LA ESCUELA EN 1870
Enviado por mayragmf • 29 de Agosto de 2012 • 429 Palabras (2 Páginas) • 1.632 Visitas
LA ESCUELA EN 1870
Ignacio M. Altamirano.
La escuela popular, a ella he consagrado frecuentemente mis pensamientos, en ella he puesto mis esperanzas mas risueñas, y cada vez que una desgracia pública, o la simple comparación de nuestra miseria con la prosperidad de otras naciones, han venido a revelarme los efectos de nuestra parálisis intelectual y moral, he vuelto los ojos a la escuela primaria, como a la santa piscina, cuyas aguas maravillosas encierran solas el secreto de nuestra curación radical.
Ha llegado el tiempo; la República levanta su frente victoriosa, y la reforma comienza a florecer, a pesar de las maldiciones impotentes de sus enemigos. Es la hora, pues, de la reconstrucción y de la consolidación. Dirijamos nuestros ojos a la escuela popular, veámosla, no como una necesidad de la vida social simplemente, sino como el fundamento de nuestra dicha futura.
La escuela antigua
En la escuela antigua, a veces allí mismo se abría, negro y espantoso, el sepulcro del pensamiento. De modo que la escuela, que debe ser el dorado vestíbulo alfombrado de rosas por el que la familia humana tiene que entrar al santuario de la civilización, en los antiguos tiempos era el pasillo tenebroso y deletéreo, que recibía a los esclavos futuros, en su paso para la ergástula de la monarquía. Allí se mataba el sentimiento de la dignidad que espiraba palpitante y aterrada en medio de mil tormentos ignominiosos, tormentos físicos y tormentos morales, que martirizaban el cuerpo y que apagaban la divina chispa de la razón en el hombre acabado de nacer.
La escuela contemporánea – la escuela libre
En México, antes de la Constitución de 1857, los particulares podían abrir escuelas y educar a los niños sin la obligación de tomar por norma los reglamentos del gobierno, ni
las disposiciones del municipio, ni aun tener siquiera sobre sí la mirada de la autoridad.
Después de la Constitución de 1857 y de las Leyes de Reforma, la enseñanza se declaró libre, la secundaria se reglamentó en parte; pero sobre la primaria ha habido un absoluto silencio, dejando a los estados y aun a los municipios que la organicen a su sabor, y limitándose a proteger más o menos la que se llama nacional, es decir, la que se sostiene con los fondos públicos. En ésta ejerce cierta vigilancia la autoridad municipal. Varias sociedades de carácter privado han tomado a su cargo la protección de la escuela primaria, como la Compañía Lancasteriana, la Sociedad de Beneficencia para la instrucción y amparo de la niñez desaviada y la Sociedad Católica. La escuela municipal y la lancasteriana son las mejor atendidas.
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