El visitante

El visitante

La historia comienza con Doña Merceditas, explicando detalladamente en qué lugar están. Se encuentran en el Tambo, que es explicado como un arenero, luego está el bosque que es solo un anuncio de lo grande que es la selva, esta se encuentra atrás de los cerros. Todo esto se sabe porque Doña Merceditas lo vio hace muchos años y en la historia ella se encuentra reposando en la sombra mientras cuidaba de su cabra.

Se aproxima un nuevo personaje, es alto, muy moreno escuálido y de ojos burlones según Doña Merceditas. Empiezan un dialogo el cual termina con ambos yéndose a comer algo; la señora solo tomo cerveza pero sin muchas ganas, más que otra cosa fue obligada por el jamaiquino, este si comió y tomo leche.

Luego de la cuarta cerveza la Doña estaba ya algo mareada y el negro empieza a preguntarle sobre Numa, ella se da cuenta de sus verdaderas intenciones y lo maldice. Se va a descansar y libera a la cabra, luego regresa al local y la señora había desaparecido, molesto empieza a buscarla y es con ayuda del animal que la encuentra. Por seguridad el jamaiquino amarra de manos y de pies a la señora; mientras le seguía preguntando por Numa.

Es de noche y se escuchan pisadas, el negro explica que son ellos y la Doña entiende todo. El jamaiquino había traído policías. Ella está molesta, le dice traidor y este se ríe. Explica que lo hace porque en la cárcel no hay nada que hacer y el tiempo es aburrido, podemos entender que Numa fue el que aprisiono al jamaiquino; este empieza a dar órdenes a los policías y ellos acatan de mala gana y se esconden.

Llega el clímax de la historia, la trampa tendida a Numa. El jamaiquino lo escucha llegar y sopla con fuerza su silbato, enseguida los policías salen y lo atrapan, este se encuentra sereno y empieza a hablar con la señora. El teniente feliz con su captura advierte que ya es hora de irse, da la orden de amarrarlo y de subirlo a un caballo; el negro desentendido explica que Numa no llego solo y que tienen que atrapar a sus aliados, pero el teniente explica que solo ha venido por el ya capturado.

El jamaiquino no entiende nada, pregunta si ya es un hombre libre y le responden que sí; decidido a irse con ellos se alista pero el teniente le dice que ya es libre y que puede hacer lo que quiera y que él no lo llevaría. El negro se queda solo y asustado en el arenero mientras la policía y Numa se alejan, se queda desprotegido y tiene miedo de lo que puedan hacerle los aliados del que lo aprisiono.

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