El Alma De La Toga
Enviado por edft3 • 12 de Septiembre de 2014 • 1.870 Palabras (8 Páginas) • 419 Visitas
La Alma de la Toga
Prologo
“No hay certeza, por que la solución puede no funcionar en realidad”
Con esta frase, Roberto Ibáñez Mariel, desacredita, en el prólogo, el posible carácter de ciencia al Derecho, planteando que cada caso implica variantes únicas en cada uno, y resultados totalmente diferentes. Es decir, que el derecho aun siendo universal, su objeto, objetivo o ambos no lo son.
“…un abogado experimentado puede preferir un buen arreglo a un dilatado juicio, que aunque obtenga sentencia favorable resulte desgastante…”
La cita menciona una característica vital del jurista, es la utilidad que convendrá en un proceso y la manera de solucionarlo de la mejor manera, rápida y favorable.
Quien es Abogado
“…si no conoce las pasiones, más todavía, no sabe atisbarlas, toda su ciencia resultara inútil.”
La psicología que influye en el carácter humano, resultara también fundamental para el ejercicio y la práctica del derecho.
“…el olvido de la conveniencia y de la comodidad personales para anteponer el interés de quien a nosotros se confía (aspecto este en el que coincidimos con los médicos)…”
Interpreto esto, tomando en cuenta el complejo de dios humano, es decir, que cuando el cliente acude a un abogado, se le encomienda una tarea divina, hacer que su verdad sea reconocida como justa ante el estado que representa a todos (cosa que podría pasar de igual manera con los médicos -en su caso se busca la salud, menos valorada en algún momento que la libertad y los derechos).
La fuerza interior
“…nosotros somos los únicos que no ejercemos a solas como el médico, el ingeniero o el comerciante, si no que en sistemática de contradicción.”
Dado que el derecho no es una ciencia exacta, nunca se puede garantizar el resultado de un proceso. Aunque existan pruebas, todo queda sometido a un juicio donde ambas partes quedan lejos de él. Aunque se manipule dicho resultado, nunca es 100% seguro, como en la práctica de la medicina, donde se espera una respuesta a una reacción que ha sido natural y se da un resultado exacto.
“el orgullo es una faceta de la dignidad, a diferencia de la vanidad, que es una fórmula de la estupidez.”
Es decir, la fe en uno mismo, bien fundada y demostrada, nunca puede ser tomada como una manera de pedantería.
La sensación de la justicia
“¿Dónde está lo justo?”
Es la pregunta fundamental, en el análisis de un caso particular. Es decir, plantear el cometido y auxiliarse de la ley vigente.
“La pugna entre lo legal y lo justo no es invención de novelistas y dramaturgos, sino producto vivo de la realidad.”
Siempre es posible una contradicción entre lo legal y lo justo, y más bien nos debemos dirigir a la opción conveniente.
La moral del abogado
Quien busque en los libros el aquietamiento de la conciencia, suele ir hipócritamente a cohonestar la indelicadeza para beneficio del interés.
Cuando se ha marcado la línea del deber hay que cumplirla a todo trance.
El secreto profesional
Precisamente la característica del abogado es no tenerlo que ver nada con el estado y pelear con el frecuentemente.
Acallar pueden estar obligados los profesionales, a mentir no lo están nadie.
La chicana
Dicen que la misión (Ramón Gómez Masía) de los abogados es ganar los pleitos y que para ello deben usar primero todos los argumentos de buena fe, velando por el propio decoro y la tranquilidad del espíritu, y después los de mala fe, porque éstos, en ocasiones, tienen un peso decisivo en la balanza de la justicia.
En el abogado podrá dormitar la competencia científica, pero lo que tiene que estar siempre alerta y en centinela, es la conciencia.
La sensibilidad
El abogado actúa sobre las pasiones, las ansias, en los apetitos, en los que se consume la humanidad.
La razón es clara. Cada cliente tiene derecho a disfrutar de la plenitud que nuestras facultades, y no pueden ser disculpa de nuestras torpezas la emoción de que seamos presas por el resultado de otros asuntos.
El desdoblamiento psíquico
Da este nombre el Profesor ángel majorana al fenómeno por virtud del cual “el abogado se compenetra con el cliente de tal manera que pierde todo postura personal”
Hasta tal punto soy mi cliente practicando un noble renunciamiento, y desde tal punto Soy yo mismo, usando facultades irrenunciables
La independencia
El jurista, como todo ciudadano, ha de tener en materias políticas su opinión y su fe; mas conviene educar a la juventud –contrariamente a lo que con nosotros se hizo-en la alta conveniencia de separar el foro de los negocios públicos
De ahí en el abogado un orgullo natural, a veces quisquilloso, y un desdén hacia todo lo que es oficial y jerarquizado
El trabajo
Parece lógico que, antes de coger la pluma, se haya agotado el estudio los papeles en los libros
todas las reglas del trabajo pueden reducirse a esta: hay que trabajar con gusto
La palabra
Los hechos tienen, sí, más fuerza que las palabras; pero sin las palabras previas los hechos no se producirían
Para cada vez que se ofrece un problema de estricto derecho, de mera interpretación legal, cien mil se dan casos de realidad viva, de pasión o de conveniencia
El estilo forense
Se puede vivir sin belleza, sin riqueza y hasta sin salud. Se vive mal, pero se vive. Mientras que sin justicia no se puede vivir
La justicia es la expresión material de la libertad
Elogio de la cordialidad
El juez piensa del abogado: “ ¿en qué proporción me estará engañando?”. Y el abogado piensa del juez: “¿a qué influencia estará sometido para frustrar me la justicia?”.
Las acciones todas (y más especialmente las que implican un hábito y un sistema, como las profesionales) han de cimentarse en la fe, en la estimación de nuestros semejantes, en la ilusión de la virtud, en los móviles levantados y generosos.
Conceptos arcaicos
Porque la verdad es que en el mundo están las cosas aunque no se encuentren en los autos;
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