El Idealismo

IDEALISMO ACTUAL:

Los Estados democráticos difícilmente entran en conflicto bélico, en la medida que la expansión de ese tipo de administración y de gobierno sea encarada a través de la promoción de procedimientos democráticos y de instituciones democráticas, tanto en los respectivos países como fuera de ellos, todo lo que según el idealismo político provocaría la disminución de las probabilidades de guerra.

La expansión de los Estados gobernados democráticamente, estimula la creación y sustenta la continuación de organizaciones y leyes internacionales, lo que por su parte, facilita la expansión de la democracia en el ámbito internacional, resultando así un conveniente círculo virtuoso.

El liberalismo económico crea lazos de amistad y entendimiento entre pueblos y países, a través de la cooperación y el comercio internacional, contribuyendo así a la reducción del poder bélico, y llevando el mismo hasta los límites de la autodefensa. El beneficio mutuo promueve la cooperación entre las partes, especialmente cuando los Estados y los Gobiernos pueden obtener ganancias políticas o económicas simultáneamente a través de más de un agente.

A pesar de que los intereses de diferentes Estados pueden ser antagónicos y conflictivos en más de un aspecto y en más de una ocasión, cuando esos intereses son negociados por sociedades gobernadas democráticamente, por lo general se tiende a buscar equilibrio y racionalidad, así como acontece con los intereses individuales en los mercados. Cuando se promueven los verdaderos intereses nacionales, con apoyo por ejemplo de una institución como la OMC, y sustentándose en el derecho internacional, es mucho más probable lograr comunicación y entendimiento entre las partes, y lograr así reducir las posibilidades de conflictos y de guerras.

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Platón, San agustín, Buenaventura, Descartes, Kant, Hegel, Nietzche, Sartre, Marcel, entre otros fueron pensadores idealistas.

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Crítica

Los críticos antiimperialistas del concepto de "idealismo wilsoniano" dicen que Wilson sólo quería libre determinación étnica y democracia en los países europeos que estaban bajo el control de los rivales de Estados Unidos, mientras que en otros lugares tales principios fueron ignorados. Críticos modernos, como los paleoconservadores y otros aislacionistas, sostienen que los principios son excesivamente "idealistas" y pueden dar lugar a innecesarias las intervenciones militares, poniendo en peligro vidas en nombre de conceptos abstractos en lugar de amenazas directas.

El Premio Nobel de la Paz y arzobispo sudafricano, Desmond Tutu, confesó hoy sentirse "maravillado" por el "increíble idealismo" de la juventud en el siglo XXI, y pidió a los líderes escucharles y recordar lo que sentían de jóvenes.

"Estoy constantemente maravillado cuando conozco a jóvenes con ese increíble idealismo, con el que creen que este mundo puede ser otro", expresó el clérigo en un coloquio celebrado en la Fundación Gulbenkian de Lisboa.

A sus 80 años, el clérigo símbolo de la lucha contra el régimen segregacionista del apartheid en Sudáfrica se refirió así a esos jóvenes que sueñan "incluso hoy" y que son capaces de ver que "las disparidades son totalmente insostenibles" a largo plazo.

Tutu mencionó los movimientos de jóvenes como el organizado en Estados Unidos, "Occupy Wall Street", y en otros países de Occidente, además de las protestas del mundo árabe.

"No está ocurriendo solo en los países pobres, sino en todas partes", subrayó.

En un discurso lleno de alegorías y anécdotas, Tutu profundizó en historias bíblicas para referirse a la gran familia que es la humanidad.

"No se puede ser humano en aislamiento. Nos necesitamos para complementarnos", observó.

Y sin dejar de lado su habitual humor y risa fácil, resumió al público su idea de esa humanidad de "un mismo origen y una misma casa".

"Lamento informales que somos todos africanos", aseguró.

En un tono más serio, pero siempre sonriente, pidió a la audiencia imaginar que si todos creyeran que somos africanos, tal vez se pensarían mejor los "escandalosos" presupuestos de "la llamada defensa" de algunos países.

El Nobel de la Paz compartió la conversación y su visión sobre la la paz con Jorge Sampaio, ex presidente de Portugal, quien se centró en el liderazgo para conseguir una mayor democracia y borrar las epidemias, la pobreza o el analfabetismo.

"Necesitamos un liderazgo responsable, líderes que tengan visión de futuro y no en las próximas elecciones", denunció el alto representante de las Naciones Unidas para la Alianza de las Civilizaciones.

Sampaio reconoció que cada vez es más difícil encontrar este tipo de perfiles por la desconexión de la gente con los políticos y por la falta de credibilidad de cualquiera que intente serlo.

Pero apostó por un liderazgo "a largo plazo", basado en la educación y en nuevas formas de entender la democracia, más allá de los "procesos burocráticos" de Occidente.

"¿Democratización significa occidentalización?", se preguntó Sampaio.

En su opinión, la inclusión de las creencias religiosas en el diálogo del espacio público y "muchas herramientas de poder blando" tienen que determinar el camino por la paz y la democracia.

Análisis de costa rica:

Costa Rica tomó un giro inesperado a partir de la revolución de 1948, donde además de cambios esenciales contra las concentraciones del poder, se planteó una visión idealista que bien que mal ayudó a alcanzar grandes logros sociales, los cuales son hoy la base del desarrollo económico que disfrutamos.

Sin embargo, ese idealismo en la actualidad es despreciado por una visión fría y calculadora, una forma de pragmatismo que concede a los líderes actuales el relativismo moral necesario para conseguir

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