Huesos De Lagartija Francisco Cuetzapalomitl empieza a contar

Huesos De Lagartija

Francisco Cuetzapalomitl empieza a contar, ya en su vejez, lo que vivió en su juventud durante la conquista que los españoles, sostuvieron con el pueblo mexica a lo largo de 1520 y 1521. Francisco Cuetzapalomitl, como se llamó después este personaje, narra cómo al ser niño, pudo vivir en la gran Tenochtitlan y conocer el estilo de vida que se llevaba. Los mexicas, dice, eran el pueblo más poderoso que se conocía en aquellas tierras, todos los otros pueblos eran débiles y les temían, esto se demostraba con la guerra. Los nobles aztecas se preparaban para la tarea que fueran a desempeñar. Las tradiciones que tenían antes que los españoles llegaran eran extrañas: ayunar, sacarse sangre con agujas Después de las batallas, se comían a las personas que capturaban en la guerra Cuando no tuvo qué comer, se tiró a tomar el sol y las lagartijas se fueron acercando y las cazaba y se las comía. Ellas lo ayudaron a sobrevivir y nunca lo abandonaron, porque nació el día de la lagartija y las lagartijas se adaptan y sobreviven a todo, pero lamentablemente toda su familia murió. Ésta estaba formada por su hermano Cuauitlicac, quien era impresionantemente valiente, arrogante, terco, testarudo y tenía un espíritu de lucha impresionante. Murió en manos de los tlaxcaltecas, unos traidores que se aliaron a los españoles para acabar con los mexicas. La familia también estaba formada por su madre, su padre, Santiago (el hijo de Cuahuitlicac), y su primera esposa. Ésta era la niña que lo ayudó a escapar la noche que terminó la guerra, y con ella tuvo dos hijos y dos hijas, a los cuales bautizó con nombres españoles llamados Francisco, Pedro, María de la Concepción y María de los Ángeles, quienes murieron a causa de una enfermedad de los españoles de la cual los mexicas estaban totalmente desprotegidos. Pero su hijo mayor, Francisco, sobrevivió. Así, Cuetzpalómitl sacó fuerzas para seguir adelante después de haber bebido demasiado pulque. Luego tuvo otra esposa y dos hijas llamadas María del Carmen y María Teresa. Francisco creció, se casó y le dio un nieto antes de morir por otra enfermedad. Santiago fue como un hijo para él y él lo quiso como si fuera su padre. La madre de Cuetzpalómitl vivió hasta que era muy anciana y murió de vejez sin ningún sufrimiento. Su padre bebía pulque todos los días después de que los españoles los conquistaron. Era su forma de olvidar y soportar el dolor por la muerte de su hijo mayor, Cuauhitlicac. Las palabras que el padre de Cuetzpalómitl le dijo antes de morir le dejo un mensaje: no se olvidara nunca de que el sufrimiento jamás termina y que cuando esté más próspero lo atacaría, pero que él sobreviviría porque él era lagartija y ellas se adaptan a los cambios. 
Cuetzpalómitl seguía pensando que Cuauhitlicac murió porque soltó la espada de su “doble”, que era lo que lo mantenía a salvo. Entre sus más preciadas partencias, Cuetzpalómitl tenía una Biblia de los españoles, la cual guardaba como un tesoro y lo ayudó a llegar a la conclusión de que sus dioses y los dioses de los españoles eran el mismo pero con diferentes nombres. 

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