La Oficialidad en el Ejército Realista (fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX)
Icar0Monografía6 de Enero de 2016
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La Oficialidad en el Ejército Realista (fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX)
INTRODUCCIÓN
El objetivo de este trabajo es realizar una comparación entre los oficiales del ejército realista en dos períodos diferentes dentro del marco histórico de la defensa de América y de la posterior guerra de Independencia. El primer período a analizar es el de fines del siglo XVIII como antesala a los inminentes estallidos revolucionarios. En el segundo período nos vamos a centralizar dentro de las guerras independentistas de principios del siglo XIX. La idea es desmenuzar diferentes elementos que conforman al ejército realista para tener un mejor entendimiento de su lucha en la guerra de independencia de América.
CONTEXTO HISTÓRICO
América, para fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, se transformó en un continente de jóvenes naciones independentistas, dejando atrás varias centenas de años de sometimiento y subordinación por parte de Europa. España, por su lado, protegió durante siglos sus tierras conquistadas en América de las amenazas extranjeras y colonizó las mismas para su propio beneficio, evitando cualquier tipo de insurrección que perjudique sus intereses. Pero una sucesión de hechos e influencia cultural dentro de un marco hostil por las relaciones entre los gobernantes y los súbditos terminará dando como resultado varias sublevaciones internas a lo largo de todo el continente para que, entrado el siglo XIX, las colonias españolas se levanten en armas contra su corona en nombre de la libertad.
La expansión del imperio francés, bajo el mando del general Napoleón Bonaparte, fue crucial para la historia en América. Su intervención en España produjo las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, para hacerle la entrega del trono español a su hermano José. La promulgación de la Constitución de Bayona en 1808 que reconocía la autonomía de las provincias americanas del dominio español y sus pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos territorios cuyos habitantes nunca quisieron aceptar los planes y designios del emperador, son elementos básicos para entender los movimientos de emancipación en América. Estos movimientos desconocían los nombramientos para la administración americana provenientes de España, y se justificaban por la renuncia de los herederos legítimos de la monarquía española.
Antaño a estas corrientes independentistas ha habido en América del sur otras sublevaciones que se pueden tomar como antecedentes al clima hostil del siglo XIX que empezaron en los años 1780 con la insurrección de los comuneros en la Nueva Granada y la sublevación de Túpac Amaru en el Perú. Éstas evidencian la transformación de una nueva realidad ajena a la corona española. Los americanos querían independizarse para tener el poder político y mayor libertad económica para poder desarrollar libremente el comercio, cuya productividad estaba frenada por las decisiones de la metrópoli. Insistían en tomar el control de los cabildos y de la administración de las colonias. También hay que considerar el factor cultural de las enseñanzas impartidas por las universidades, las academias literarias y las sociedades económicas que difundían los ideales liberales y revolucionarios propios de la Ilustración, tales como el principio de soberanía nacional, los derechos individuales, el libre comercio, que son contrarios a la actuación de España sobre sus colonias y que tuvieron gran influencia en los líderes revolucionarios. Al ser un proceso tan complejo y amplio el proceso de la independencia se encuentra lleno de particularidades, en muchos casos con causas diferentes. Algunas causas del contexto mundial de la época como la Revolución francesa o la Independencia de los Estados Unidos de América actuaron más como patrón que como causa directa.
El ejército realista no era el ejército colonial del Imperio Español; no tuvo la misma misión ni la organización que tenía el ejército español durante la época colonial, y que iba dirigida a la defensa frente a las amenazas de las potencias enemigas. Al iniciarse la revolución hispanoamericana parte del ejército colonial español se desintegró y grandes sectores del mismo se integraron a los ejércitos independentistas y dependieron de las juntas de gobierno americanas. El ejército realista que sólo reconocían la autoridad del rey español a través de los virreyes y las autoridades instaladas en España, y tuvo como fin intentar detener el proceso generalizado de independencia de las colonias americanas. Frente a las amenazas de sus tierras la corona española creó un nuevo sistema defensivo que constataba en la triada: “la Armada, las fortificaciones y el Ejército de América, integrado por unidades veteranas y de Milicias, y reforzado por Cuerpos enviados periódicamente desde la península”[1].
LA EDAD EN EL EJÉRCITO
Para tener una mayor comprensión de análisis sobre el ejército realista vamos a estudiar la edad de los oficiales tanto los de Línea como los de Milicia realizando una comparación entre el ejército del siglo XVIII con el de la guerra de independencia. El fin de ésta comparación es explicar cuáles eran los determinantes de los cambios que se produjeron.
La oficialidad del ejército de América era diez años más joven en 1800 que en 1740, lo cual implica una mejora en el sentido técnico militar y en el estado físico y ésta disminución en la edad se da por la entrada en el mismo de una oficialidad más joven en cada década. La edad promedio en 1740 es de 46,6 años y va disminuyendo hasta llegar a 35,5 en el 1800. También hay diferencias entre la edad media del ejército de Dotación y del de Refuerzo, ya que éste último era edad más avanzada que el ejército fijo americano. La disminución de la edad continuó al pasar los años llegando a ser el promedio de edad durante la guerra de independencia, de los oficiales de línea, de 29 años. Se puede sostener que el ejército perdió profesionalidad con el pasar de los años, en el sentido de que son más los que entraron que los que permanecieron en el ejército adquiriendo experiencia y formando una carrera militar. Pero no así en los oficiales de milicia que la tendencia aumentó ya que llega a los 43 años. Muchos milicianos permanecieron en las filas desde las primeras sublevaciones americanas como la de Túpac Amaru, es por eso el aumento considerable de la edad.
Ahora veamos más detenidamente en las implicaciones que tiene la edad sobre el grado militar comparando entre las dos épocas. Para el primer período, la edad promedio de los Capitanes, Tenientes y Ayudantes Mayores, es de 25 a 49 años, aunque también cabe destacar que estos datos son un promedio por lo que un oficial de ésta envergadura podía rondar también los 50 a 70 años. Sin embargo en el segundo período, en el escalafón de los capitanes dentro de los oficiales de línea el promedio es de 33 años, mientras que la edad de los capitanes milicianos rondaba los 49 años. También hay que considerar algunos casos excepcionales en los que se nombraban a oficiales de este rango de menor de edad. “Ello suscitó agrias polémicas entre los oficiales del Ejército de Refuerzo, todos peninsulares, que terminaron en más de un duelo con los oligarcas criollos”[2].
Si bajamos un grado en la oficialidad nos encontramos con los Tenientes. En tiempos de guerra la edad de los Tenientes del ejército era de 35,5 años. Los de Milicia promediaban los 43 años y los de Línea los 28 años. En cambio en el período de paz los Tenientes tenían entre 25 y 49 años. No hay prácticamente diferencia entre uno y otro, aunque cabe señalar que en la época de la independencia los ascensos se producían con mayor rapidez por el hecho de la operatividad en función de los oficiales dentro del ejército.
En los Subtenientes son mayoritarios los oficiales que poseen entre 25 y 49 años pero al contrario de los altos grados del ejército son más jóvenes numéricamente los que siguen con una edad que va entre los 10 a 24 años. En éste rango de oficialidad tampoco encontramos muchas diferencias por que la edad promedio de los Subtenientes en el ejército realista durante la guerra de independencia es de 33 años. Los de menor edad, como va demostrando la tendencia, se da entre los oficiales de línea con 27 años de promedio, mientras que los de Milicia se sitúan en los 39 años. Vemos que los Tenientes de Línea son más jóvenes que los Subtenientes de Milicia por lo que demuestra un traspié en los ascensos entre las dos líneas del ejército de independencia.
Por último se posicionan los Cadetes. Y éstos son los que tienen menor edad de toda la oficialidad. Entre 10 y 24 años tenían los Cadetes en el ejército de fines del siglo XVIII. Esta clase es escasa en los tiempos de guerra ya que era mayor la necesidad de que los ingresantes al ejército pasaran directo a las filas de combate antes de realizar una formación correspondiente. Dentro de los milicianos el promedio de edad era de 27 años, mayor como en todos los otros rangos de oficialidad en comparación con los de línea que rondaban los 23 años.
Como sintetiza Luqui Lagleyse: “La mayoría de los oficiales realistas, pueden ser considerados jóvenes con la forma de pensar y actuar que ello implica. Quizás ello explique muchas de las características del ejercito”.[3]
OPERATIVIDAD EN EL EJÉRCITO REALISTA
Al acercarnos al final del siglo XVIII el ejército de América tuvo varios cambios principalmente debido a su crecimiento, con la creación de nuevas unidades se produjeron nuevos puestos para los cargos oficiales y, por lo tanto, mayores posibilidades de ascenso, y con mayor rapidez. Ya en el siglo XIX el escenario era otro. Hubo oficiales que lucharon en España a favor de la independencia de la conquista francesa. Otros en América participaron en las guerras contra las sublevaciones de Quito o Cochabamba en 1809[4]. El tiempo va a ser nuestra próxima variable a tener en cuenta dentro de este estudio del ejército de América. Enfocándonos en la duración de la operatividad de los oficiales en los dos periodos históricos electos[5].
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