La Muerte Niña

Una costumbre muy peculiar de fotografiar a niños difuntos que se muestra en el Museo Regional de Historia de Aguascalientes, exhibición que estará presente hasta el mes de febrero, se ha vuelto un ritual en las últimas décadas, esta galería cuenta con más de 40 imágenes del guanajuatense Romualdo García Torres, donde plasma a estos niños que algunos prefieren llamarlos “angelitos”, por librar el pecado, llegar al cielo y la mayoría de las veces portar prendas blancas en signo de su pureza.

Esta práctica se daba principalmente por la clase media y actualmente se sigue realizando en varias partes de nuestro país, retratos que en ocasiones no solo aparece “el angelito”, si no que también eran acompañados de sus seres queridos, como ritual para continuar la vida.

Las variantes que tenía este ritual al realizar estas fotografías, era vestir los cadáveres con las mejores prendas, como santos, dependiendo del sexo llevaban coronas de flores, eran colocados sobre un altar blanco, además acompañado de un familiar, algunos con el motivo de simular vida en ellos, como en un día ordinario. En cuanto a su entierro, los primeros puñados de tierra eran arrojados por los padrinos del difunto niño, con un ataúd y sobre de él abundantes flores.

Da comienzo a una festividad, acompañada de música y bebidas como tequila, para todas aquellas personas cercanas al niño muerto, dando significado a la alegría de que se van directo al “cielo”.

Esta colección es parte del Museo Regional de Guanajuato, ubicado en la Alhóndiga de Granaditas, que se ha mostrado en varias partes del país, enriquecida por autores regionales de Jalisco, Zacatecas y Aguascalientes, ritual vigente, que tuvo sus inicios en el siglo XlX y XX.

Esta costumbre forma parte de nuestra cultura hacia la muerte, atrapada en el tiempo, en una fotografía, intimidad de nosotros.

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