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HISTORIA DE LAS MESAS


Enviado por   •  7 de Marzo de 2012  •  1.449 Palabras (6 Páginas)  •  729 Visitas

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ANTECEDENTES.

Las mesas y su historia

Observar las mesas a través de la historia, nos da un sinfín de conclusiones sobre costumbres de cada pueblo, y de cada época.

Los bárbaros invadieron el imperio y fundaron diversos reinos sobre sus ruinas, las costumbres romanas se fueron alterando; y una de las primeras que desaparecieron, fue la de comer echado. Los bárbaros comían sentados y en mesas bajas, y esto se generalizó en todo el Occidente.

En la primera mitad de la Edad Media, es decir, en todo el periodo anterior a las cruzadas y al nacimiento del arte gótico, las costumbres en la mesa fueron bastante groseras. Las mesas eran rectangulares, redondas o semicirculares. En éstas los comensales se sentaban en semicírculo y los criados servían por el lado recto.

Sobre la mesa y en su contorno, se ponían unos rebordes a modo de bandas de billar, para evitar que las cosas cayeran al suelo. Todo esto lo conocemos gracias a miniaturas de la época, sobre todo de La Biblia, que al mostrar escenas de la época, reproducen, trajes y costumbres.

Siglos XIV y XV

En los siglos XIV y XV se usaron varios tipos de mesas para comer. Para diario las personas de dignidad solían usar unas mesas muy estrechas llamadas birlongas. Estas mesas iban acompañadas de un banco sofá, y a veces de un dosel. Cuando los invitados eran muchos, se ponían varias mesas en forma de herradura. La de las personas principales ocupaba el testero, (parte alta), bajo un dosel, estaba provista de plataforma, de modo que los comensales quedaban más altos. Las demás mesas iban bajando según la categoría de las personas que las ocupaban.

En los grandes festines dados por reyes o señores de la época, las mesas se disponían de esta forma en inmensos salones. Un paje a caballo introducía los servicios, o los platos los entregaba a un sirviente, el cual, de rodillas, los presentaba a su señor. Luego eran trinchados, esto era considerado un arte noble. Se desempeñaba, sólo en casas reales, por un gentil hombre, que era designado para esta tarea. Con su espada en la cintura, este caballero cumplía sus funciones. Después de estos procedimientos, los criados presentaban el plato ya servido a cada comensal, por el lado libre de la mesa. Otros sirvientes se colocaban detrás para servirles de beber, y atenderlos en lo que necesitaran.

Si el festín era de noche, encendían velas en las arañas de metal que colgaban de los techos, y los acompañaban pajes que en sus manos también llevaban velas. La música, acompañaba los festines, entre uno y otro servicio entraban bufones, cantantes, histriones, y en general todo juglar posible que describían lo que sucedía en las mesas. Estas representaciones, son uno de los orígenes del teatro. En Francia se llamaba entremets, o sea, intermedio de comida. De ahí viene en castellano la palabra entremés.

Terminada la comida daban gracias a Dios, se levantaban los manteles y se jugaba o se bailaba, luego se tomaban especias y vinos, del mismo modo que hoy tomamos café y licores.

A pesar de lo costosos de estos festines se repetían con frecuencia entre reyes y grandes señores, se usaban mesas birlongas para pocos comensales y cuadradas, como las que hoy tenemos para más comensales.

También las hubo redondas. Durante el siglo XV, en algunos banquetes las mesas eran sumamente anchas, entonces los juglares se subían en ellas para sus representaciones, en vez hacerlo, como lo hacían cuando las mesas estaban en forma de herradura.

Mesas portátiles

Otras mesas características de la Edad Media eran las portátiles, especie de bandejas, con asas que se colocaban sobre pies de tijera. Estas mesas solían ser de metal labrado, a veces de plata y oro con pedrería. Una de éstas le regaló don Pedro el Cruel al príncipe de Gales, cuando fue a pedirle ayuda contra don Enrique de Tras Tamara: era de oro y se desplegaba en cruz; su labrado representaba a Roldán y los 12 Pares que murieron en Roncevalles. La adornaban perlas de oriente, diamantes, un carbunclo, que según cuenta la leyenda brillaba en la oscuridad, y una piedra maravillosa, que cuenta la historia, ennegrecía si sobre la mesa se ponía algún manjar venenoso. ¡Qué maravilloso! Esta preciosa y valiosa alhaja del rey don Pedro procedía de los moros granadinos.

Otra mesa con historia, la del rey Arturo. La tabla redonda ofrecida por Merlín a Ginebra, alrededor de la cual se reunían lo más esclarecidos caballeros de la cristiandad. Cerca del trono de Arturo,

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