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La Ed Ilustrada


Enviado por   •  28 de Mayo de 2014  •  1.596 Palabras (7 Páginas)  •  220 Visitas

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Durante esta época se formaron gremios. El propósito de tal asociación era proteger a sus miembros de la competencia, y al público de las mercancías de poca calidad. Ellos estipulaban la organización jerárquica interna de los miembros dividiéndolos en aprendices, oficiales y maestros, reglamentando la elección anual de las autoridades del gremio, conocidas como veedores.

El número de maestros fue siempre más reducido, porque el gremio limitaba el número de acuerdo con las exigencias del mercado local, y en muchos casos solo otorgaba títulos de maestros cuando había un vacante debido a la muerte de un maestro o su abandono de oficio.

Dentro del sistema gremial los preceptores, además de privilegios del ejercicio exclusivo de su profesión, disfrutaban fueros adicionales otorgados por leyes a los maestros españoles. Estos privilegios adicionales se desprendían de la tradición del estado español de reconocer de alguna manera especial la importancia y dignidad de la profesión magisterial.

En 1319 Enrique II había declarado que los maestros de España deberían de recibir trato especial y Carlos V hizo explícitos estos privilegios en las premisas de leyes de los maestros examinados en la Nobilísima Arte de Leer, Escribir, Contar y Enseñar a los niños, proclamadas en la plaza de Madrid en 1524 y en México en 1709.

De acuerdo con este documento, los maestros gozarían una serie de privilegios. Por su seguridad personal podían llevar armas defensivas y ofensivas, públicas y secretas, y tener cuatro lacayos o esclavos con espada y caballos de armas, como los traen los hijosdalgo.

Se prohibió al poder público encarcelar a un maestro. Para ser preceptores el aspirante tenía que probar que era de sangre pura, cristiano viejo, hijo legítimo, de buena vida y buenas costumbres. La idea era limitar la profesión de primeras letras a los españoles se debía no solo al deseo de mantener un monopolio para su raza, sino la creencia de que “maestro de color quebrado” arriesgarían la educación moral y religiosa de los niños.

Sin embargo la escasez de preceptores hacía necesario permitir que todos los que llenaran los requisitos de conocimiento y buenas costumbres pudieran ser maestros, sin distinción de raza.

Un siglo después se hizo vigente el segundo artículo que decía:

“El que hubiera de ser maestro no ha de ser negro, ni mulato, ni indio y siendo español, ha de dar información de cristiano viejo, de vida y costumbres, primero que sea admitido al examen, que así conviene que sean, porque enseñan buena doctrina y costumbres a los discípulos”.

Las ordenanzas indicaron los conocimientos de lectura, escritura y aritmética que tenían que llenar los aspirantes al examen y en cedulas posteriores se indicó el método que debían seguir para enseñar a leer y escribir.

Los veedores tenían facultades de examinar nuevos preceptores y visitar las escuelas para asegurar el cumplimiento de los reglamentos.

En la práctica, los maestros mayores eran la autoridad máxima del cuerpo, presidian los exámenes y visitaban las escuelas junto con los veedores “con lugar preferente”. A veces los veedores, daban licencias provisionales a los maestro. Supervisaban la ubicación de las escuelas, y cuando había un vacante, como traspaso cobraban una cantidad al maestro que llegaba a ocupar el puesto.

Al final del siglo XVIII el maestro mayor hizo colectas de los maestros para celebrar la coronación del rey, socorrer a las maestras pobres, o defender los derechos del gremio. No era de sorprender que algunos preceptores ejercieran sin ser miembros.

Los preceptores se quejaron de los preceptores de gramatical que tenían derecho a enseñar a los niños mayores la gramática latina y castellana, pero no las primeras letras. Existía un estado en el cual podían refugiarse estos preceptores ilegales de las primeras letras, estos con licencia del mayor.

Una vez incorporados al gremio de los maestros tenían que contribuir con uno o dos reales cada semana en ciertas ocasiones funcionales públicas en honor del rey o para financiar proyectos del maestro mayor.

La posibilidad de que la fundación de las escuelas del país causaran problemas a los preceptores particulares fue considerado por el cabildo del mismo tiempo que se discutía el proyecto en 1786.

El ayuntamiento mando a traer las ordenanzas del gremio para revisarlas junto con el plan de escuelas gratuitas y llego a la conclusión de que no puede seguir prejuiciando a los maestros de escuelas, porque estas se deben imponer para los más pobres y miserables.

Los regidores pensaron que las escuelas gratuitas solo enseñaban la doctrina cristiana y cuando mucho a leer, en obediencia al decreto que hacía el estado a estas asignaturas. En vista de que la enseñanza de escritura y aritmética era optativa para las escuelas pías creyeron que siempre habría para los maestros particulares alumnos que quisieran aprender estas ramas.

El maestro mayor tendía a ignorar las quejas del cuerpo en contra de los maestros

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