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Epoca Neocolonial


Enviado por   •  9 de Febrero de 2014  •  1.365 Palabras (6 Páginas)  •  1.475 Visitas

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EPOCA NEOCOLONIAL

La vida política, económica y cultural de la Venezuela del Siglo XX está marcada por la explotación del petróleo. Dos dictaduras, la del General Gómez (desde 1903 a 1935) y la del General Pérez Jiménez (de 1952 a 1958), y regímenes pseudo-democráticos garantizaron la estabilidad política necesaria para el establecimiento y fortalecimiento de la explotación del petróleo por parte de las grandes empresas petroleras transnacionales. Los Estados Unidos, por medio de las empresas petroleras o por otros medios, influyeron enormemente sobre la política interna y la economía del país. Como veremos más adelante, esta influencia no se limitó en esos ámbitos.

En el siglo XX venezolano se destacan dos grandes épocas: la primera de la penetración imperialista y la segunda del neocolonialismo. La segunda época está comprendida desde la cuarta década del siglo XX hasta nuestros días. Durante las primeras décadas del siglo XX, el imperialismo de tipo militar y político dio paso al imperialismo económico. De esta forma las potencias prefirieron que sus colonias fueran mercados para sus productos de las industrias antes que enclaves militares y políticos. Esta situación se produjo porque los territorios colonizados independentistas acabaron con el dominio militar en sus territorios. El neocolonialismo es diferente al colonialismo, que se caracteriza por un control directo. Así, se emplea la fuerza militar para la ocupación del país y se establecen colonos procedentes de la metrópoli en el territorio sujeto a dominación. Los terratenientes, pertenecientes a lo que se denominó la "hacienda tradicional", continuaron produciendo para su propia subsistencia y la de la población campesina vinculada a la hacienda por relaciones de tipo servil y, en algunos casos, abasteciendo a un mercado de amplitud regional.

Esta es una etapa más sofisticada del imperialismo, tiene la propiedad de hacer de los países colonizados participantes activos en el mantenimiento de la relación de dependencia. De tal modo el neocolonialismo es el control indirecto que ejercen las antiguas potencias coloniales sobre sus antiguas colonias o, en sentido amplio, los Estados hegemónicos sobre los subdesarrollados. Estos países no disfrutan de una independencia plena, sino que están sometidos a los dictados culturales, políticos, lingüísticos y, especialmente, económicos, de otro. Además en términos de la teoría de las decisiones culturales puede decirse que el neocolonialismo es se caracteriza por la toma de decisiones ajenas sobre objetos culturales ajenos y se profundiza el rechazo hacia los objetos culturales propios. La toma de decisiones ajenas se asume como propia y se colabora con el agente cultural ajeno que las toma; además, los objetos culturales ajenos se anhelan como propios.

La época neocolonial, correspondiente a la Venezuela contemporánea, caracterizada no por una simple dependencia en cuanto a los instrumentos fundamentales de la riqueza nacional venezolana, sino por el dominio absoluto de los monopolios norteamericanos sobre todos los niveles de la vida económico-social de Venezuela se caracteriza, además, por el inicio de una cruzada “democrática” contra el comunismo.

En ese proceso se desarrollan formas culturales concretas en función de los intereses de los monopolios norteamericanos cuya fuerza aliena ya hasta la producción intelectual y tiende a configurar una mentalidad que se aleja cada vez más de los específicamente nacional-venezolano y se aproxima a lo metropolitano-norteamericano. Los emblemas típicos de la urbanidad, tales como el rascacielos, la autopista, la urbanización y el centro comercial, hacen su aparición en nuestro país como parte del proceso neocolonizador. Proceso que Alamandoz (2004) califica de “americanización precipitada”.

Nuestro país se convierte en uno de los centros de la ofensiva contra el comunismo dirigida desde los Estados Unidos. Esta ofensiva era una manifestación de la pugna que se libraba entre Estados Unidos y Europa por el control de los llamados “mercados marginales”. El triunfo de la revolución cubana, liderizada por Fidel Castro, en 1959 fue el detonante de esa ofensiva. Venezuela hacía pocos años había dejado atrás una dictadura y el nuevo gobierno electo por medio del voto universal secreto esperaba su juramentación. Para los Estados Unidos era vital fortalecer la naciente “democracia” venezolana como una manera de hacerle frente al avance de los movimientos de liberación en América Latina.

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