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Análisis donde está la franja amarilla de William Ospina

La franja amarilla habla más que todo por hechos políticos, económicos, sociales y culturales, Por medio de esta obra el escritor pretende hacernos ver y entender la situación que hemos vivido durante más de tres siglos y como el poder siempre a estado en manos de unos pocos a quienes solo les inquieta el interés particular y pasan por encima de las clases menos favorecidas las cuales se ven en ocasiones obligadas a convertirse en guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes, sicarios, o ladrones.

De igual forma trata de mostrarnos como los gobernantes han sido tocados por la corrupción y han empezado a actuar no a favor del país entero sino de aquellos que son dueños de las empresas, o tienen el dinero para manejar al gobierno siempre buscando aquello que les conviene más. como los recursos naturales, fauna y flora, el arte, la música, la ciencia e incluso nuestra propia historia, a sentirnos dueños de nuestro país y buscar eso que nos haga salir del barrizal en que nos encontramos y a conservarnos a flote junto con esos países que teniendo menos riquezas que nosotros han logrado colarse entre los más importantes del mundo.

Los problemas que afectan mi municipio, como el aumento de la inseguridad también los jóvenes que andan tarde de la noche consumiendo sustancias alucinógenas. Porque los papas no andan pendientes de ellos porque tiene que estar trabajando, y se ganan un mínimo que igual acá no alcanza para casi nada porque los servicios son muy caros. Y la mayoría de las familias tiene de a 3 hijos pero los gobernantes que hacen con esa plata. porque pagan poco y ellos ganan muchos.

Por otra parte, ante el bajo nivel intelectual de los estudiantes, el aspirante propone la realización de foros y conferencias, así como una mejoría en la capacitación de los profesores. Así mismo, ante la alta tasa de abandono escolar después de la primaria por los altos salarios a la mano de obra no calificada, se crearía el bachillerato nocturno.

los colombianos poseemos una cabida increíble de ser persuadidos por los medios, y a veces somos tan poco desconfiados a lo que nos muestran que nuestra cabida de moderación ha sido clareada, opuesta hasta el punto que sólo nos interesa nuestro propio bienestar.

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