Hobsbawn A. La Carrera Abierta Al Talento

HOBSBAWM, Eric (1997): «La carrera abierta al talento». En HOBSBAWM, Eric (1997): «La era de la revolución», Buenos Aires, Crítica.

En algunos aspectos, la Revolución conservó las características aristocráticas de la cultura francesa a tal punto que la alta burguesía tomó varios rasgos de la cultura aristocrática. Con la Revolución Industrial y el fin de la sociedad estamental se habían abierto las puertas hacia la movilidad social.

El ascenso social

Existían cuatro formas principales de llegar a una buena posición: meterse en el mundo de los negocios, hacer estudios universitarios (para trabajar en la administración pública, la política o las profesiones liberales), el arte y el ejército. Para los primeros dos había que tener importantes sumas de dinero para hacer las inversiones iniciales. La educación empieza a tomar un papel protagonista al punto que, en el ámbito público, comenzaron a tomarse exámenes para determinar quién era más adecuado para cada puesto. Ya no importaba el nacimiento ni el parentesco: ahora importaban la competencia y el mérito individual.

El poderío del Estado pese al liberalismo

A pesar de que el Estado va quedando relegado a una función regulatoria sin intervenir en la economía, en realidad había crecido y tenía más poder: habían aparecido las primeras policías nacionales y modernas, generalmente poseía los ferrocarriles, el correo, etc. El sistema judicial se había crecido ante el aumento de la población, al igual que el sistema administrativo municipal.

Las nuevas profesiones rentables

Surge la idea de que quien no alcanzaba el éxito o el dinero era por falta de talento. Sin duda, abrió posibilidades a los artistas, los chef, a la prensa, etc. A su vez, el crecimiento del Estado da origen a la figura del empleado administrativo, nuevo miembro de la clase media. Su trabajo no requería esfuerzo físico, podía dejarse sobornar y otras “ventajas”. Otra forma de ascender socialmente era estudiar, pero las profesiones liberales eran demasiado largas y complejas. Por ende, se extendió el número de maestros que, si bien no cobraban demasiado bien, pasaban a tener buena reputación social.

Los judíos

La doble revolución proporcionó a los judíos lo más parecido a la igualdad que nunca habían vivido. Quienes lo aprovecharon y simpatizaron con el régimen liberal, consiguieron asimilarse bien al nuevo orden social y económico y consiguieron insertarse en el comercio o en las profesiones libres. Los más afortunados amasaron grandes fortunas y esto los convirtió en el estereotipo burgués.

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