Historia en la alimnetcion y los cambios en la dieta
Enviado por algebre • 21 de Septiembre de 2014 • Trabajo • 1.188 Palabras (5 Páginas) • 245 Visitas
HISTORIA EN LA ALIMNETCION Y LOS CAMBIOS EN LA DIETA
La forma como el ser humano se ha alimentado a través de la historia está ligada estrechamente a su cultura.
En el paleolítico, antes de convertirse en cazador, el ser humano se alimentaba de lo que encontraba en la naturaleza: vegetales, restos de animales, carroña, etcétera.
El uso del fuego permitió que el hombre dejara de comer carne cruda y comenzara a asarla en las brasas. Seguramente en el cambio de sabor fue significativo en la vida del ser humano.
En el siguiente periodo ocurrió una transformación. Muchas especies animales desaparecieron, por lo que el hombre tuvo que consumir más vegetales. A partir de la observación del ciclo de las plantas, comenzó a experimentar sembrando semillas. La agricultura hizo su aparición entre 7000 y 5000 a. de n.e.
Los primeros vegetales mejoraron sus técnicas de producción agrícola tuvieron un mayor desarrollo. Mesopotamia y Egipto, se desarrollaron sobre la base de la economía agrícola, gracias a sus avances en los sistemas de riego.
Otra variante a considerar es que la alimentación dependió de la ubicación geografía y de la producción regional. Un pueblo marítimos en abundancia.
En la Europa feudal continuo el consumo de trigo y cerveza o vino como la base de la alimentación, con el complemento de la economía agrícola.
Las familias de los señores féudales condimentaban la carne con sal, que era un producto muy preciado. Los villanos y siervos comían el hígado y las tripas del cerdo, así como el tocino que se obtenía de este animal. En la medida en que se iniciaron los contactos comerciales con Oriente, se introdujeron nuevos productos, como las especias.
En América, los pueblos indígenas continuaron con el consumo de maíz, frijol, chile, y calabaza como la base de su alimentación, y los colonizadores trajeron productos que aclimataron en América para comer los productos a los que estaban acostumbrados.
Hoy en día hay unanimidad entre los historiadores para afirmar que, aunque el ser humano sea omnívoro, ha sido principalmente carnívoro durante varios millones de años.
Desde su origen, y hasta comienzos del neolítico hace aproximadamente 10 000 años, los hombres fueron cazadores recolectores nómadas. Las presas de caza constituían la base de su alimentación (proteínas y lípidos); y también consumían bayas (frutas silvestres) o raíces (glúcidos con alto contenido de fibras e índices glicémicos muy bajos). La mayoría de los autores están de acuerdo en afirmar que nuestros antepasados comían también vegetales, accesoriamente (hojas, tallos, brotes) y sin duda también granos silvestres ocasionalmente, legumbres estas que deben clasificarse entre los alimentos con índice glicémico muy bajo.
Parece evidente que el gasto energético cotidiano de estos hombres primitivos era importante, no sólo por el hecho de las pruebas físicas que enfrentaban, sino también debido a la precariedad de sus condiciones de vida que los exponían a todos los azares climáticos.
La pregunta que acude a nuestra mente es entonces la siguiente: ¿cómo pudieron estos cuasi «deportistas de alto nivel» garantizar tal gasto en calorías, teniendo a su disposición tan pocos glúcidos y sobre todo ninguno de esos azúcares lentos* que los nutricionistas de hoy consideran indispensables?
Al volverse progresivamente más sedentario a partir del neolítico, el ser humano vivió el primero de los grandes cambios alimenticios de su historia. El desarrollo de la ganadería le permitió seguir comiendo carne, aunque no fuera exactamente la misma; y la introducción de la agricultura produjo cereales (trigo, centeno, cebada …), luego leguminosas (lentejas, arveja…) y más adelante verduras y frutas.
Se podría pensar que al volverse sedentario
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