LOS ORÍGENES Y LOS PRIMEROS DESARROLLOS TEORICOS
Enviado por 3108856634 • 21 de Noviembre de 2015 • Resumen • 5.359 Palabras (22 Páginas) • 351 Visitas
1. LOS ORÍGENES Y LOS PRIMEROS DESARROLLOS TEORICOS
En la transición de la sociedad en la quien reina el modelo de producción feudal a aquella en que domina el sistema de producción capitalista cubre un arco de tiempo relativamente amplio. Desde el siglo
Las primeras formas de conocimiento criminológico y el uso del término son impropia porque de criminológia como ciencia autónoma no se puede hablar todavía- se desarrollan en este arco de tiempo en el que la clase burguesa conquista el poder político asumiendo el papel de clase dominante. Es pues una reflexión impregnada de espíritu optimista, completamente dirigida a la proyección; y, en efecto, una profunda tensión ético política, se apoya en el esfuerzo de imaginar las nuevas formas institucionales (políticas, económicas, jurídicas o sociales) del poder y del vivir social. La reflexión político-jurídica de la época deberá en particular enfocarse en especial garantizar el orden y la paz.
Se sugieren nuevas estrategias de control y de disciplina social. La cuestión, incluso en su unidad, se presta a ser afrontada en los diversos frentes. Por necesidad, el eje sobre el que girará su teoría interna basada en el contrato.
PROCESO PRODUCTIVO Y NECESIDAD DISCIPLINAR
La condición primera para que la organización política pueda desarrollarse en el sentido arriba indicado es que los proletariados acepten estas reglas de juego como naturales. Y es precisamente en presencia de este cambio en la situación del mercado de trabajo cuando comenzó a surgir una consideración distinta y una política diversa respecto de la marginalidad social. Frente al proceso que contempla la acumulación de riquezas en las manos de la nueva clase capitalista ya no requiere para su reclutamiento la acumulación de fuerza de trabajo; una precisa acumulación de hombres útiles, la clase campesina en clase obrera. En los orígenes de la sociedad capitalista el corazón de la política de control social se encuentra precisamente en esto: en la emergencia de un proyecto político capaz de conciliar la autonomía de los particulares en su relación respecto de la autoridad como libertad de acumular riquezas, con el sometimiento de las masas disciplinadas a las exigencias de la producción como necesidad dictada por las condiciones de la sociedad capitalista. Y es allí donde nacen las primeras formas de conocimiento criminológico y de estrategia de control social en relación con la desviación criminal.
En cuanto el hombre es sujeto de necesidades posibles de ser satisfechas sólo con el dominio de los bienes, el pacto social deberá disciplinar las relaciones sociales de propiedad. Consecuentemente la legislación ya sea civil o penal definirá los diversos comportamientos humanos sobre la base de su utilidad en una sociedad de clases.
El saber criminológico nace en realidad en la acción de integración del criminal. Simplemente porque la libertad no era considerada un valor cuya privación pudiese considerarse como un sufrimiento, como un mal. Sólo con la aparición del nuevo sistema de producción la libertad un valor económico: en efecto, sólo cuando todas las formas de la riqueza social fueron reconocidas al común denominador de trabajo humano como trabajo asalariado, fue concebible una pena que privase al culpable de la libertad, es decir, de un tiempo de trabajo a salario. Y desde este preciso momento la pena privativa de la libertad, o sea la cárcel, se convierte en la sancion penal más difundida, la pena por excelencia en la sociedad productora de mercancías.
Las acciones criminales más comunes son las de delitos contra la vida, el patrimonio, el estado, etc. Pero ésta no fue ciertamente la única razón por la que la pena carcelaria se impuso como pena principal en la sociedad del capital.
En este sistema de control distinto, la cárcel cumple también una función instrumental hacia una exigencia emergente, y con el tiempo cada vez más sentida: el conocimiento criminal. Sobre la identificación critica de estos dos sujetos se funda todo un tipo de producción criminológica; mejor sería llamarla una ideología que confundirá la agresividad y la alienación del hombre institucionalizado con su intrínseca maldad, que clasificará y tipificará como modos diversos de ser criminal tanto las formas de supervivencia a la realidad penitenciaria como las adaptaciones a los modelos impuestos, a la violencia clasificatoria sufrida. Pero la criminología es también la ciencia pedagógica y por lo tanto ciencia de la transformación. En efecto, sólo desde hace poco tiempo la criminologia, aunque sea parcialmente, se ha liberado de estos vínculos que no le permitían ser ciencia crítica de la sociedad. Y será instructivo observar cómo esta emancipación en la ciencia criminológica todavía coincide con un suceso que se refiere a la penitenciaria: su crisis sin solución y su progresiva obsolescencia como instrumento principal de control social. Este esfuerzo teórico responde a una situación de clase modificada; en lo específico de la política del control social intentaremos ahora individualizar los problemas que se presentan con mayor radicalidad.
Por el momento, la fe optimista en una sociedad más justa e igualitaria debía ser rechazada. La miseria debía ser aceptada ahora como un hecho social. Si de un lado, en efecto, el desarrollo de la sociedad capitalista había creado definitivamente las nuevas clases laboriosas -expropiadas de los medios de producción y que aceptaban como natural la disciplina de fábrica-, por otra parte estas mismas clases maduraban cada vez más una conciencia antagónica, es decir una verdadera y precisa conciencia de clase respecto de los intereses del capital.
Se conoce así la primera forma de criminaltzazarión del adversario de clase. En primer lugar la nueva ciencia estadística había mostrado cómo la criminalidad haía sido una prerrogativa casi exclusiva de las clases más pobres. La ecuación miseria criminalidad no parecía poder ya ser negada. La laboriosidad proletaria era un estado siempre precario: el trabajador podía siempre devenir, el pobre debían ser sometida a una especie de no derecho, esto es podían ser eliminadas, reprimidas o reeducadas fuera y contra de toda garantía jurídica, por simple necesidad de higiene social.
La criminologia, igual que otros saberes sociales, si quería emanciparse y llegar a ser conocimiento científico de la sociedad debía aplicar a su propio objeto de estudio aquel método. Entre mundo físico y mundo social se suponían leyes comunes y, como tales, cognoscibles a través de un método común. Como fundamento del conocimiento criminológico positivista de manera no diversa que para otras ciencias sociales se colocaba por ende una interpretación mecanicista de la sociedad.
Pero para que se pudieran descubrir las leyes del comportamiento criminal era necesario que este fuese determinado. La acción desviante y el hombre delincuente son pues realidades naturales algunas positivistas llegarán a sostener que la criminalidad existe también en el mundo vegetal y animal y no efectos de un proceso político-cultural que define cierto comportamiento humano o cierto sujeto como criminal. En consecuencia la criminología positivista, no prestando ningún interés a las razones que subyacen al proceso de definición por qué ciertas acciones son definidas como criminales y otras no-, implícitamente atribuye al mismo poder represivo
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