matrimonio celebrado entre la clase dominante dueña de los medios de producción, junto con la represión y violencia manifestada por el accionar del Estado. Cabe destacar aquí, que es muy difícil llevar a cabo una separación real y justa en este período de la historia de Chile de lo que podríamos denominar el poder económico y el poder político, sino que muy por el contrario, ambos poderes tienden a asimilar una simbiosis, lo que deviene precisamente como el poder de la oligarquía, clase dominante que monopoliza tanto los centros de poder político como los de índole económico.
De esta manera, he realizado una suerte de resumen muy amplio de lo que ha sido la forma de abordar el proceso de disciplinamiento de la mano de obra, no obstante, creo pertinente que para el estudio de esta temática, debiese incluirse también lo que denominaré como la “ideología” desarrollada a partir de los propios grupos de artesanos y posteriormente obreros que fueron carne en este proceso de cambios, y que erigieron un discurso relativo a domesticar los instintos, con una suerte de culto o veneración al trabajo como fuente de dignidad humana, y de esta constatar similitudes y/o diferencias con el discurso enarbolado por las clases dominantes.
De acuerdo con esto, me interesa de sobremanera, entiéndase bien, complementar las interpretaciones que se sostienen sobre la base de la fuerza y la coacción física. En ningún caso es la intención rehuir y negar la verdad histórica de estos hechos, sino que mi interés
radica en cómo a partir de la adopción por parte de las clases dominadas y de la mano de obra en general, de los preceptos del mundo moderno, ayudó, en parte, a conseguir en buena parte del movimiento popular, la disciplina para el trabajo capitalista, minero o/y industrial.
Peonaje rural o la libertad hecha carne
Cuando hablamos del peón, como sujeto histórico y actor que interviene en el entramado político, económico y social del siglo XIX es necesario, primeramente, caracterizar cuáles son las costumbres y hábitos de vida en los que incurría este sujeto colectivo. Asimismo, es necesario dotar de una temporalidad donde se pueda constatar la existencia de este actor en la historia de Chile. Aunque sea de conocimiento obvio y general, cabe destacar que el uso de las temporalidades y las categorías pertenecientes a la disciplina histórica no son ni deben ser conceptos inmutables sino que con categorías producto del estudio de una época histórica específica más la subjetividad de quien la investiga. Dicha tensión es la que arroja como resultado las categorías de la disciplina de la Historia. Hago esta prevención, precisamente, porque al estar hablando de la Historia, del devenir de la vida de individuos, de hombres y mujeres con realidades y sueños, debemos abstraernos de situar a ésta como un movimiento mecánico, susceptible de dividir por épocas, donde dentro de estas épocas de incuban solo un tipo de relaciones sociales, y a su vez existen un par de sujetos que intervienen. La historia, y la vida en general, tienen mucho más matices y multiplicidades que aun nos quedan por descubrir.
Ahora bien, cuando hablamos de peones como un sujeto gravitante para entender el siglo XIX en la historia de Chile, podemos remitirnos a lo que han sido las descripciones que ha realizado el historiador Gabriel Salazar acerca de este sujeto. De acuerdo con Salazar[1]la historia de los peones del siglo XIX ha estado ausente de los relatos y discursos que han construido la historiografía tradicional. No obstante, existe documentación oficial que sí oficia como registro de la presencia de los peones como un agente central dentro del Chile decimonónico. Dicha documentación está relacionada con la que nos entregan los Censos Nacionales del siglo XIX, donde Salazar nos entregas dos pistas de las características generales de este grupo social. La primera, dice relación con el hecho de que los peones en términos cuantitativos son un grupo numeroso, y segundo, que su presencia no se restringe ni se limita a ningún lugar específico, debido precisamente a que su propia esencia itinerante y de “vagamundos” hacía que fuese posible observar grupos de peones tanto en la zona central de Chile, al alero de la institución de la Hacienda, así como también en las zonas mineras del extremo norte del país, o en su defecto, participando en faenas agrícolas en los distritos rurales del sur. Por tanto, debemos tener en cuenta que por cantidad y distribución, el peonaje fue un actor gravitante durante el siglo XIX chileno.
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