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El papel de las personas en la organización empresarial se ha transformado de un tiempo a esta parte. En el inicio se hablaba de mano de obra, posteriormente se introdujo el concepto de recursos humanos, que consideraba al individuo como un recurso más a gestionar en la empresa. En la actualidad se habla de personas, motivación, talento, conocimiento…etc.

La motivación es el impulso mental que nos da la fuerza necesaria para iniciar la ejecución de una acción y para mantenernos en el camino adecuado para alcanzar un determinado fin.

En una organización, un gestor de equipos debe ser capaz de mantener la intensidad de esa fuerza hasta la consecución del fin. Para ello, es importante conocer a tus empleados teniendo muy presente que se trata de personas con circunstancias y personalidades muy distintas.

Una persona que se responsabiliza de un departamento o de una serie de personas, no se encargará únicamente de marcar las directrices de los procedimientos a seguir o del trabajo a realizar. Tiene responsabilidades más importantes y que son difíciles de cuantificar. Una de las funciones principales es motivar a los trabajadores para crear un clima laboral óptimo que permita desempeñar las funciones de una manera adecuada.

Para mantener el grado de compromiso y esfuerzo, las organizaciones deben establecer mecanismos que permitan disponer de equipos de trabajo suficientemente motivados para un desempeño eficiente y eficaz, que por un lado conduzca al logro de los objetivos y las metas de la organización y al mismo tiempo se logre satisfacer las expectativas y aspiraciones de sus integrantes.

También es cierto que la motivación debe ser algo que empiece en uno mismo, en el deseo de conseguir metas, en la satisfacción de desarrollo personal, en la consecución de objetivos, en la adquisición de compromisos….etc.

Uno de los principales inconvenientes con los que nos encontramos las personas cuando intentamos estar motivadas y tal y como le pasa a Manrique es que en ocasiones no conseguimos encontrarnos a gusto con nosotros mismos durante un largo periodo de tiempo, ya sea por inquietud, ambición, o por alguna frustración o malogro, por lo que tendemos hacia el fracaso. En estos casos, no debemos bajar los brazos, hay que tratar de esforzarse y luchar y comprometerse con lo que cada persona busca en su vida, saltar los obstáculos que no encontremos en el camino y luchar por lo que cada uno queremos llegar a ser.

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