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La Guerra Con Chile


Enviado por   •  3 de Mayo de 2014  •  2.110 Palabras (9 Páginas)  •  332 Visitas

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La Guerra Con Chile

El pretexto para la guerra:

En febrero de 1878, el presidente boliviano Hilarión Daza ordenó la creación de un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado. Tal situación hizo que la compañía salitrera chilena acudiera ante su gobierno para que protestara. La solicitud fue rápidamente atendida, la que se explica también por el hecho de que prominentes miembros del gobierno chileno eran accionistas de esas empresas.

El reclamo chileno fue admitido inicialmente por Bolivia, que suprimió el tributo. Sin embargo, a fines del mismo año el gobierno boliviano ordenó que la compañía abonara el pago respectivo, que, desde la creación del tributo, ascendía a noventa mil pesos. Ante reclamos de la compañía chilena, el gobierno boliviano declaró que, de no hacerse el pago, reivindicaría la propiedad sobre las salitreras.

El 14 de febrero de 1879, el gobierno chileno respondió con el desembarco de tropas en Antofagasta. La guerra se había iniciado, aunque Chile no la había declarado oficialmente.

El Perú había aceptado la solicitud boliviana de dicha alianza al tomar conocimiento de las adquisiciones bélicas que iba realizando Chile y sus evidentes avances territoriales hacia el norte, a fines de 1872.

En Mollendo, el 19 de mayo, el presidente Prado supo que había naves chilenas bloqueando Iquique. Al día siguiente, las tropas desembarcaron en Arica, cuando ya se había diseñado el plan de acción que seguirían.Al amanecer del 21 de mayo, Iquique vio arribar al Huáscar, comandado por Miguel Grau, y la Independencia, al mando de Juan Guillermo More.. Las naves de resguardo eran la Covadonga y la Esmeralda 1854. Ambas de madera, de andar lento, hacían presagiar que, ante las peruanas, de mayor velocidad y blindadas, serían presa fácil.

La pérdida de la Independencia, la nave más poderosa del Perú, terminó por consagrar la ventaja chilena en le escenario marino. A partir de ese momento, los chilenos imaginaron un fácil triunfo en el mar. Sin embargo, por algún tiempo, siguió la lucha por el mar y, así, Antofagasta, Itata, Patillos, Iquique, Ilo, Arica, Pisagua, Huanillos y Mollendo continuaron siendo escenarios de la presencia del Huáscar, muchas veces acompañado por la unión.

El 8 de octubre de 1879 a las tres y media de la madrugada el Huáscar y la Unión, que llegaban de Antofagasta, divisaron tres humos, constancia indudable de la presencia de naves enemigas. Grau actuó como otras veces, ya que no había otra posibilidad, y enrumbó al oeste para continuar luego al norte.

En la convicción de que eludir el combate ante fuerzas tan superiores era imposible, el comandante Grau se dispuso a cumplir con su deber. Ordenó al comandante de la Unión huir, lo que permitió la salvación de aquella nave.

A los veinte minutos de iniciada la acción, una granada lanzada desde el Cochrane "chocó en la torre del comandante, le perforó y estallando dentro hizo volar al contralmirante Señor Grau El combate fue tenaz y sostenido, y se sucedieron en el comando de las naves peruanas los oficiales Aguirre y Rodrigues, hasta que, no quedando nada por hacer, el último comandante del Huáscar, el teniente primero Pedro Gárezon, ordenó abrir las válvulas para hundir el buque. La nave, ya incapacitada para la defensa, sufrió el abordaje del enemigo.

Cuando Prado desembarcó en Arica encontró ya a las tropas bolivianas. Se inició entonces u largo periodo de maniobras destinadas a la preparación de las fuerzas de tierra.

Entre el 11 y el 15 de noviembre, Daza avanzó hacia Tarapacá con parte de sus tropas andinas, y luego regresó de la quebrada de Camarones rumbo a Arica a través del desierto. Para entonces el ejército chileno ya había emprendido la primera acción sobre territorio peruano: el asalto de Pisagua. Las filas invasoras estaban conformadas por unos 10 mil hombres protegidos por naves de guerra al mando de Erasmo Escala.

Los mil doscientos defensores de Pisagua, mayoritariamente bolivianos, lucharon por más de siete horas, pero lo improvisado de la resistencia, el humo de los quintales de salitre que se incendiaron y la superioridad numérica de los asaltantes facilitaron la acción de éstos.

La prevista retirada a Arica hacia el norte se convirtió en una insólita marcha hacia el sur, precisamente donde no se contaba con ningún apoyo y era segura la presencia chilena.

El 22 de noviembre el "ejército del sur" llegó a Tarapacá. Su situación se vio más comprometida cuando se conoció la noticia de que la guarnición de Iquique había abandonado el puerto.

Así, en retiro de los peruanos se emprendió en precarias condiciones y, al ingresar a Arica, donde se ignoraba el heroísmo de esos hombres en Tarapacá.

Campañas de Tacna y Arica:

Ocupada Tarapacá, el Estado Mayor chileno dudó sobre si debía arribar a Lima o tomar Tacna y Arica. Esta última opción ofrecida la ventaja de interponerse entre el sur del Perú, Tacna fundamentalmente, y Arequipa, donde se estima había abastecimiento en hombres y pertrechos para los peruanos.

Arica: 7 de Junio

El 3 de abril de 1880, el coronel Francisco Bolognesi asumió la jefatura de la plaza de Arica. La importancia del puerto como contacto marítimo como con el norte del país le daba una significación muy particular.

Consumada la derrota de Tacna, la suerte de la guarnición de Arica estaba echada. Se podía abandonar el territorio marchando rumbo al este, internándose en la sierra, para, describiendo un gran arco, alcanzar Arequipa o eventualmente Lima. La presencia chilena al norte en Tacna y al sur de Tarapacá cerraba esas rutas. Al oeste, poderosas naves en la bahía hacían imposible cualquier intento. Había otra opción: quedarse en Arica, donde sin duda morirían.

Luego de conferenciar con su Estado Mayor, el coronel Bolognesi hizo saber al emisario "que estaba dispuesto a salvar el honor de su país quemando el último cartucho".

El 7 de junio de 1880 las tropas invasoras emprendieron el asalto del morro de Arica. Entonces supieron de la exacta correlación entre la frase del jefe y la acción que ejecutaban los defensores del morro. Acosados por diversos ángulos, no dieron tregua al enemigo, superior tres veces en número. Desde la bahía, las naves chilenas acrecentaban la desventaja de los defensores. La historia reconoce en Arica una de las páginas más honrosas de la historia militar del Perú.

El Heroísmo en Lima:

La tradición oral ha recogido relatos de cómo se agenciaban los patriotas para mantener en vilo a los ocupantes. Cabe mencionar el episodio conocido

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