EL ESTUDIO DEL LENGUAJE EN LA SOCIEDAD
Enviado por Cristian Toro • 8 de Abril de 2017 • Documentos de Investigación • 2.606 Palabras (11 Páginas) • 114 Visitas
EL ESTUDIO DEL LENGUAJE EN LA SOCIEDAD
Al considerar los notables logros alcanzados en el estudio del lenguaje durante los últimos decenios, y al advertir que una simple percepción de su esencia (o sólo aparentemente simple, quizás) obtuvo tan amplia aceptación y reconocimiento durante las fases iniciales de dicho proceso, se siente uno fuertemente inclinado a concluir que la conexión entre estos dos hechos tal vez no sea pura coincidencia. ¿Hay en ello, acaso, una relación causal? Desde luego, la tesis de que el lenguaje es un fenómeno de comunicación y, por lo tanto, un fenómeno social, no era nueva. Además, aunque lo hubiera sido, no parece probable que una percepción aislada, aun viniendo a arrojar un destello inesperado sobre la naturaleza del lenguaje, como sin duda hizo, hubiera podido producir por sí sola un auge tan súbito en el estudio del lenguaje. Los progresos realizados en las diversas disciplinas que, en contraste con la tradicional limitación de las distintas filologías al lenguaje de los textos literarios, emprendieron la investigación sistemática del lenguaje "vivo", del lenguaje en uso, pueden tener efectivamente su base en la noción de Thomas Luckmann es presidente del Comité de Investigaciones sobre Sociolinguística de la Asociación Internacional de Sociología, y profesor de sociología en la Universidad de Constanza, P.O . Box 5560, D-7750, Konstanz 1, República Federal de Alemania. Es autor de The Sociology of Language (1975) y de Life-World and Social Realities (1983), así como de varias importantes contribuciones a la sociología del lenguaje en alemán y en inglés. que el lenguaje es un hecho social; pero la reciente y rápida acumulación de saber detallado acerca del lenguaje, en la antropología, la sociología, la psicología y la lingüística "moderna" no es fundamentalmente atribuible a la solidez teórica de esta tesis general, sino a la concienzuda exploración de sus vastas implicaciones. Se debe a años de meticulosa investigación de las funciones sociales del lenguaje, mu y principalmente las de construcción, transmisión y transformación social. E n cualquier caso, la tesis general parece hoy tan obvia, por no decir trivial, que es difícil concederle el mérito de haber producido tan considerables efectos, ni siquiera de forma indirecta. E n el actual clima académico de opinión, resulta difícil recordar el siguiente hecho histó- rico, no por baladí menos interesante: la noción de que el lenguaje es social, aunque de origen bien antiguo, sólo en época reciente ha ganado terreno frente a otras ideas diferentes —y en parte incluso más antiguas— acerca de la naturaleza esencial del lenguaje. Ho y en día tendemos a olvidar que el pensamiento sobre el lenguaje estuvo mucho tiempo dominado por teorías primero teológicas, específicamente creacionistas, luego filosóficas, específicamente idealistas y subjetivistas, y Thomas Luckmann August Wilhelm von Schlegel (1767-1845) tradujo la obra de Shakespeare y la de Calderón al alemán, creó los estudios de sánscrito y literatura oriental en Alemania y fue uno de los principales difusores de las ideas románticas en Europa. Grabado de G . Zumpe, Bibliothèque nationale, París. Roger-Viollet. por último biológicas, específicamente materialistas y reduccionistas. Si bien la conciencia del carácter social del lenguaje es antigua, no puede decirse lo mism o del estudio sistemático del lenguaje en la sociedad. Es claro que el estudio sistemá- tico de un hecho cualquiera de la sociedad es relativamente reciente. Sin duda podemos considerar la filosofía com o auténtico arranque del pensamiento racional y sistemático, a partir del cual se desarrollaría después la ciencia moderna, dejando así establecidas la Política y la Etica de Aristóteles, digamos, com o principio y génesis de la ciencia social. Sin remontarse tan lejos, no se puede negar el carácter profético de las obras de Vico y, algo m á s tarde, la economía política de Ada m Smith y las doctrinas sociales de Saint-Simon. Sin embargo, la ciencia social tal com o hoy la conocemos no tiene má s que unos ciento cincuenta años; lo corriente es datar sus comienzos en las fechas de publicación del Cours de philosophie positive de Augusto Comte : 1830-1842. Ni en su prehistoria, con la parcial excepción de Vico, ni en la historia temprana de la ciencia social moderna, hay m á s que algún leve vestigio de un enfoque "sociológico" del lenguaje. La posibilidad de comunicación en la sociedad se tenía, sin lugar a dudas, por esencialmente no problemá- tica, mientras que el estudio del lenguaje com o entidad separada se dejaba a otras disciplinas. El estudio del lenguaje, considerado com o estructura autónoma en y por sí mismo , tenía una prehistoria y una historia diferentes El lenguaje en la sociedad Wilhelm von Humboldt (1767-1835), diplomático y filólogo, traductor de Píndaro y Esquilo en alemán, especialista del vasco y de la antigua lengua kawi de Java. Sus obras más importantes fueron publicadas entre 1836 y 1876, después de su muerte. Keystone. Ferdinand de Saussure (1857-1913), lingüista suizo, publicó su única obra a la edad de veintiún años. Su amplia influencia se debe a su enseñanza en París y Ginebra, y a la colección de sus conferencias, publicada por sus discípulos en 1916 bajo el título de Cours de linguistique générale. Colección particular Grivcl. Photo Aeschimann. y no obstante paralelas en algunos aspectos.1 Hasta comienzos del siglo XI X se habían efectuado pocos progresos má s allá del conocimiento lingüístico (no en todos los conceptos desdeñable) de la antigüedad clásica. Sólo entonces "descubrieron" los estudiosos europeos el sánscrito y, lo que tal vez sea má s importante, la floreciente tradición india de estudio racional y sistemático del lenguaje. Podría decirse sin peligro de exagerar que la lingüística comparada moderna comenzó con estos dos "descubrimientos". Quizá no sea tan fácil com o en el caso de la sociología vincular esos comienzos a una fecha y un investigador determinado. Sin embargo, tras el obligado reconocimiento de la atención prestada al sánscrito, entre otros, por Sir William Jones a finales del siglo XVIII, y por los hermanos von Schlegel, August Wilhelm y Friedrich, a principios del XIX , la figura má s importante en la constitución de la lingüística moderna fue sin duda Franz Bopp ; y podemo s también anotar 1816, fecha de publicación de su Ubër das Conjugationssystem der Sanskritsprache im Vergleichung mit jenem der griechischen, persischen und germanischen Sprache (Sobre el sistema de conjugación en sánscrito, compa - rado con el de las lenguas griega, persa y germánica). L a fascinación ejercida por la reconstrucción etimológica y el éxito impresionante del método comparativo eclipsaron cualquier otra consideración sobre la función social básica del lenguaje y sus consecuencias estructurales. Much o tiempo habría de pasar antes de que alguien se preguntara si algunos elementos clave de la estructura del lenguaje 8 Thomas Luckmann podían derivar de su uso, es decir, de la interacción social. Para los Jóvenes Gramáticos de la generación siguiente prevaleció el modelo de la ciencia física en su confiada búsqueda de leyes inmutables del lenguaje. Pese al florecimiento de ideas significativamente distintas sobre la naturaleza del lenguaje en la segunda mitad del siglo XI X y luego en el XX , la orientación hacia este modelo se mantuvo hasta bien entrada la época de Bloomfield. Se observó que el desarrollo inicial de las ciencias sociales, especialmente de la sociología y la antropología, mostraba algunos paralelismos con el de la lingüística moderna. La orientación común de las diversas ciencias humanas, por entonces incipientes, se debió en gran medida al efecto dé ciertos paradigm a s intelectuales e ideológicos que estaban en boga en aquella época. Do s de ellos, el fisicalismo y el biologismo, tuvieron particular influencia y, no obstante sus muchas diferencias, dejaron una herencia de pertinaces actitudes reduccionistas. E n consecuencia, incluso en las disciplinas comprometidas en el estudio de los hechos humanos, la constitución específicamente humana de la realidad social fue desatendida o se la consideró una apariencia superficial más que la naturaleza profunda de la sociedad. Por lo tanto —así rezaba la opinión en boga— las leyes de lo económico, lo político y otras formas de comportamiento social (la comunicación incluida) debían buscarse bajo esa superficie. Otro paradigma que ejerció alguna influencia sobre las ciencias sociales desde fines del siglo XI X en adelante, el historicismo, no era reduccionista, pero parecía negar la posibilidad misma de una genuina ciencia de los hechos humanos, sin excluir el lenguaje. E n lugar del fin propio de la ciencia que consiste en explicar nomotéticamente el comportamiento humano , ofrecía el modesto propósito (para algunos decepcionante) de una reconstrucción y comprensión ideográficas de la acción humana. Por lo tanto, no es sorprendente que los paralelismos en el desarrollo no condujesen ni a una estrecha- relación entre las nuevas ciencias ni a un mutuo interés por sus respectivas materias de estudio. Fieles a su propiedad esencial, las paralelas no se encontraron. Así, en las ciencias sociales se prestó poca atención al lenguaje, y en la lingüística hubo poco interés por la sociedad. Para ser exactos hemos de admitir que hubo excepciones, algunas incluso bastante importantes. Merece la pena señalar, sin embargo, que entre las principales figuras que cabe mencionar como ejemplos má s destacados, sólo una de ellas pertenecía a la "corriente principal" de su disciplina, mientras que las otras dos eran marginales, si bien conviene añadir que no lo eran exactamente en el mismo sentido. Wilhelm Wund t fue sin duda una figura señera en su campo; sin embargo, la sensibilidad para la lingüística y, en general, para los problemas de la comunicación, en sus principales obras de psicología y etnología, era ya excepcional hacia los años del cambio de siglo. Karl Marx no era, ni much o menos, una figura académica reconocida; en todo caso, las interesantes observaciones sobre el lenguaje que aparecen en sus escritos de juventud no fueron objeto de ulterior desarrollo. Otro académico marginado, Wilhelm von Humboldt, completa la lista; sus trabajos sobre el lenguaje (entre los que hay uno, por ejemplo, sobre el lenguaje y sus "características nacionales") y la introducción a su importante tratado sobre la lengua kawi eran notablemente "sociolinguísticos" en su espíritu, avant la lettre, desde luego. E n sociología, etnología y lingüística, esta situación empezó a cambiar durante la primera década del presente siglo. Lo que en tiempos anteriores había constituido una excepción respecto a nociones preponderantes, en esa época se convirtió en la piedra angular de un ambicioso programa teórico y metodológico. Limitado en un principio a una sola escuela sociológica de pensamiento, dicho programa condujo en su moment o a un cambio profundo y generalizado en el enfoque del estudio del lenguaje. Puestos a ceder de nuevo a la tentación de simbolizar un complejo proceso de cambio por un nombre y una fecha únicos, no vacilaríamos en seleccionar el ensayo merecidamente célebre de Antoine Meillet, "Commen t El lenguaje en la sociedad "El término socialidad remite a la regulación de todo cuanto en una especie desempeña funciones de comunicación por medio de un código": los partidarios del club de fútbol de Liverpool, cuyas banderolas delimitan la parte de las tribunas de que se han apropiado y proyectan la imagen del grupo. Ray Green. les mots changent de sens". Fecha: 1905-1906. Título de la publicación: L'Année Sociologique, nada menos. Y a el primer párrafo sienta el punto principal del programa: "Le langage a pour ^première condition l'existence des sociétés humaines dont il est de son côté l'instrument indispensable et constamment employé (...) le langage est donc éminemment un fait social".2 Meillet se situó así en marcada oposición respecto a las diversas concepciones reduccionistas del lenguaje y de la sociedad predominantes en la lingüística y en las ciencias sociales por aquel entonces. Se puso totalmente del lado de Durkheim y, con pleno conocimiento de las implicaciones teóricas y metodológicas de esta posición, afirmó que la lingüística es, o en todo caso debiera ser, una ciencia social. Su maestro Ferdinand de Saussure —quien junto con Charles S. Peirce fue uno de los fundadores de la semiótica moderna— había dado a entender otro tanto aproximadamente por la mism a época. Tam - bién en su caso la influencia de Durkheim es inconfundible.3 La semiótica, o, com o él prefería llamarla, la semiología, habría de ser "une science qui étudie la vie des signes au sein de la vie sociale (subrayado en el original); elle formerait une partie de la psychologie sociale".4 Para Durkheim, de Saussure y Meillet, el lenguaje era una institución social, irreductible a circunstancias psicológicas o a substratos fisiológicos. Difería de otras instituciones sociales sólo por su estructura semiológica relativamente autó- noma. A partir de ese momento, el enfoque sociológico del estudio del lenguaje fue ganando terreno sin cesar y se extendió mucho más allá de los límites de la escuela de Durkheim y del naciente movimiento semiótico. Com o antes ,se ha indicado, la concepción del lenguaje como el núcleo de comunicación más altamente estructurado de 10 Thomas Luckmann la sociedad ya había sido elaborada en términos relativamente modernos por Wilhelm von Humboldt; había aparecido aforísticamente en los escritos de Mar x y, hacia finales del siglo XIX , era esencial a la psicología y la etnología de Wilhelm Wundt. N o obstante, puede decirse con justicia que fueron Durkheim, sus seguidores en sociología y etnología y los grandes lingüistas sobre cuyo pensamiento había aquél ejercido una fuerte influencia quienes modificaron decisivamente el clima de opinión general (e internacional) en cuanto al estudio del lenguaje. Este cambio afectó la sociología, la lingüística, la etnología y la psicología con celeridad variable y en desigual medida. Lo más importante, sin embargo, es que dio origen a una nueva disciplina: la sociología del lenguaje. Al datar el comienzo de la sociología del lenguaje en el artículo de Meillet, no querem o s significar que la nueva disciplina surgiera de la noche a la mañana ni que fuera desarrollada exclusivamente por Durkheim y su escuela. El avance en este campo fue relativamente lento durante las primeras décadas y se observaron algunos progresos en los años 1950. El periodo más productivo se inició a fines de los años sesenta. Para entonces podían registrarse muchas y mu y distintas clases de influencia sobre el estudio del lenguaje, algunas de carácter transitorio, efecto de las corrientes en boga, y otras de consecuencias má s duraderas. Sólo unas pocas tenían que ver con la tradición de la sociología de Durkheim y ello, com o en el caso de los distintos estructuralismos y de la semiótica renaciente, de una forma indirecta. Pero, de todos modos, la concepción del lenguaje com o un sistema de comunicación con funciones sociales, construido, mantenido y modificado en la interacción social, y como parte intrínseca del acopio social de saber (de las representaciones colectivas), que está en el fondo del paradigma de la sociología del lenguaje contemporánea, todavía muestra vestigios significativos del sello original de Durkheim. E n el espacio de este artículo no es posible acometer una revisión detallada de los distintos hilos de teoría e investigación importantes que al entrecruzarse han determinado la textura actual de la sociología del lenguaje.5 E n cambio, podemos describir a grandes rasgos (y espero que sin excesiva simplificación) lo que a nuestro juicio es hoy esta disciplina situada "entre" la sociología, la etnología, la psicología y la lingüística. Querem o s señalar los supuestos básicos que se consideran teóricamente sólidos e internamente coherentes, productivos de hipótesis para investigaciones futuras y congruentes con los resultados de investigaciones pasadas. N o nos referiremos a descubrimientos específicos,6 pero quisiéramos recapitular las tesis generales sobre la naturaleza del lenguaje que parecen más firmemente corroboradas por los descubrimientos acumulados por la sociología del lenguaje desde sus albores programáticos, hace ya casi tres cuartos de siglo.
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