EL REY AZUCAR Y OTROS MONARCAS
Enviado por HODAVIAS • 31 de Marzo de 2014 • 2.867 Palabras (12 Páginas) • 358 Visitas
EL REY AZUCAR Y OTROS MONARCAS AGRICOLAS
Las plantaciones, los latifundios y el destino:
La búsqueda del oro y de la plata fue el motor central de la conquista. Pero en su segundo viaje, Cristóbal Colon trajo las primeras raíces de caña de azúcar, desde las islas Canarias, y las plantó en las tierras que hoy ocupa la Republica Dominicana. Una vez sembradas, dieron rápido retoños, para regocijo del almirante. El azúcar que se cultivaba en pequeñas escala en Sicilia y en las islas de Madeira y Cabo Verde y se compraba, a precios altos, en Oriente, era un artículo tan codiciado por los europeos que hasta en los ajuares de las reinas llego a figurar como parte de la dote.
El nordeste era la zona más rica de Brasil y ahora es la más pobre; en Barbados y Haití habitan hormigueros humanos condenados a la miseria; el azúcar se convirtió en la llave maestra del dominio de Cuba por los Estados Unidos, al precio del monocultivo y del empobrecimiento implacable del suelo.
El asesinato de la tierra en el nordeste de Brasil
Las colonias españolas proporcionaban, en primer lugar metales. Muy temprano se habían descubierto los tesoros y las vetas. El azúcar, relegado a un segundo plano, se cultivó en Santo Domingo, luego en Veracruz, más tarde en la costa peruana y en Cuba.
En cambio, hasta mediados del siglo XVII, Brasil fue el mayor productor mundial de azúcar. La sociedad colonial brasileña, subproducto del azúcar, floreció en Bahía y Pernambuco, hasta que el descubrimiento del oro traslado su núcleo central a Minas Gerais.
Las tierras fueron cedidas por la corona portuguesa, en usufructo, a los primero terratenientes de Brasil. La hazaña de la conquista habría de correr pareja con la organización de la producción.
Cuando los holandeses fueron por fin expulsados de nordeste brasileño, en 1654, ya habían echado bases para que los Barbados se lanzaran a una competencia furiosa y ruidosa. Las exportaciones brasileñas cayeron bruscamente a la mitad, y a la mitad bajaron los precios del azúcar a fines del siglo XVII.
El azúcar había arrasado el nordeste. La franja húmeda del litoral bien regada por las lluvias, tenía un suelo de gran fertilidad, muy rico en humus y sales minerales, cubierto por los bosques desde Bahía hasta Ceará Pernambuco produce ahora menos de la mita del azúcar que produce el estado de San Pablo, y con rendimientos menores por hectárea; sin embargo, Pernambuco vive del azúcar, y de ella viven sus habitantes densamente concentrados en la zona húmeda, mientras que el estado de San Pablo contiene el centro industrial más poderoso de América Latina.
En la década de 1950, la industrialización en auge incremento el consumo de azucare d Brasil. La producción nordestina tuvo un gran impulso, pero sin que aumentaran los rendimientos por hectárea. Ya el azúcar se había prolongado a otras islas, hacia el archipiélago de Sotavento, Jamaica y, en tierras continentales, las Guayanas.
En el otoño de 1791, estalló la revolución. En un solo mes, doscientas plantaciones de caña fueron puestas en llamas; los incendios y los combates se sucedieron sin tregua a medida que los esclavos insurrectos iban empujando a los ejércitos franceses hacia el océano. Haití sufrió también, en carne propia, el bloqueo contra Francia de la coalición internacional: Inglaterra dominaban los mares. Pero luego sufrió el bloqueo de Francia. La crisis de Haití provoco el auge azucarero de Cuba, que rápidamente se convirtió en la primera proveedora del mundo. A la rebelión haitiana sucedieron los precios más fabulosos de la historia del azúcar en el mercado europeo, y en 1806 ya Cuba había duplicado, a la vez, los ingenios y la productividad.
Castillos de azúcar sobre los suelos quemados de Cuba.
Los ingleses se habían apoderado fugazmente de la Habana en 1762. Por entonces, las pequeñas plantaciones del tabaco y la ganadería eran las bases de la economía rural de la isla.
La sacarocracia alumbró su engañosa fortuna al tiempo que sellaba la dependencia de Cuba, una factoría distinguida cuya economía quedo enferma de diabetes. Un siglo después, cuando los guerrilleros de la Sierra Maestra conquistaron el poder, Cuba seguía con su destino atado a la cotización del azúcar. El pueblo que confía su subsistencia a un solo producto, se suicida, había profetizado el héroe nacional, José Martí. En 1920, con el azúcar a 22 centavos la libra, Cuba batió el record mundial de exportaciones por habitante, superando incluso a Inglaterra, y tuvo el mayor ingreso de América Latina.
Lo que ocurría con los precios, se repetía con el volumen de las exportaciones. Desde 1948, Cuba recupero su cuota para cubrir la tercera parte del mercado norteamericano del azúcar, a precios inferiores a los que recibían los productos de Estados Unidos, pero más altos y más estables que los del mercado internacional.
La revolución ante la estructura de la impotencia.
La proximidad geográfica y la aparición del azúcar de remolacha, surgida durante guerras napoleónicas, en los campos de Francia y Alemania, convirtieron a Estados Unidos en el cliente principal de las Antillas. Ya en 1850, los estados Unidos dominaban la tercera parte del comercio de Cuba, le vendían y le compraban más que España, aunque la isla era una colonia española, y la bandera de las barras y las estrellas flameaban en los mástiles de más de la mitad de los buques que llegaban allí. La economía de Cuba se movía al ritmo de las zafras. El poder de compra de las exportaciones cubanas entre 1952 y 1956 no superaba el nivel de treinta años atrás, aunque las necesidades de divisas eran mucho mayores.
El azúcar era el cuchillo y el imperio asesino
En el muelle del puerto Guayabal, exporte azúcar a granel, vuelan los alcatraces sobre un galpón gigantesco. Entro y contemplo, atónito, por debajo, para que las tolvas conduzcan el cargamento, sin embolsar hacia los buques, la rajadura del techo va dejando caer nuevos chorros de oro, azúcar recién transportada desde los molinos de los ingenios. Grandes progresos se han realizado en la mecanización del corte y el alza de la caña, en buena medida en base a las invenciones cubanas, aunque todavía resulta insuficiente. Los cubanos se fueron radicalizando junto con su revolución, a medida que sucedían desafíos y las respuestas, los golpes y los contragolpes entre La Habana y Washington, y a medida
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