El cardenismo en la historiografía mexicana, una breve aportación.
Enviado por Cesar B-side • 6 de Julio de 2016 • Reseña • 3.908 Palabras (16 Páginas) • 306 Visitas
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Licenciatura de Historia
Octavo Semestre
Piliado de la Rosa César Roberto
México: capitalismo contemporáneo
20 de junio de 2016
Profesor: Hernández Romero Ramiro
El cardenismo en la historiografía mexicana, una breve aportación.
El cardenismo en la historiografía mexicana, una breve aportación.
El tema del cardenismo ha sido estudiado desde diferentes aristas, no solo por los periodos históricos en que se retoma, sino más bien por las diferentes imágenes e interpretaciones tanto del cardenismo entendido como una forma de gobierno positiva, a la que habría que rescatar, y con la figura carismática de Lázaro Cárdenas. Estas reinterpretaciones tienen diversos fines. Existen imágenes arraigadas en la memoria colectiva de los grupos sociales del país, de igual manera hay apologías o se utiliza con fines propagandísticos. La visión historiográfica del cardenismo como la cúspide de la revolución se puede observar en no pocos autores. En este periodo se conjugan cuestiones fundamentales en el proceso de creación del estado moderno mexicano. El nacionalismo, la cuestión agraria, la intervención del estado y la preocupación por los aspectos sociales y culturales, son temáticas abordadas tanto por escritores identificados con la izquierda como con partidarios de posturas más cercanas a los grupos de poder. Los primeros suelen caracterizar al gobierno de Cárdenas como un régimen burgués progresista y antiimperialista, como socialista pero militarizado y populista pero maquiavélico. Por su parte, escritores de “derecha” donde los desacuerdos parecen menores, lo mismo lo enjuiciaron como un radical peligroso que como un importador de ideologías exóticas, un demagogo, un destructor de la propiedad, de la familia, la religión y, de las instituciones electorales. La exaltación nacionalista es utilizada de múltiples forma y difundida de manera importante. De esta manera, no parece exagerado afirmar que la historiografía cardenista se caracteriza por su desacuerdo o división sobre el legado de su régimen que simultáneamente se enjuicia como el triunfo y la negación de los ideales de la Revolución.
Podemos distinguir varios momentos en el proceso cardenista. El primero revisa su formación hasta su experiencia de gobierno en Michoacán; de igual modo, destacamos la “ciudadanización” de su imagen como político profesional. En el segundo observamos los mecanismos informales del proceso institucionalizador que condujeron a su “elección”; sostendremos que ésta fue una imagen construida por el general quien, no obstante relocalizar la posición del ejército, no lastimó su fuerza. En el tercero, revisamos el peculiar proceso que conduce la ruptura con el callismo preguntándonos por los cambios que implicó para la recomposición de la clase política. El apartado cuarto revisa el ascenso de los movimientos laborales y su compleja relación con el cardenismo en tanto que ha sido lugar privilegiado para la caracterización del cardenismo dentro del paradigma populista. Relación que bajo el paradigma que lo caracteriza como populista corporativista marcaría el perfil no sólo de sindicatos y partido oficial sino la naturaleza misma del régimen. El quinto apartado aborda las discusiones en torno a una adecuada caracterización de su régimen que, como veremos, muchos trabajos remiten al estudio de su líder y de sus seguidores. A manera de conclusión intentamos, en el último apartado, hacer un balance de los logros y fracasos del régimen cardenista. Como podrá advertir el lector, el trabajo imbrica una descripción historiográfica y un seguimiento histórico del personaje y de su gobierno. Ésta fue la estrategia o técnica que decidí al redactarlo, en virtud de creer que era un modo de volver accesible la condensación de interpretaciones que se enfrentan o, en su caso, convergen en las interpretaciones sobre este periodo clave en la historia mexicana.[1]
Tras el estallido de la Revolución en 1910, México vivió un decenio de conflictos violentos al que siguió otro de reconstrucción política y económica. La revolución fue un movimiento complejo y heterogéneo, con diversas demandas y propuestas políticas que respondían a los diferentes grupos y sus reivindicaciones. Posteriormente el grupo del Norte inclino la balanza a su favor, promoviendo su proyecto de construcción de un estado capitalista. La política económica porfirista no sufrió ningún cambio radical en los primeros años. El desarrollo hacia afuera siguió acompañado de las inversiones extranjeras que crecieron hasta 1927.
Un logro fundamental de la revolución es la introducción de las masas en la política nacional. Los grupos que antiguamente habían sido excluidos de las decisiones del gobierno tuvieron hasta cierto punto un mayor grado de participación política. Por medio de sindicatos y distintas organizaciones se crearon entidades políticas con una fuerza fundamental en la consolidación y construcción de este nuevo estado. A finales de 1920 los efectos de la revolución ya habían tenido un impacto profundo en la sociedad y la política mexicana. El PNR vivía una disputa interna. El proyecto callista comenzó a entrar en crisis en 1929, además del asesinato de Álvaro obregón, sucedió la recesión económica mundial. Durante el periodo del Maximato se evidencio el tránsito de un gobierno personalista, caudillista a uno institucional. Justo en este contexto es posible la génesis del cardenismo. Los estudios recientes han mostrado la naturaleza de este proceso. No se trató de un radicalismo popular como algunos sostuvieron. Sino del estatismo y de la acumulación del capital. El cardenismo es un fenómeno complejo, no se limita a la figura de Cárdenas ni a su sexenio. Tuvo sus orígenes en dos amplias tendencias socioeconómicas que se cruzaron con otras crisis políticas. El gobierno callista se debilitaba por conflictos internos. Además la economía había sido afectada por causa de la caída de precios de las exportaciones. Entre 1929 y 1932 el comercio exterior descendió y la capacidad de importar quedo reducida a la mitad, el desempleo creció y el fenómeno de la inmigración tuvo sus primeros antecedentes. A pesar de la crisis de 1929. La economía nacional no se vio tan afectada como otros países, la producción de oro, plata y petróleo sirvió de amortiguador de la crisis. La depresión estimulo de esta manera un proceso de industrialización de sustitución de importaciones.
Las medidas económicas keynesianas aplicadas por el secretario de hacienda Alberto Pani tuvieron como resultado una aparente recuperación. En 1934 el peso se estabilizó y la perspectiva económica fue alentadora. Cárdenas subía al poder en un momento que los efectos de la depresión disminuían. El congreso lanzo el plan sexenal en 1933, este planteaba los elementos de una nueva generación política de tecnócratas, e intelectuales. El plan criticaba el modelo sonorense y recalcaba el papel intervencionista del Estado y la necesidad de que fueran mexicanos quienes explotaran los recursos de México; prometía a los trabajadores salarios mínimos y el derecho a convenios colectivos y subrayaba la importancia de la cuestión agraria, que requería medidas extremas, incluyendo la división de las grandes propiedades. Durante el proceso electoral se evidencio la debilidad del callismo. El sector empresarial temía al activismo de los trabajadores y esperaba que calles les brindara seguridad, aun existían sectores de la población que estaban con calles. Posteriormente Cárdenas llevo a cabo una especie de purga en el PNR quitando a la gente de Calles y poniendo una partidaria a él. Otra de las fortalezas de Cárdenas fue el apoyo que tuvo de las fuerzas armadas. Esta limpieza política, está muy avanzada en 1933, y esto permitió a Cárdenas hacer tablas y pasar a la ofensiva. De igual manera Cárdenas encaro el problema anticlerical de una manera diferente a la de Calles, ya que decidió no enfrentar a la iglesia de manera frontal.
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