La Iliada

La Ilíada

Nueve años lleva el ejército aqueo (griego) acampado frente a las murallas de Ilion (Troya) y nueve años llevan de encendidos combates.

Una mujer, Helena, ha sido la causa de este conflicto entre griegos y troyanos. Mujer extraordinariamente hermosa ha sido robada a Menelao, Rey de Esparta, y llevada a Ilion por el príncipe Paris para hacerla su mujer.

Hombres excepcionales pelean por ambas partes y no es posible terminar la guerra.

Agamenón le quita aun sacerdote de apolo su hija Criseida. Ante la negativa de devolución, el dios envía una peste al campamento griego. Aquiles convoca una asamblea para preguntar al adivino Calcas la causa de este desastre y el adivino expone que apolo está indignado y solo la restitución a su padre de la hija “de ojos vivos” hará cesar la peste.

Agamenón, ardiendo de rabia contra Aquiles, accede a la devolución. Para vengarse él le arrebata a Aquiles la más hermosa de sus esclavas, Briseida.

Aquiles monta en cólera y dice: “No pienso permanecer aquí sin honra para procurarte ganancia y riqueza”

Como es hijo de la Diosa Tetis, le exige que vaya hasta el Olimpo y se haga prometer que Zeus favorecerá a los troyanos para reparar la ofensa.

Zeus lo promete, pero la diosa Juno es enemiga de los Troyanos y se encara con el padre de los dioses. En el Olimpo se crea una violenta situación y la familia de los dioses se divide.

Zeus cumplirá su promesa, envía a Agamenón un mensaje por medio del sueño: “armar te ordena a los melenudos aqueos y sacar toda la hueste: ahora podras tomar a Troya”

Apenas despierta ordena los preparativos para el combate.

Los ejércitos se enfrentan y Paris, el raptor de Helena hace un reto personal a los caudillos griegos. Menelao, redacta una carta respondiendo: “Como un león hambriento que ha encontrado un cuerpo de cornígero ciervo o de cabra montés”.

No espera Paris que fuera Menelao. Se siente acobardado y trata de retroceder, pero su hermano Héctor le increpa con palabras muy duras: “miserable Paris, el de la mas hermosa figura, mujeriego, seductor” estas palabras le obligan a aceptar el reto.

Helena acude a las murallas a presenciar el combate, junto a Príamo, rey de Troya y padre de Paris y Héctor. Y este comprende la razón de semejante guerra: “como no se van a pelear, con una mujer como esta cuyo rostro tanto se parece a las diosas inmortales”.

Empieza el combate y la vida de Paris peligraba por lo que la diosa Venus lo hace desaparecer.

La diosa Minerva, obedeciendo órdenes de Zeus, hace que no se cumpla el pacto de devolver a Helena.

Agamenón furioso lanza sus ejércitos y ambas partes se enredan en una lucha feroz. Dioses y diosas; griegos y troyanos…

Héctor regresa a Troya y se encuentra a su hermano Paris, una vez más le increpa con palabras duras: “Tu ni firmeza tienes, ni la tendrás nunca”.

Helena se siente culpable de la sangre que se derrama, y ella se dice a si misma: “Soy una perra maléfica y abominable”.

El mismo Agamenón reconoce su falta y accede a reparar la ofensa devolviéndole intacta a la hermosa Briseida.

Se prepara una embajada a la tienda de Aquiles. Se le expone el mensaje: “Cede ya y depón tu

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