Ensayo Escuela Primaria
Enviado por LEODELANGEL • 16 de Noviembre de 2012 • 2.664 Palabras (11 Páginas) • 969 Visitas
INTRODUCCIÓN:
En el siglo XIX las instituciones educativas afrontaban muchos conflictos como su inestabilidad constante que no permitía desarrollar sus estructuras internas, por ello fue muy difícil construir un espacio social en los primeros años de este siglo, ya que el propósito de estas instituciones educativas era que el hombre pudiera dar forma a sus sueños, aspiraciones y en este tiempo aun no cubrían sus necesidades espirituales y materiales. Esto los llevó a comenzar una ardua labor para la toma de conciencia acerca de la importancia de una institución que garantizara parte de los procesos de realización personal y conocer y percibir nuestra cultura.
Fue entonces cuando se dio la reconstrucción de la vida escolar con la invención de una institución educativa (la escuela primaria), con reglas, normas, comportamientos, usos, hábitos y disposiciones mentales y físicas, la cual nos permite comprender y explicar las circunstancias en que se produce y reproduce un orden y una disciplina que si bien se percibían como extraños y ajenos a sus estilos de vida, con el paso del tiempo fueron percibidos como naturales porque resultaron útiles para la creación de un orden mayor.
DESARROLLO:
El tema de la escuela primaria del siglo XIX ha sido abordado principalmente por historiadores, sociólogos, abogados y pedagogos, desde diversas perspectivas. Ha sido uno de los objetos de estudio más frecuentados por su relación con la constitución de la Nación mexicana y la definición de los rasgos de nuestra educación pública. Los estudios que existen explican la existencia de esta institución desde el punto de político y educativo.
La escuela primaria no conto en sus inicios con un espacio específico, una distribución del tiempo apropiado, grupos de alumnos de edades similares, con uno o más profesores preparados para ejercer esa actividad, con planes y programas de estudio cíclicos, sino que fueron las sociedades en un momento histórico las que construyeron su identidad.
La educación elemental es una de las instituciones más preciadas por sociedades pero tuvo que ver para esto tanto el movimiento intelectual que conocemos como Ilustración o Iluminismo, como la modernidad, es decir, la escuela primaria deviene el resultado de las formas particulares de racionalidad y regulación social, de sistemas específicos de ideas que se empiezan a perfilar en Europa desde el temprano siglo XVI y se definen con mayor nitidez en el curso del siglo XIX.
La noción de escuela, que heredamos por vía del Virreinato de la Nueva España, como institución es mu y antigua. En México las instituciones inician un proceso de modernización hacia el último cuarto del siglo XVIII, impulsado por la Corona Española.
El siglo XVII se había presenciado otros modelos educativos que recogieron las experiencias y las vivencias de la vida de la comunidad inmediata al niño, integrada por sus padres, también por otros parientes. La educación del pueblo se llevaba a cabo en espacios abiertos, en el terreno de lo que hoy llamaríamos educación no formal. A ella se integraba la intervención de la Iglesia, fortalecida por el Concilio de Trento, se ocupaba de impartir a niños y jóvenes la doctrina cristiana en espacios más delimitados, más cercanos a los de la educación formal. Como una opción más para los niños cuyos padres podían hacerlo, estaban las escuelas particulares de los preceptores del gremio, donde se aprendía algo de lectura y de escritura.
En 1782, el Ayuntamiento se interesa por la "fundación de escuelas gratuitas de primeras letras que serían sostenidas por el municipio, así se irán perfilando las escuelas de primeras letras, orientadas al aprendizaje de la doctrina, de la lectura, la escritura y el cálculo. Y a para finales del siglo XVIII proliferaban las escuelas particulares en comparación con las gratuitas.
Entre 1780 y 1836, diversos documentos revelan que la construcción de edificios escolares no es vista como una necesidad. Para tal efecto se adaptaron todo tipo de locales: iglesias, conventos, habitaciones de las viviendas, cuartos de las vecindades, hospitales abandonados.
El primer avance para la construcción de edificios escolares lo tuvieron las Escuelas Pías, que disponían de dos locales, uno para la lectura, equipado con gradería, y otro para la escritura, amueblado con mesa bancos, donde los alumnos pasaban de una habitación a otra en la medida en que dominaban las habilidades, esto rompía con el modelo de enseñanza individual.
Por otro lado las Escuelas Lancasterianas, hacía 1820 introducen un nuevo sistema de enseñanza cuya aplicación requería de una sala espaciosa capaz de albergar a doscientos o más escolares distribuidos en largas mesas y bancos de diez en diez. En el local, además del mobiliario, a lo largo de la sala quedaban espaciosos corredores donde los mismos grupos de diez alumnos con su monitor se reunían en semicírculos para llevar a cabo diversos ejercicios de lectura o cálculo. Este modelo de escuela se impuso casi durante todo el siglo XIX.
A finales del siglo XIX, los Congresos de Instrucción Pública manifiestan preocupaciones ya muy definidas en torno al edificio y al mobiliario escolar. El Congreso Higiénico-Pedagógico de 1882, planteaba la necesidad de un local construido a propósito, independiente de las viviendas o de la casa del maestro como era costumbre y que estuviera bien ubicado.
El siglo XIX representa uno de los momentos cruciales de transformación y modernización de la sociedad mexicana, el caso del maestro, transita del oficio a la profesión. Eran los gremios de la antigua sociedad, particularmente el Gremio de Maestros del Nobilísimo Arte de Primeras Letras de 1601, el que otorgaba las autorizaciones o licencias para enseñar por cuenta propia o bien para establecer una escuela y que, asimismo, vigilaba esta actividad. En el siglo XIX, la instrucción pasó de la tutela del gremio al ejercicio libre de la profesión (1821-1866); después, con el triunfo de los liberales, a una profesión controlada por los Municipios (1867-1884) y, finalmente, a una profesión regulada por el Estado.
En un principio las exigencias y pruebas para el preceptor estaban puestas exclusivamente en un comportamiento intachable, pero el interés que fueron adquiriendo la escuelas de primeras letras trasladó esas mismas exigencias a la certificación de los estudios dada por una institución especializada: primero en las Academias de Maestros y después en las Escuelas Normales, que se fueron consolidando hacia la segunda mitad del XIX. Esto se hace notar en el Segundo
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