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Experimento de Milgram


Enviado por   •  28 de Mayo de 2013  •  Ensayo  •  3.373 Palabras (14 Páginas)  •  647 Visitas

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Experimento de Milgram

El experimento de Milgram fue un famoso ensayo científico de psicología social llevado a cabo por Stanley Milgram, psicólogo en la Universidad de Yale, y descrito en un artículo publicado en 1963 en la revista Journal of Abnormal and Social Psychology bajo el título Behavioral Study of Obedience y resumido en 1974 en su libro Obedience to Authority: An experimental View.

El propósito de la investigación fue la de medir la buena voluntad de un participante a obedecer las órdenes de una persona en autoridad, aun cuando éstas pudieran entrar en conflicto con su conciencia personal.

Cuando Milgram se inspirara, en su mente persistían los horrores del holocausto nazi. Para nosotros, como objeto de esta lección, en nuestras mentes otras imágenes persisten, las: de Nord Corea, Rusia, China, Cuba, Santo Domingo, Chile, Haití, los Estados Unidos de Guantánamo y de Dixie --- y la de la enumeración interminable de países donde, con entusiasmo y fervor, seres humanos cometen y han perpetrado los crímenes más horripilantes contra la humanidad --- sin incluir los asesinatos, por la Inquisición cometidos. (Véase mi artículo: Serpientes disfrazadas de seres humanos, la psicopatología del psicópata).

La Torre del Homenaje --- donde Trujillo torturaba a sus enemigos…

Que lo hicieran en nombre de Dios, de una idea, de una causa --- pero, lo que importa es que no tenían que hacerlo. (Véanse mis artículos: El zelota como heraldo del mal: Dios ha Muerto… y Nietzsche; ¿De qué Murió? y ¡Médico! en monografías.com).

Los experimentos comenzaron en julio de 1961, un año después de que Adolf Eichmann fuera juzgado y sentenciado a muerte en Jerusalén por crímenes contra la humanidad, por él cometidos durante el régimen de Hitler en Alemania. Milgram estaba intrigado acerca de cómo un hombre completamente normal, e incluso aburrido, y que no tenía nada en contra de los judíos había podido ser un activo participe del Holocausto. ¿Podría ser que él y el millón de sus cómplices únicamente siguiesen órdenes?

Milgram lo resumiría al escribir, de esta manera:

“Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y, con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio.” (S. Milgram: The Perils of Obedience).

Donde la dictadura del 1976-1983 torturaba los suyos en Buenos Aires

El experimento mismo

A través de anuncios en un periódico de New Haven se solicitaban voluntarios para participar en un ensayo relativo al "estudio de la memoria y el aprendizaje" en Yale. Por lo que se les ofrecieran cuatro dólares más comidas.

A los voluntarios que se presentaron se les ocultó que en realidad iban a participar en una investigación sobre la obediencia a la autoridad.

Los seleccionados eran personas de entre 20 y 50 años de edad, de todo tipo de educación --- los había que acababan de salir de la escuela primaria y otros con doctorados.

El observador, al introducirse al candidato a investigar, presentaba a otro individuo, que se hacía pasar también por participante, pero que en realidad es un cómplice del investigador. Entonces les informaba que estaban tomando parte en un experimento para examinar los efectos del castigo en el comportamiento del aprendizaje y la memoria. Asimismo les indicaría que la investigación, usando el castigo en este campo de la ciencia era escasa, y que aún se desconocía cuánto sufrimiento era necesario aplicar para optimar la experiencia.

A continuación, cada uno de los dos participantes escogía papel de una caja que determinaría su rol en el experimento. El cómplice tomando su papel, leería que había sido designado como "alumno". El participante voluntario tomando el suyo, y leyendo que dijera "instructor", se aprestaría para su tarea.

En realidad en ambos papeles se escribía "instructor" y así se lograba que el voluntario, con quien se va a experimentar, recibiera, inevitablemente, el papel de "instructor".

Separado por un módulo de vidrio del "instructor"; el "alumno" se sentaba en una especie de silla eléctrica a la que lo amarraran para "impedir movimientos excesivos". Se le colocaban unos electrodos en su cuerpo con crema "para evitar quemaduras" y se señalaba que las descargas eléctricas que recibiría podrían llegar a ser extremadamente dolorosas pero que no producirían daños irreversibles.

Todo esto lo observaba el “instructor”

Adolf Eichmann

La prueba comenzaba dando, tanto al "instructor" como al "alumno", una descarga real de 45 voltios con el fin de que el "instructor" comprobara el dolor de la descarga y la sensación desagradable que recibirá su "alumno".

Seguidamente el investigador, sentado en el mismo módulo en el que se encontraba el "instructor", proporcionaba al mismo una lista con pares de palabras que había de enseñar al "alumno".

El "instructor" comenzaba leyendo la lista a este último, y tras finalizar le leería únicamente la primera mitad de los pares de palabras, dando al "alumno" cuatro posibles respuestas para cada una de ellas.

Éste indicará cuál de cada palabra correspondía con su par leída, presionando un botón (del 1 al 4 en función, de cuál cree que fuera la correcta). Si la respuesta era errónea, el "alumno" recibiría una primera descarga de 15 voltios que seguiría aumentando en intensidad hasta los 30 niveles de descarga existentes, es decir, 450 voltios.

Si era correcta, se pasaba a la palabra siguiente.

El "instructor" creía que estaba dando descargas al "alumno" cuando en realidad todo era una farsa. El "alumno" había sido previamente instruido para fingir los efectos de las sucesivas descargas. Así, que a medida que el nivel de intensidad aumentaba, el "alumno" comenzaba a contorsionarse

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