El Alma De La Toga
Enviado por SantaManuela • 6 de Agosto de 2014 • 5.125 Palabras (21 Páginas) • 326 Visitas
EL ALMA DE LA TOGA
Introducción
En el siguiente resumen sobre el libro: “El alma de la toga” el autor define al abogado no como un licenciado en derecho estudiado en una universidad si no como la persona que dedica su vida para abogar por otra persona, dando consultas y ejerciendo la profesión de manera continua e ininterrumpida, este nos dice que el abogado debe tener una fuerza interna superior, y debe creer primero en sí mismo aconsejando que si no se cree en esa fuerza es mejor que se abandone la profesión, también habla sobre los valores de los abogados y de guiar a los nuevos jóvenes que están incursionando a la carrera de cómo debe ser un verdadero abogado.
El abogado debe tener previsión, serenidad, amplitud de miras y de sentimientos para advertirlo, será abogado; quien no tenga más inspiración ni más guía que las leyes, si no es así será un desventurado mandadero. Pues según el autor la justicia no es fruto del estudio si no que es una sensación.
Este libro nos ayuda a construir el verdadero perfil que necesitamos como futuros abogados, en autor nos quiso dar a entender lo que está pasando con los abogados, de la inconsciencia que existe, del amor y dedicación que le han perdido a la abogacía, un tanto para que hagamos conciencia y corrijan todos esos errores que manchan la reputación del abogado y de la carrera de Derecho. Nos ayuda a poder dedicarnos a ser realmente abogados y no caer en lo que algunos abogados han caído, en la corrupción, en la falta de ética profesional y más.
El autor define al abogado como la persona que dedica su vida para abogar por otra persona ,dando consultas y ejerciendo la profesión de manera continua e ininterrumpida, debe tener una fuerza interna superior ,y debe creer primero en sí mismo aconsejando que si no se cree en esa fuerza es mejor que se abandone la profesión. Afirmándonos que el verdadero abogado vendría siendo aquel que ejerce la profesión dando consejos jurídicos y pidiendo justicia.
Me parece muy atinado lo que el autor quiere decir cuando, valga la redundancia, nos dice que en nosotros mismos hay una fuerza, que no hallaremos en ningún otro lugar. Es esta fuerza la que nos ayuda a enfrentar las injusticias que se nos presentan. Incluso cuando nuestra dignidad se ve empañada por críticas o agresiones debemos siempre mantener nuestro orgullo en alto y hacer justicia o pedirla.
Habrá muchas veces en las que podemos llegar a pensar que todo está perdido, pero, debemos encontrar esa fuerza dentro de nosotros que nos impulsa a seguir adelante y de no ser encontrado o como nos dice Ángel Osorio, cuando se tengan dudas, en ese momento, se debe cambiar de oficio.
Según el autor la justicia no es fruto del estudio si no que es una sensación. en el tema, la moral del abogado, este dice que el abogado debe marchar según su conciencia tratando de dejar esta tan limpia como sea posible dice que la rectitud de la conciencia es más importante que el ingenio del abogado y que este no debe aceptar asuntos que para su conciencia sean inmorales o perturbadoras; también nos habla del muy conocido secreto profesional dejando claro que el abogado por ningún motivo debe revelar los secretos que a este le haya fiado un cliente ,siendo el abogado visto a algo parecido a un sacerdote donde las personas confiesan sus faltas y en virtud de esto es que el abogado no debe confiar estos secretos .Esto recae mucho en lo que es la familia y los valores que se enseñan en casa, porque hoy en día podemos ver como valores tan importantes como este, "la justicia", han sido olvidados por muchos.
Según nos dice el autor, se presupone que cuando un abogado acepta un caso, es porque está defendiendo una causa justa, y éste deberá hacer todo lo moralmente y todo lo que dentro de lo justo cabe, para defenderlo. Pero me pregunto yo, ¿quién decide lo que es moralmente correcto y lo que no? Y aquí es donde entra otra cosa importante que nos menciona el autor, "Abogado que sucumba al qué dirán, debe tener manchada su hoja de servicios con la nota de cobardía". Pues para lo que muchos sea correcto, puede que para otros no lo sea; y si nos dejamos llevar por lo que dicen los demás jamás llegaremos a ser quienes en un principio soñamos que seríamos.
Define al abogado como amante a la independencia, quisquilloso y como persona que detesta las jerarquías. , amante de la libertad, la profesión de abogado es conocida como una profesión liberal que no está sometido a un orden jerárquico, Osorio expresa también su opinión sobre el trabajo diciendo que debemos amar lo que hacemos y crecer en eso en lo que trabajamos en nuestro caso la profesión de abogado, puesto que en caso contrario se convertiría en una especie de cárcel o carga muy pesada pues no hay nada peor que tener que hacer lo que no se quiere.
Puede llegar a ser hasta gracioso, pero es totalmente verídico que día a día nosotros hacemos lo mismo, y es que no sabemos guardar secretos; porque se lo decimos a "una" persona de nuestra total confianza y esa persona se lo dice a otra persona de su total confianza y así sucesivamente como nos explica el autor. Y puede que en nuestra vida diaria aunque este mal visto la gente lo hace pensando que no traerá muchas repercusiones, pero en muchos de los casos si las trae.
Como abogados, se debe evitar esto, pues al revelar un secreto que le revela el cliente puede ser totalmente atroz para el veredicto del juez. Aquí recaemos en un punto tocado previamente en los capítulos anteriores, y es que el abogado al aceptar un caso se presume que es por una causa justa; y en lo personal yo opino que si al abogado se le confía algún secreto que diga que el cliente es totalmente culpable mejor deje el caso, sin tener que revelar el secreto y no defender una causa que no es justa.
También me parece que el abogado ni siquiera debería de ser capaz de atestiguar en un caso contra su cliente, porque en esos momentos puede que su buen juicio sea nublado por motivos personales y al bajarse del estrado todavía quede así como muy involucrado en el caso y no se desenvuelva tan bien como abogado.
Aunque, como nos dice el autor, hay casos en los que por un buen motivo sea necesario hacer una chicanearía, queda en la conciencia de cada abogado hacerlo o no. Yo quisiera afirmar, que la chicana es algo malo, porque de cierta forma es como tergiversar la ley para nuestro beneficio, o más bien el beneficio del cliente; pero, el sentido de el buen desempeño de la abogacía es algo que se ha ido perdiendo, donde la chicana puede que en ciertos casos no sea tan mal visto como en otros.
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