Iglesia Primitiva
Enviado por jerearon80 • 2 de Octubre de 2013 • 705 Palabras (3 Páginas) • 445 Visitas
La Iglesia primitiva
Desde un punto de vista teológico, la Iglesia fue fundada el primer Viernes Santo, aunque en realidad no se fundó en un solo acto, sino paso a paso. El proceso fundacional empieza ya cuando Cristo llamó a los apóstoles, prosigue con la designación de pedro como piedra fundamental de la Iglesia, sigue con la instauración de los sacramentos, y llega a su consumación cuando los apóstoles, después de la Resurrección, empiezan a poner en marcha los mandatos del Maestro.
A partir de la época apostólica observamos como el mapa se va llenando con los nombres de nuevas comunidades de fieles, hasta que a finales del siglo III apenas queda en todo el Imperio Romano una sola ciudad importante en la que no se encuentren cristianos.
Como es lógico, en toda nueva corriente aparecen, además de los favorecedores, los inconformes y los detractores. Así ocurrió en el siglo I con los gnósticos que, en lugar de ser una secta separada del cristianismo, era una corriente espiritual dentro de la Iglesia, quienes tenían la penosa impresión de que el cristianismo era demasiado superficial y simplista, en lugar de considerarla como realmente era: un complejo de verdades inmutables y reveladas. Ellos prefirieron elaborar su propia filosofía, adecuándola a lo que los gnósticos llaman un conocimiento más profundo. Los predicadores gnósticos fueron excomulgados por los primeros papas, y el movimiento perdió impulso definitivamente en el siglo III gracias a la demostración de que la doctrina cristiana era de carácter revelado.
Pero el primer cisma grave de la iglesia primitiva acaeció después de la muerte del Papa Ceferino en el año 217, siendo su promotor Hipólito, quien estaba considerado como el mejor teólogo de la iglesia cristiana de aquella época.
El Papa Calixto invitó a Hipólito a justificarse sobre un punto doctrinal y, al negarse a ello, fue excomulgado. Hipólito entonces organizó una comunidad rival y acusó al papado de relajación moral. El cisma siguió después del martirio del papa Calixto y continuó bajo el papado de sus sucesores, Urbano y Ponciano. Al fin Hipólito se reconcilió con el Papa Ponciano en el año 235 a raíz del destierro de ambos a Cerdeña, ordenado por el emperador romano Maximino el Tracio, motivado precisamente por la pugna entre ambos personajes.
Los tres primeros siglos de la historia de la Iglesia reciben a menudo el nombre de época de las persecuciones y también el de época de los mártires. Así como hasta el siglo III las persecuciones eran individuales, al igual que las sentencias, en el siglo III son los emperadores quienes desencadenaron persecuciones en masa para aplacar así los sentimientos hostiles del pueblo.
Las principales persecuciones dentro del siglo III fueron ordenadas por los propios gobernantes, tales como Séptimo Severo (202) prohibiendo conversiones al cristianismo, Máximo el Tracio (235) contra
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