EL CONFLICTO INTERNO EN COLOMBIA

EL CONFLICTO INTERNO EN COLOMBIA

Desde hace muchos años Colombia ha estado sumergida en un conflicto armado, dejándola sin esperanzas de conseguir la paz. Los grupos al margen de la ley empezaron por una lucha de poder político, con un ideal de cambio del Estado y de la economía, pero a raíz del surgimiento e infiltración del narcotráfico perdieron su horizonte, convirtiéndolos en grupos terroristas, que violan en todo momento los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. Pero el conflicto interno no solamente es provocado por las distintas formas de pensamiento de las personas, ni por el afán de unos cuantos de obtener el poder político y económico derrocando a un gobierno a cualquier precio, también el Estado Colombiano ha creado el espacio para que la gente se rebele, ya que con sus políticas sociales y económicas ha generado más pobreza e inequidad, la corrupción administrativa, el desvío de dineros públicos para la satisfacción de necesidades particulares y el poco interés en mejorar el bienestar de las personas menos favorecidas y de fortalecer el sector agrario, el cual es un pilar de nuestra economía, ha hecho que esté presente el inconformismo. El conflicto interno ha conducido a un empobrecido desarrollo económico y social del país.

Para los grupos al margen de la ley la justicia y libertad para el pueblo también han dejado de ser ideales, la ambición de poder económico y político se han convertido en intereses particulares, el bien común ya no es el objetivo principal.

Dichos grupos han cometido delitos que son imperdonables, no han respetado la vida de ninguna persona, la población civil, especialmente el campesinado ha sido el más afectado, ya que ha tenido que abandonar sus tierras a la fuerza, pues estos grupos se han apoderado de ellas para desde allí efectuar sus operaciones delincuenciales, de igual manera han llevado a cabo el secuestro, la extorsión y el reclutamiento de personas, lo que deja lesiones irreparables en la vida social.

Unas de sus mayores fuentes de financiación son los cultivos ilícitos y la minería ilegal de oro, que traen como consecuencias el detrimento del patrimonio estatal, la degradación del ser humano y el aumento de la violencia entre los diferentes grupos para obtener el control total de dichos negocios.

Poco a poco han llegado al casco urbano, donde se enfrentan entre sí por la ocupación de un territorio determinado, dejando a la población civil inmersa en dicho conflicto.

Los esfuerzos incesantes por parte de algunos mandatarios para llegar a un acuerdo de paz con la guerrilla han sido infructíferos, ya que no se ha visto seriedad y entereza por parte de dicho grupo para la firma del acuerdo, al contrario, en esos momentos han intensificado sus ataques contra la población civil, fuerzas militares y de policía.

Mientras no haya interés real y pleno para que cesen definitivamente los hostigamientos contra las demás personas, no se podrá conseguir la paz.

Por otro lado se puede decir que el Estado en cierta medida es culpable del recrudecimiento de la violencia, ya que no ha cumplido a cabalidad las funciones inherentes a él. La desprotección y abandono del sector rural, ha hecho que los campesinos fijen su atención en la producción de cultivos ilícitos. La corrupción de los políticos y servidores públicos, en la obtención de dádivas a cambio de favores para otros, la compra de conciencias en los comicios electorales, el enriquecimiento ilícito, los falsos positivos, entre otros hechos que no han sido castigados severamente por el Estado hacen que se conviertan en factores

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